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HUIR.



Huir,
huir hacia otra patria
donde el hombre sea el centro,
la luz que ilumine los inviernos
y nadie pueda someterlo y humillarlo,
lacerar su carne con el látigo
... o vaciar su mente de palabras,
de ideas, de sentires y sueños.
Huir,
volar a lo más alto de las nubes
que abrigan la esperanza y sus dones,
ganarle la batalla a los tiranos
que oscurecen los días
y coronan sus vidas con la muerte.
Huir,
huir hacia otra patria

HUIR.



Huir,
huir hacia otra patria
donde el hombre sea el centro,
la luz que ilumine los inviernos
y nadie pueda someterlo y humillarlo,
lacerar su carne con el látigo
... o vaciar su mente de palabras,
de ideas, de sentires y sueños.
Huir,
volar a lo más alto de las nubes
que abrigan la esperanza y sus dones,
ganarle la batalla a los tiranos
que oscurecen los días
y coronan sus vidas con la muerte.
Huir,
huir hacia otra patria

Vuelvo del vuelo al agua

 
Vuelves del vuelo al agua
de una alberca cualquiera
y desesperadamente
bebes hasta sentirte exhausto
de olvido, como al principio
de todo, en los orígenes del silencio.
Vuelves serena hasta mi alcoba
y en ella te refugias
y entre la seda de las sábanas
ocultas tu pequeño corazón de fénix,
...
después de resurgir de las cenizas.
Vuelves a mi lado, una vez más,
y me confortas y hablas
de las pequeñas cosas del mundo,
y yo te escucho absorto,
al filo de la madrugada,
eternizándome contigo,
una vez más,
y para siempre.
 
 
12/06/2013
 

Vuelvo del vuelo al agua

 
Vuelves del vuelo al agua
de una alberca cualquiera
y desesperadamente
bebes hasta sentirte exhausto
de olvido, como al principio
de todo, en los orígenes del silencio.
Vuelves serena hasta mi alcoba
y en ella te refugias
y entre la seda de las sábanas
ocultas tu pequeño corazón de fénix,
...
después de resurgir de las cenizas.
Vuelves a mi lado, una vez más,
y me confortas y hablas
de las pequeñas cosas del mundo,
y yo te escucho absorto,
al filo de la madrugada,
eternizándome contigo,
una vez más,
y para siempre.
 
 
12/06/2013
 

Qué queda tras el silencio





"¿Qué queda tras el silencio,
tras ese velo de soledad y vacío?
¿Qué queda tras el dolor,
sino la espera y las ausencias?
Volver a los diecisiete
-dice la canción-,
pero ya nunca más se vuelve
al tiempo de las amapolas."
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Qué queda tras el silencio





"¿Qué queda tras el silencio,
tras ese velo de soledad y vacío?
¿Qué queda tras el dolor,
sino la espera y las ausencias?
Volver a los diecisiete
-dice la canción-,
pero ya nunca más se vuelve
al tiempo de las amapolas."
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Nada

Nada es aire o música en su vuelo
de siglos sobre la tierra seca
en esta hora de falsedades y luces
disfrazadas de oro y de brillantes.

Nada vuelve a su lugar de origen
y a plena oscuridad destella
como una sílaba tras otra
formando la palabra que dice
y que define al hombre en su pobreza.

Nada acalla el llanto y la miseria
de este día que nace y se rebela
contra los dioses y su avaricia,
nada es nada en su demencia.

Nada

Nada es aire o música en su vuelo
de siglos sobre la tierra seca
en esta hora de falsedades y luces
disfrazadas de oro y de brillantes.

Nada vuelve a su lugar de origen
y a plena oscuridad destella
como una sílaba tras otra
formando la palabra que dice
y que define al hombre en su pobreza.

Nada acalla el llanto y la miseria
de este día que nace y se rebela
contra los dioses y su avaricia,
nada es nada en su demencia.

ASOMADO AL INVIERNO



O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Bertolt Brecht

a Antonio Muñoz Zamora (superviviente campo nazi de Mauthausen).

