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EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ por JOSÉ ANTONIO SANTANO

JOSÉ ANTONIO SÁEZ
SALÓN DE LECTURA (DIARIO DE ALMERÍA 31/12/2018),
 columna de JOSÉ ANTONIO SANTANO, con el libro
 "EN LA OTRA LADERA"  DE JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ
EN LA OTRA LADERA

Es reconfortarte saber que existen creadores que desde la más absoluta soledad, alejados de los centros de poder –en todos sus ámbitos-, construyen día a día una sólida y gran obra. Conforta comprobar que desde ese silencio que los distancia de las grandes urbes contaminadas –de casi todo lo contaminante, material y espiritual-, en un pequeño pueblo cualquiera de una provincia cualquiera, una mujer o un hombre cualquiera edifica un monumento literario bello y perenne, majestuoso en su honestidad, ético y estético al mismo tiempo. Uno de esos casos, que siempre están más cercanos del olvido que del reconocimiento es la razón y la causa de este comentario. Su callada pero certera labor, sin la cansina y monocorde parafernalia que acompaña a muchos escritores y poetas de hoy, se corresponde, en estas ocasiones, con el resultado de un trabajo honesto y dignísimo, capaz de proporcionar la emoción suficiente como para sentirse unido al mensaje que de forma tan indiscutible proporcionan a través de su obra, como lo es ésta: “En la otra ladera”, de José Antonio Saéz (Albox, Almería, 1957). Y así, efectivamente, sucede. Ya desde el principio de este libro hallamos la voz honda y serena que vive en este gran poeta albojense: «Si naufraga el corazón, id por él tras el sembrado de los abedules y envolvedlo en las vendas de un sudario (…) Si veis que muere, acomodadlo en un lecho de luciérnagas y hacedlo reposar sobre la almohada donde vienen a extinguirse los amantes». Sáez ha creado un universo propio, que bebe de la mejor tradición literaria española y que desde la independencia, el conocimiento y un existencialismo vital construye un discurso netamente humanista: «Pon en mi lengua las palabras precisas para dar consuelo y extender la caricia, para aliviar la herida que sangra y la pena que lacera el corazón abandonado. Dame, tú, ahora, las palabras exactas que iluminen a quien yace en tinieblas y deambula sin rumbo por calles y lugares, ignorado de todos, vapuleado por la vida, ninguneado e ignorado por sus semejantes.».
 Alcanza Sáez un estado trascendente, diríase que casi místico (“Hazte en mí y sea yo en ti”) en el cual la palabra es la luz que devuelve la esperanza, el instrumento transformador de una realidad que no satisface al poeta. Poesía en prosa la que nos muestra José Antonio Sáez en cuarenta y ocho composiciones. Poemario para los sentidos y el intelecto, tan bella como sencilla en su concepción del mundo, y reflexiva, sosegada meditación desde la experiencia del vivir, de la cotidianidad de los días, ese tiempo que en el poeta siente que se escapa entre los dedos, porque ya no hay marcha atrás: «Se van, se nos van los días deslizándose entre las manos desnudas como arena. Se nos va la vida y somos solo gotas de agua resbalando en el cristal. Qué esperar de lo porvenir». En los versos de Sáez hallamos la confluencia de la búsqueda de la belleza y la fuerza expresiva de lo cotidiano que nace como consecuencia de una honda interiorización de lo vivido y por vivir. El poeta, desde la soledad de su apartado rincón almeriense, ajeno a las modas y modismos, a la llamada posmodernidad que tan poco le ofrece, consigue conservar intacta su voz, esa que ahonda en los orígenes y acompaña como un canto en las tardes de otoño al son monocorde de la lluvia en los cristales. Consciente del lugar que ocupa, Sáez oficia de poeta auténtico, sin interés alguno por el boato o la engañosa fama que adorna al hombre («Sobran los homenajes para quien no los busca. 
De vanidad se infla el globo y alardea el pavo real en su rueda. Pues llegué sin nada, me iré desnudo, como los hijos de la mar. Alada la mano que cierre la ventana de mis párpados»), porque el amor es el principio que rige todos sus actos: «Si nos han de juzgar por algo, que sea por el amor de que fuimos capaces. (…) Porque el amor, si no se da, se pudre en nosotros como fruta madura, que no es comida por nadie y viene a ser picoteada por los pájaros o arrojada a las alimañas». 
José Antonio Sáez es sin duda un poeta existencialista, humilde y solidario que nunca se detiene y que siempre abre su corazón al desposeído, porque su razón de ser no es otra que la de humanizar cuanto le rodea: «Abrió su corazón a la verdad, a la justicia, a la nobleza, a la compasión, a la solidaridad y lo cerró al escepticismo, a la angustia, a la desazón y al desasosiego». Por ello la tierra madre, la patria, también vive en él, “siguiendo a Salvador Espríu”, de forma muy particular, y en un momento tan delicado como el actual, y así escribe: «Con desgarro en el corazón oigo hablar de mi patria, con desprecio a algunos y con ignorancia a otros. Pero yo conozco su dignidad en la pobreza y su pasado glorioso, y por ellos me enorgullezco de mi humilde, hermosa y desvalida patria». Este es el poeta José Antonio Sáez, que nos hace temblar con la luz deslumbradora de su palabra, siempre viva y humana, y que hallamos en este libro tan conmovedor como acertado para estos tiempos: “En la otra ladera”.
EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ


Título: En la otra ladera
Autor: José Antonio Sáez
Editorial: Catorcebis (2018)

