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Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

DIARIO DE ALMERÍA

SALÓN DE LECTURA    ______________      José Antonio Santano


Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
Podríamos afirmar que del silencio nace la palabra. El silencio es el abismo absoluto, el blanco de la página y la palabra la luz que deslumbra al blanco y sus silencios. Por ello llama la atención que el silencio trascienda en la palabra escrita, en la voz que antecede al signo y lo precipita sobre la página hasta ocupar el lugar exacto y no otro. Ese silencio que todo lo domina en su esencialidad que arriba a pocos puertos hoy en día, o lo que es lo mismo, a la poesía actual. No es habitual que el poeta busque el límite mismo del lenguaje en el silencio, al menos, nos los jóvenes poetas, por esa creciente vanidad de creerse principio y fin, sin que en ningún momento hayan vuelto la vista atrás para comprender que el hoy no existe sin el pasado, y que la poesía ha de beber siempre, irremisiblemente, de cuantos poetas nos precedieron. 
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
MARIO PERA.
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

Hay un haz de luz para la esperanza cuando el poeta joven alcanza la madurez del verso en ese límite del que hablábamos antes: lenguaje y silencio frente a frente, pura esencia de la voz poética. Habría que volver al origen de la nada para entender el mundo, abismarse en la profundidad del “yo” para ser el “tú”, la “otredad” sin más, transfigurándose, transmutándose en otra “alma”, en un viaje al corazón del hombre. Es aquí donde toma altura de miras la poesía peruana actual, y más concretamente, la del joven poeta Mario Pera (Lima, 1991), con el poemario titulado “Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor”. Un libro extraordinariamente denso, donde un solo poema-río lo conforma. Es una rareza encontrar un sello editorial que publique un único poema como es el caso, a manera de la más pura tradición clásica. En la actualidad se nos ha acostumbrado a la fragmentación del poema, a la ruptura temática y formal, de manera que una lectura como la que hay que afrontar en este libro solo satisface a quienes consideran que el poema único es un gozo indescriptible, que necesita de esfuerzo, claro, pero que proporciona con creces felicidad tanto en el lector avezado como en todo crítico que se precie. 

Poesía en estado puro, lenguaje y conocimiento, experiencia y emoción de lo vivido y lo por venir, desnuda, sin signo alguno de puntuación, solo la palabra en el blanco silencio de la página, remolino de símbolos y metáforas, soledad y naturaleza viva en una fusión total y absoluta del poeta consigo y con el mundo. Ya desde el principio se identifica la hoja con la palabra, de tal manera que el poeta en su deseo de que no se abisme en la nada escribe: «Impedir que la hoja caiga // no como una hoja / sino como un puñal / no como una hoja / sino como un grito». En este denso y largo poema, único, Mario Pera desde la incertidumbre, desde la duda que le apremia se deja llevar por la corriente y el fluir de la palabra: «porque este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca»; así va del poema al árbol, al agua de los ríos o al polvo del camino, es la palabra como una hoja al viento, de vuelta a la nada, al silencio que vive dentro, al fuego de los días: «y nuevamente / la nada // el cero rugiendo con hambre a la izquierda // pues nada es tan cierto / como saber que no soy sino el retorno / sobre las huellas de la rueda / la edad del hambre / arrojándose a los ojos de lo falso / al jardín que atraviesa los milenios / la infancia la respiración / todo lo que imita la ausencia / además / no existe». El silencio se muestra en todo lo cotidiano, también en los fracasos: «aquí no cabe nada / más que el resplandor cicatrizado / de la derrota», y sin embargo, el poeta limeño no puede dejar de buscarse en la palabra, en el poema, porque distanciado de su esencia no es nadie: «lejos del poema / las horas no son más que / una noche infinita / como si nos hubiéramos suicidado / sin padecer la gravedad / de abrazar una camisa de fuerza / que obliga a tragar lo hablado / del sueño / el germen del poema». Los versos se crecen a medida que avanzamos en la lectura de este poema-río, en una letanía de sustantivos (afonía, ocaso, ribera, sendero, piel, cielo, etc.), a golpes secos, desde la doliente presencia del silencio siempre: «allí donde duele más el silencio / el pánico se derrama / sobre la almohada».

 Una cascada de nombres que se abisman en la página como agua salvadora, anunciadora de la luz y la belleza contenida en la Naturaleza, en palabras que deslumbran y sangran igualmente, se va constituyendo el discurso poético de Pera. Nada es ajeno a la observación de la realidad que rodea al poeta en la construcción de un lenguaje sólido y preciso, “letra a letra” aprehendido, presente en la memoria y el recuerdo de lo vivido: «desde el sonido de aquella única cuerda / del artero fantasma del niño que fui / que perdió la capacidad / de imitar el silencio / y flotar por miles de caminos / hasta abrir / la primera palabra / en mi voz / a través del cristal». La poesía como ese “ejercicio que no entiende / la lengua de los hombres”. Por todo ello arde en el fuego de la palabra Mario Pera, preso a su tierra y el silencio. Mas hemos de saber que «Este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca». Una libro singular y una joven y lúcida voz poética, la del limeño Mario Pera, sin duda.
MARIO PERA
y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor. MARIO PERA


Título:Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor
Autor: Mario Pera
Editorial: Amargord (Madrid, 2018)


Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

DIARIO DE ALMERÍA

SALÓN DE LECTURA    ______________      José Antonio Santano


Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
Podríamos afirmar que del silencio nace la palabra. El silencio es el abismo absoluto, el blanco de la página y la palabra la luz que deslumbra al blanco y sus silencios. Por ello llama la atención que el silencio trascienda en la palabra escrita, en la voz que antecede al signo y lo precipita sobre la página hasta ocupar el lugar exacto y no otro. Ese silencio que todo lo domina en su esencialidad que arriba a pocos puertos hoy en día, o lo que es lo mismo, a la poesía actual. No es habitual que el poeta busque el límite mismo del lenguaje en el silencio, al menos, nos los jóvenes poetas, por esa creciente vanidad de creerse principio y fin, sin que en ningún momento hayan vuelto la vista atrás para comprender que el hoy no existe sin el pasado, y que la poesía ha de beber siempre, irremisiblemente, de cuantos poetas nos precedieron. 
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
MARIO PERA.
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

Hay un haz de luz para la esperanza cuando el poeta joven alcanza la madurez del verso en ese límite del que hablábamos antes: lenguaje y silencio frente a frente, pura esencia de la voz poética. Habría que volver al origen de la nada para entender el mundo, abismarse en la profundidad del “yo” para ser el “tú”, la “otredad” sin más, transfigurándose, transmutándose en otra “alma”, en un viaje al corazón del hombre. Es aquí donde toma altura de miras la poesía peruana actual, y más concretamente, la del joven poeta Mario Pera (Lima, 1991), con el poemario titulado “Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor”. Un libro extraordinariamente denso, donde un solo poema-río lo conforma. Es una rareza encontrar un sello editorial que publique un único poema como es el caso, a manera de la más pura tradición clásica. En la actualidad se nos ha acostumbrado a la fragmentación del poema, a la ruptura temática y formal, de manera que una lectura como la que hay que afrontar en este libro solo satisface a quienes consideran que el poema único es un gozo indescriptible, que necesita de esfuerzo, claro, pero que proporciona con creces felicidad tanto en el lector avezado como en todo crítico que se precie. 

Poesía en estado puro, lenguaje y conocimiento, experiencia y emoción de lo vivido y lo por venir, desnuda, sin signo alguno de puntuación, solo la palabra en el blanco silencio de la página, remolino de símbolos y metáforas, soledad y naturaleza viva en una fusión total y absoluta del poeta consigo y con el mundo. Ya desde el principio se identifica la hoja con la palabra, de tal manera que el poeta en su deseo de que no se abisme en la nada escribe: «Impedir que la hoja caiga // no como una hoja / sino como un puñal / no como una hoja / sino como un grito». En este denso y largo poema, único, Mario Pera desde la incertidumbre, desde la duda que le apremia se deja llevar por la corriente y el fluir de la palabra: «porque este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca»; así va del poema al árbol, al agua de los ríos o al polvo del camino, es la palabra como una hoja al viento, de vuelta a la nada, al silencio que vive dentro, al fuego de los días: «y nuevamente / la nada // el cero rugiendo con hambre a la izquierda // pues nada es tan cierto / como saber que no soy sino el retorno / sobre las huellas de la rueda / la edad del hambre / arrojándose a los ojos de lo falso / al jardín que atraviesa los milenios / la infancia la respiración / todo lo que imita la ausencia / además / no existe». El silencio se muestra en todo lo cotidiano, también en los fracasos: «aquí no cabe nada / más que el resplandor cicatrizado / de la derrota», y sin embargo, el poeta limeño no puede dejar de buscarse en la palabra, en el poema, porque distanciado de su esencia no es nadie: «lejos del poema / las horas no son más que / una noche infinita / como si nos hubiéramos suicidado / sin padecer la gravedad / de abrazar una camisa de fuerza / que obliga a tragar lo hablado / del sueño / el germen del poema». Los versos se crecen a medida que avanzamos en la lectura de este poema-río, en una letanía de sustantivos (afonía, ocaso, ribera, sendero, piel, cielo, etc.), a golpes secos, desde la doliente presencia del silencio siempre: «allí donde duele más el silencio / el pánico se derrama / sobre la almohada».

 Una cascada de nombres que se abisman en la página como agua salvadora, anunciadora de la luz y la belleza contenida en la Naturaleza, en palabras que deslumbran y sangran igualmente, se va constituyendo el discurso poético de Pera. Nada es ajeno a la observación de la realidad que rodea al poeta en la construcción de un lenguaje sólido y preciso, “letra a letra” aprehendido, presente en la memoria y el recuerdo de lo vivido: «desde el sonido de aquella única cuerda / del artero fantasma del niño que fui / que perdió la capacidad / de imitar el silencio / y flotar por miles de caminos / hasta abrir / la primera palabra / en mi voz / a través del cristal». La poesía como ese “ejercicio que no entiende / la lengua de los hombres”. Por todo ello arde en el fuego de la palabra Mario Pera, preso a su tierra y el silencio. Mas hemos de saber que «Este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca». Una libro singular y una joven y lúcida voz poética, la del limeño Mario Pera, sin duda.
MARIO PERA
y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor. MARIO PERA


Título: Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor
Autor: Mario Pera
Editorial: Amargord (Madrid, 2018)


SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986