In Memoriam



Me acerqué aquella noche hasta su casa
como un sonámbulo, muy lentamente,
al tiempo que las calles, frías y húmedas,
vertían mosaicos de espejos, luces
de infinitas soledades, de inviernos
obscuros y dolientes en mi rostro.
Una alfombra de hojas amarillas,
de silencios anónimos se ocultaban
tras la densa niebla del olvido, gris
como la edad fundida a mis cartílagos,
la misma que asola campos y sueños.
Hoy camino por vastas geografías
y lluvias monocordes, por océanos
de sangre y fuego, por sórdidas cárceles
y cuerpos desnutridos y hacinados;
hoy, después de oír sus voces mustias,
me persiguen las sombras del pasado,
la triste melodía de otras edades,
los días con sus crespones de luto,
el ácido silencio de la historia
que arremete contra todos y todo.

Hoy te he visto, apoyado en los silencios,
cruzar la calle muy despacio, trémulo,
apurando los rumores del día
y he sentido el vuelo de los ángeles
como un aguijón de muerte en los párpados
de la noche y los altos cipreses.
Hoy, te he visto, y en ti, los negros peldaños
del desvalimiento –caústica agonía-,
y uno a uno he contado con los dedos
manchados por la sangre y el tormento
cada cuerpo caído en la espesura
selvática del odio y la barbarie.

Entonces recordé que tus orígenes
de sal y espuma avivaban el vuelo
de los pájaros, los sonidos del aire
en las mañanas de la calle Estrella,
allá en la Almedina laberinto,
nido y haz de sueños y quimeras,
en cálido abrazo con los licores
y el vino oferentes de Casa Teba,
o las fragancias de la oscura tinta
impresa en áureos pliegos de papel.

Recuerdo que tu nívea presencia
viaja conmigo a Orihuela, Albacete
y al frente del Jarama entre aullidos
monocordes de balas homicidas;
que en Brunete la sangre es un hervor
en tu antebrazo; que te espera el agua
del Ebro y la orilla de Gandesa,
la voz de un silencio tras otro, la luz
del ocaso en las pupilas y el alma.
Recuerdo tu soledad en Argelès,
la humillación en tu lecho de arena,
las noches de duermevela y congoja
sesgándote la piel y las ideas,
arañando la juventud del sueño.
Y allí en la playa, en la dura almohada
del desamparo, insomne, descubrías
la doliente mirada de otros seres,
de otras vidas sin vida en las pupilas,
sin sueños ya, sin patria ni memoria.

Luego, tu carne apresada a otra carne
en un abominable vagón de tren,
inmóvil, asfixiado en el hedor
de otros cuerpos vencidos, moribundos;
sólo carne, espuria piltrafa humana
camino al matadero de Dachau.
Y vendría el infierno de Mauthausen:
ciento ochenta y seis peldaños de espanto
y muerte, el horror de noches y días
sintiendo el gas asesino en el aire.
Con el paso del tiempo, otros infiernos
en tu Francia adoptiva y en tu natal
Almería, otros silencios, otra paz
más dolorosa, un pacto de esperanza
para seguir viviendo como humano
lo que otros mancharan con sangre y fuego.

Volverías, con el paso del tiempo,
a la razón del ser, eternamente.

ASOMADO AL INVIERNO



O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Bertolt Brecht

a Antonio Muñoz Zamora (superviviente campo nazi de Mauthausen).

In Memoriam



Me acerqué aquella noche hasta su casa
como un sonámbulo, muy lentamente,
al tiempo que las calles, frías y húmedas,
vertían mosaicos de espejos, luces
de infinitas soledades, de inviernos
obscuros y dolientes en mi rostro.
Una alfombra de hojas amarillas,
de silencios anónimos se ocultaban
tras la densa niebla del olvido, gris
como la edad fundida a mis cartílagos,
la misma que asola campos y sueños.
Hoy camino por vastas geografías
y lluvias monocordes, por océanos
de sangre y fuego, por sórdidas cárceles
y cuerpos desnutridos y hacinados;
hoy, después de oír sus voces mustias,
me persiguen las sombras del pasado,
la triste melodía de otras edades,
los días con sus crespones de luto,
el ácido silencio de la historia
que arremete contra todos y todo.

Hoy te he visto, apoyado en los silencios,
cruzar la calle muy despacio, trémulo,
apurando los rumores del día
y he sentido el vuelo de los ángeles
como un aguijón de muerte en los párpados
de la noche y los altos cipreses.
Hoy, te he visto, y en ti, los negros peldaños
del desvalimiento –caústica agonía-,
y uno a uno he contado con los dedos
manchados por la sangre y el tormento
cada cuerpo caído en la espesura
selvática del odio y la barbarie.