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ por JOSÉ ANTONIO SANTANO

JOSÉ ANTONIO SÁEZ
SALÓN DE LECTURA (DIARIO DE ALMERÍA 31/12/2018),
 columna de JOSÉ ANTONIO SANTANO, con el libro
 "EN LA OTRA LADERA"  DE JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ
EN LA OTRA LADERA

Es reconfortarte saber que existen creadores que desde la más absoluta soledad, alejados de los centros de poder –en todos sus ámbitos-, construyen día a día una sólida y gran obra. Conforta comprobar que desde ese silencio que los distancia de las grandes urbes contaminadas –de casi todo lo contaminante, material y espiritual-, en un pequeño pueblo cualquiera de una provincia cualquiera, una mujer o un hombre cualquiera edifica un monumento literario bello y perenne, majestuoso en su honestidad, ético y estético al mismo tiempo. Uno de esos casos, que siempre están más cercanos del olvido que del reconocimiento es la razón y la causa de este comentario. Su callada pero certera labor, sin la cansina y monocorde parafernalia que acompaña a muchos escritores y poetas de hoy, se corresponde, en estas ocasiones, con el resultado de un trabajo honesto y dignísimo, capaz de proporcionar la emoción suficiente como para sentirse unido al mensaje que de forma tan indiscutible proporcionan a través de su obra, como lo es ésta: “En la otra ladera”, de José Antonio Saéz (Albox, Almería, 1957). Y así, efectivamente, sucede. Ya desde el principio de este libro hallamos la voz honda y serena que vive en este gran poeta albojense: «Si naufraga el corazón, id por él tras el sembrado de los abedules y envolvedlo en las vendas de un sudario (…) Si veis que muere, acomodadlo en un lecho de luciérnagas y hacedlo reposar sobre la almohada donde vienen a extinguirse los amantes». Sáez ha creado un universo propio, que bebe de la mejor tradición literaria española y que desde la independencia, el conocimiento y un existencialismo vital construye un discurso netamente humanista: «Pon en mi lengua las palabras precisas para dar consuelo y extender la caricia, para aliviar la herida que sangra y la pena que lacera el corazón abandonado. Dame, tú, ahora, las palabras exactas que iluminen a quien yace en tinieblas y deambula sin rumbo por calles y lugares, ignorado de todos, vapuleado por la vida, ninguneado e ignorado por sus semejantes.».
 Alcanza Sáez un estado trascendente, diríase que casi místico (“Hazte en mí y sea yo en ti”) en el cual la palabra es la luz que devuelve la esperanza, el instrumento transformador de una realidad que no satisface al poeta. Poesía en prosa la que nos muestra José Antonio Sáez en cuarenta y ocho composiciones. Poemario para los sentidos y el intelecto, tan bella como sencilla en su concepción del mundo, y reflexiva, sosegada meditación desde la experiencia del vivir, de la cotidianidad de los días, ese tiempo que en el poeta siente que se escapa entre los dedos, porque ya no hay marcha atrás: «Se van, se nos van los días deslizándose entre las manos desnudas como arena. Se nos va la vida y somos solo gotas de agua resbalando en el cristal. Qué esperar de lo porvenir». En los versos de Sáez hallamos la confluencia de la búsqueda de la belleza y la fuerza expresiva de lo cotidiano que nace como consecuencia de una honda interiorización de lo vivido y por vivir. El poeta, desde la soledad de su apartado rincón almeriense, ajeno a las modas y modismos, a la llamada posmodernidad que tan poco le ofrece, consigue conservar intacta su voz, esa que ahonda en los orígenes y acompaña como un canto en las tardes de otoño al son monocorde de la lluvia en los cristales. Consciente del lugar que ocupa, Sáez oficia de poeta auténtico, sin interés alguno por el boato o la engañosa fama que adorna al hombre («Sobran los homenajes para quien no los busca. 
De vanidad se infla el globo y alardea el pavo real en su rueda. Pues llegué sin nada, me iré desnudo, como los hijos de la mar. Alada la mano que cierre la ventana de mis párpados»), porque el amor es el principio que rige todos sus actos: «Si nos han de juzgar por algo, que sea por el amor de que fuimos capaces. (…) Porque el amor, si no se da, se pudre en nosotros como fruta madura, que no es comida por nadie y viene a ser picoteada por los pájaros o arrojada a las alimañas». 
José Antonio Sáez es sin duda un poeta existencialista, humilde y solidario que nunca se detiene y que siempre abre su corazón al desposeído, porque su razón de ser no es otra que la de humanizar cuanto le rodea: «Abrió su corazón a la verdad, a la justicia, a la nobleza, a la compasión, a la solidaridad y lo cerró al escepticismo, a la angustia, a la desazón y al desasosiego». Por ello la tierra madre, la patria, también vive en él, “siguiendo a Salvador Espríu”, de forma muy particular, y en un momento tan delicado como el actual, y así escribe: «Con desgarro en el corazón oigo hablar de mi patria, con desprecio a algunos y con ignorancia a otros. Pero yo conozco su dignidad en la pobreza y su pasado glorioso, y por ellos me enorgullezco de mi humilde, hermosa y desvalida patria». Este es el poeta José Antonio Sáez, que nos hace temblar con la luz deslumbradora de su palabra, siempre viva y humana, y que hallamos en este libro tan conmovedor como acertado para estos tiempos: “En la otra ladera”.
EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ


Título: En la otra ladera
Autor: José Antonio Sáez
Editorial: Catorcebis (2018)

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986