Entonces recordé que tus orígenes
de sal y espuma avivaban el vuelo
de los pájaros, los sonidos del aire
en las mañanas de la calle Estrella,
allá en la Almedina laberinto,
nido y haz de sueños y quimeras,
en cálido abrazo con los licores
y el vino oferentes de Casa Teba,
o las fragancias de la oscura tinta
impresa en áureos pliegos de papel.

Recuerdo que tu nívea presencia
viaja conmigo a Orihuela, Albacete
y al frente del Jarama entre aullidos
monocordes de balas homicidas;
que en Brunete la sangre es un hervor
en tu antebrazo; que te espera el agua
del Ebro y la orilla de Gandesa,
la voz de un silencio tras otro, la luz
del ocaso en las pupilas y el alma.
Recuerdo tu soledad en Argelès,
la humillación en tu lecho de arena,
las noches de duermevela y congoja
sesgándote la piel y las ideas,
arañando la juventud del sueño.
Y allí en la playa, en la dura almohada
del desamparo, insomne, descubrías
la doliente mirada de otros seres,
de otras vidas sin vida en las pupilas,
sin sueños ya, sin patria ni memoria.

Luego, tu carne apresada a otra carne
en un abominable vagón de tren,
inmóvil, asfixiado en el hedor
de otros cuerpos vencidos, moribundos;
sólo carne, espuria piltrafa humana
camino al matadero de Dachau.
Y vendría el infierno de Mauthausen:
ciento ochenta y seis peldaños de espanto
y muerte, el horror de noches y días
sintiendo el gas asesino en el aire.
Con el paso del tiempo, otros infiernos
en tu Francia adoptiva y en tu natal
Almería, otros silencios, otra paz
más dolorosa, un pacto de esperanza
para seguir viviendo como humano
lo que otros mancharan con sangre y fuego.

Volverías, con el paso del tiempo,
a la razón del ser, eternamente.

DE LA SABIKA Y LA ALHAMBRA



La Sabika es una corona sobre la frente de Granada,
en la que querrían incrustarse los astros.
Y la Alhambra (-¡Dios vele por ella!) es un rubí en lo alto de esa corona.

Ibn Zamrak

Juego entre mis manos con su piel de seda y albas
y en el silencio de la estancia preparo vino
y rosas, elixires y aromas del oriente;
pláceme sus consejos y plática llegada
la noche, y entre la mirada fija de las estrellas
y la cálida llama de la luna en el cielo,
ebrios se adormecen los sentidos y los sueños.

Mas nada temo en tu grande altura de colina,
ni nada quiero, que entre las hojas amarillas
del otoño en tus labios y de la luz dorada
de la tarde en tus cabellos, serenas residen
las oraciones, las palabras, los gestos; sean
todos en uno la dulce voz del almuédano,
el canto del gallo cumplido el tiempo, la edad
de los abismos en el incandescente mármol
de los surtidores, en los espejos del agua
o en el silencio de la turbación y sus círculos.

En tus pechos de nieve y sol habito, en la magia
de la seda y el blanco azahar, en los jazmineros
que pueblan los jardines y la noche perfuman,
y las alcobas de palacio y las pobres casas
de los labriegos de la vega, y las estrechas
calles de la medina ensortijada de luces,
de cristales e infinitos colores, de lluvias
y asombros en las riberas de la noche y el grito.

Juego entre mis manos con el fuego de tus labios
y a ellos me encadeno libremente, eternizando
la hora en que la llama del amor en brasas besa
la túnica sedosa de tu vientre y tu costado.

En mis dedos los tuyos, la vida y sus secretos.

DE LA SABIKA Y LA ALHAMBRA



La Sabika es una corona sobre la frente de Granada,
en la que querrían incrustarse los astros.
Y la Alhambra (-¡Dios vele por ella!) es un rubí en lo alto de esa corona.

Ibn Zamrak

Juego entre mis manos con su piel de seda y albas
y en el silencio de la estancia preparo vino
y rosas, elixires y aromas del oriente;
pláceme sus consejos y plática llegada
la noche, y entre la mirada fija de las estrellas
y la cálida llama de la luna en el cielo,
ebrios se adormecen los sentidos y los sueños.

Mas nada temo en tu grande altura de colina,
ni nada quiero, que entre las hojas amarillas
del otoño en tus labios y de la luz dorada
de la tarde en tus cabellos, serenas residen
las oraciones, las palabras, los gestos; sean
todos en uno la dulce voz del almuédano,
el canto del gallo cumplido el tiempo, la edad
de los abismos en el incandescente mármol
de los surtidores, en los espejos del agua
o en el silencio de la turbación y sus círculos.

En tus pechos de nieve y sol habito, en la magia
de la seda y el blanco azahar, en los jazmineros
que pueblan los jardines y la noche perfuman,
y las alcobas de palacio y las pobres casas
de los labriegos de la vega, y las estrechas
calles de la medina ensortijada de luces,
de cristales e infinitos colores, de lluvias
y asombros en las riberas de la noche y el grito.

Juego entre mis manos con el fuego de tus labios
y a ellos me encadeno libremente, eternizando
la hora en que la llama del amor en brasas besa
la túnica sedosa de tu vientre y tu costado.

En mis dedos los tuyos, la vida y sus secretos.

CAMPANAS DE BAEZA


II

Lo he visto en la puerta
de su casa, estaba quedo,
con la mirada en lontananza,
vigilante, en la cima del sueño,
esperanzado en conquistar la luz
de la palabra.

Lo he visto caminar
por las calles de siempre,
lenta y serenamente,
abstraído y libre.

Todos olvidaron su nombre,
y por si acaso, alguna librería
lo tomó como seguro reclamo,
pero no nos engañemos
sólo luce como símbolo
y al cambio en euros se convierte.
Hoy lo he visto como siempre,
serio y enlutado,
cubriéndose la cabeza
con el sombrero de fieltro;
solemnemente agarrado
a su inseparable paraguas.
Lo he visto y me he jurado
seguirlo hasta más allá
de los cerros de Úbeda,
ignorando al tiempo y sus silencios,
creyéndome el único vigía,
su única y certera sombra.

Hoy lo he visto
y he creído en sus versos,
y en su tristeza, de tal manera que,
         nada existe ya sin su presencia.

CAMPANAS DE BAEZA


II

Lo he visto en la puerta
de su casa, estaba quedo,
con la mirada en lontananza,
vigilante, en la cima del sueño,
esperanzado en conquistar la luz
de la palabra.

Lo he visto caminar
por las calles de siempre,
lenta y serenamente,
abstraído y libre.

Todos olvidaron su nombre,
y por si acaso, alguna librería
lo tomó como seguro reclamo,
pero no nos engañemos
sólo luce como símbolo
y al cambio en euros se convierte.
Hoy lo he visto como siempre,
serio y enlutado,
cubriéndose la cabeza
con el sombrero de fieltro;
solemnemente agarrado
a su inseparable paraguas.
Lo he visto y me he jurado
seguirlo hasta más allá
de los cerros de Úbeda,
ignorando al tiempo y sus silencios,
creyéndome el único vigía,
su única y certera sombra.

Hoy lo he visto
y he creído en sus versos,
y en su tristeza, de tal manera que,
         nada existe ya sin su presencia.

CAMPANAS DE BAEZA



I

A su voz
otra voz tañe el aire
de broncíneas campanas
y un cielo gris antiguo
abre sus entrañas de olvido
a la razón de otro tiempo
y otra vida en soledades ebria
por campos de olivos y aceitunas.

Nadie sabe ahora,
en el silencio de esta noche
de luminarias y piedra
dónde y cuándo apareciste
por vez primera
en estas calles y plazas
abiertas al aire y los crepúsculos.

De nuevo las campanas
-las campanas de Baeza-
y tu nombre golpeándome
las sienes, la memoria;
la voz del poeta
abriéndose como una flor,
como una sola campanada
en la cima de la magna torre
desde donde hoy revivo,
al caer la tarde,
la tristeza de otro tiempo
y otras ciudades.

Al día de hoy
sólo poseo la nostalgia
de unos pasos en la noche
solitaria, y un lejano sonido
de campanas –las campanas de Baeza-
derramando sus dolores
en mi estancia, de madrugada.

CAMPANAS DE BAEZA



I

A su voz
otra voz tañe el aire
de broncíneas campanas
y un cielo gris antiguo
abre sus entrañas de olvido
a la razón de otro tiempo
y otra vida en soledades ebria
por campos de olivos y aceitunas.

Nadie sabe ahora,
en el silencio de esta noche
de luminarias y piedra
dónde y cuándo apareciste
por vez primera
en estas calles y plazas
abiertas al aire y los crepúsculos.

De nuevo las campanas
-las campanas de Baeza-
y tu nombre golpeándome
las sienes, la memoria;
la voz del poeta
abriéndose como una flor,
como una sola campanada
en la cima de la magna torre
desde donde hoy revivo,
al caer la tarde,
la tristeza de otro tiempo
y otras ciudades.

Al día de hoy
sólo poseo la nostalgia
de unos pasos en la noche
solitaria, y un lejano sonido
de campanas –las campanas de Baeza-
derramando sus dolores
en mi estancia, de madrugada.

LA PARRA


Fueron sus lágrimas como el crepúsculo
y el vino que derramó el bodeguero
sobre el blanco cristal de la memoria.

Cuando niño jugaba bajo sombras
de parras retorcidas y gigantes,
saltaba hasta prender entre mis dedos
sus verdosas y arracimadas ubres,
y mecía en los labios su dulce néctar.


Tras la ventana, cuando yo era niño,
los campesinos detenían la tarde
en el estanque, y en las viejas tabernas,
apoyados sobre el frío y gastado
mármol, el áureo líquido libaban,
y el tiempo, y la vida, y hasta el olvido.

Cuando niño me adornaban la noche
de cuentos tristes y mágicas hadas,
y dentro de mí galopaba el sueño
de unos hombres sin rostro, derrotados,
que escanciaban su vida en un vaso
de vino que el bodeguero vertía
sobre el blanco cristal de los recuerdos.

EXALTACIÓN DEL FINO "CANCIONERO"



Ven que no quiero más odre que el tuyo
para apagar la sed que me proclama
un vinolento amor exacerbado.
Manuel Gahete



Derrama el rocío sobre las vides
cristales de soledad y silencio,
el húmedo rumor de las caricias,
el tiempo convertido en fiel amante.

Hallan las manos verdosos racimos
y en su mudez hasta los labios trepan
y ofrecen carne y sangre de sus ubres
como dulce ambrosía de los dioses.

Dora el ocaso aromas de bodega
y en las entrañas del barril el vino
duerme, sueña, vive, es flor bautizada
por el áureo esplendor de la venencia.

Es tu almendrado sabor una sonata
que hiende el aire de rimas y misterio,
un volcán de placeres inconclusos,
añejo cancionero de palacio.

Es el brillo de tu piel en la copa
y el silencio de tu boca en la mía,
el más dulce de los besos, la vida
en espaciados tragos trasegada.

Es tu sangre en mi sangre el universo
que alimenta la espera más doliente.

VINO Y CREPÚSCULOS



Una tarde serena, la pasamos bebiendo vino.
...Gorjean las aves, languidecen los ramos,
y la tiniebla se bebe el rojo licor del crepúsculo.
Muhammad Ben Galib Al-Rusafi


Aprendí del apenado tañer de campanas
que las tardes son vasos
de vino, tragos de silencio y soledades
en oscuras tabernas.
Bajé a los infiernos del sufrimiento y la queja
para verlos de cerca:
subidos al lomo de las bestias, de la noche
perfumada de otoño;
perdidos tras la lluvia agonizante de la voz
que bebe del olvido
gris memoria de pámpanos dulces y aviejados;
frágiles tal cristal.

En mis labios se deshizo el secreto del vino
igual que la amada
con su amor desvanece los fantasmas del miedo.

En la copa el copero
deposita cuantos sueños el hombre precisa
para luego callarlos
el tiempo que la muerte generosa concede.

VINO Y CREPÚSCULOS



Una tarde serena, la pasamos bebiendo vino.
...Gorjean las aves, languidecen los ramos,
y la tiniebla se bebe el rojo licor del crepúsculo.
Muhammad Ben Galib Al-Rusafi


Aprendí del apenado tañer de campanas
que las tardes son vasos
de vino, tragos de silencio y soledades
en oscuras tabernas.
Bajé a los infiernos del sufrimiento y la queja
para verlos de cerca:
subidos al lomo de las bestias, de la noche
perfumada de otoño;
perdidos tras la lluvia agonizante de la voz
que bebe del olvido
gris memoria de pámpanos dulces y aviejados;
frágiles tal cristal.

En mis labios se deshizo el secreto del vino
igual que la amada
con su amor desvanece los fantasmas del miedo.

En la copa el copero
deposita cuantos sueños el hombre precisa
para luego callarlos
el tiempo que la muerte generosa concede.

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986