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GAUDEAMUS. SALÓN DE LECTURA por JOSÉ ANTONIO SANTANO

DIARIO DE ALMERÍA. GAUDEAMUS

GAUDEAMUS
¨GaudeamusViajar a Salamanca es adentrarse en los orígenes del saber, la más grande aventura humana. Cada vez que esto sucede una indescriptible sensación de paz y melancolía se apodera del viajero, que una vez alimentado por su historia y el fulgor de la piedra desea quedarse en Salamanca para siempre. Sabemos que existen variadas formas de viajar, según el gusto de cada cual, pero hay una que es infalible y, sobre todo, económica, me refiero a los libros, a través de ellos conocemos, sentimos, en una palabra vivimos. A través de sus páginas podemos desplazarnos de una ciudad a otra, conocer a sus gentes, escuchar su voz y amar su historia. En esta ocasión la ciudad de Salamanca se erige en canto y patria. Quien canta es el poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart, y la patria, la Universidad de Salamanca, a la que pertenece y presta su voz en forma de libro, de título “Gaudeamus” (‘Alegrémonos pues, / mientras seamos jóvenes…). Pérez Alencart ha construido un discurso cimentado en su experiencia como profesor de dicha Universidad y como celebrado poeta. Desde que llegara a tierras salmantinas su casa fue la Universidad. La Universidad es su vida, como lo es la poesía, irrenunciables ambas. Y así lo anuncia en el primer poema del libro: «Uno viene a ti y rompe / el reloj de arena / de la espera, // y te retiene / en un prolongado abrazo / por el tiempo, // y sorbe de tu calíz / anhelando saberlo todo. // Curso a curso, / nadie olvidará el rastro / que dejas». “Gaudeamus” consta de cinco partes: “Distinto y junto” (al que pertenece el poema reproducido; “Patio de Escuelas”, “La piedra en la lengua” (unamuniana al alimón), “Ofrendas para Teresa de Cepeda y Ahumada y Juan de Yepes Álvarez, doctores por Salamanca” y “Triptico final”. En la poesía de Pérez Alencart hallamos siempre una razón para seguir amando la poesía, la palabra abarcadora de universos y luces, ese temblor que nos invita a detener el tiempo y elevarnos sine die a la altura del aire y sus silencios. Habrá en este poemario de Alfredo Pérez lugar para el recuerdo para su maestro en leyes Carlos Palomeque, Fray Luis de León, para el abad Salinas, para Torres de Villarroel, Aníbal Núñez, Unamuno, para su amigo y hermano y pintor de los poetas Miguel Elías, Antonio de Nebrija, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, y siempre de fondo la Ciudad Dorada de Salamanca y su Universidad. Pérez Alencart es un poeta, un visionario que ya no puede detener la máquina de la palabra que nace de la soledad y el silencio para ser compartida en lujuriosa hermandad. Su atenta mirada de poeta escudriña allá donde el dolor o la tristeza emerge, donde el desvalimiento deshumaniza y el frío anubla los sentidos y la vida. El poeta está con todos, con los humildes y desfavorecidos por encima de todo, con lo que su poesía adquiere un valor añadido, el de la solidaridad y el humanismo al que obedece su espíritu:
«Porque descreo de la estatura de los poderosos. / Porque sólo soy un hombre tratando de decir que el milagro de un vveso me ha resucitado. / Porque descanso entre músicas densas que resisten cualquier chillido. / Porque huyen de mí los murmuradores», o podemos comprobar el afecto y el reconocimiento en el espejo de la vida en las cosas sencillas, aquella que deslumbran más a veces que un diamante,como en este poema que dedica a Victoria Muñoz, trabajadora de la limpieza en la Facultad de Derecho, por su jubilación: «Siete lustros, Victoria, / tú que de Boada viniste / y tan temprano ya / limpiaste los despachos. // Ahora te toca el sosiego / y las horas más libres». La Universidad en el verdor de sus patios y el esqueleto de su piedra que aún vive y recrea el pasado fulgor del pensamiento más libre y humanista: «No escatimo alabanzas para Salmatica Docet / pues su nombre representa un esqueje de la dicha, / la presencia continua a cuyo humus me aferro / por ser palabra y por ser idea». En sus muros de luz se refugia el poeta hasta trascender lo aprehendido y sentido. Su mirada es unun rayo que no cesacomo aquel del poeta de Orihuela, homenaje continuo al más grande Unamuno: «Crece -con la temperatura del tiempo- el filtro para alejar cenizas y atraer lo perdurable Miguel de Unamuno -sementera y centella atada a la piedra de Villarmayor- existe en todas las estaciones, en todos los imanes, en todos los pulmones. No exista quietud mientras elvasco indómito siga respirando en su Salamanca». 
“Alegrémonos pues”, como reza el título de este libro, porque la palabra ardiente y serena de Alencart vibra en los vítores escritos en la piedra, en las aguas del Tormes, porque su voz renace cada día en«Salamanca, luciérnaga de piedra» y así «Afirmas con la verdad / de tu palabra, / sin armas en las manos» con el compromiso por la vida y la poesía, en cumplimiento de una existencia que dura ya más de 30 años: «Uno viene a ti y rompe / el reloj de arena, / de la espera / y te retiene / en un prolongado abrazo / por el tiempo, / y sorbe de tu cáliz, / anhelando saberlo todo. Curso a curso, / nadie olvidará el rastro / que dejas».
Aldredo Pérez Alencart



Título:Gaudeamus
Autor: Alfredo Pérez Alencart
Editorial: Edifsa (2018)

GAUDEAMUS. SALÓN DE LECTURA por JOSÉ ANTONIO SANTANO

DIARIO DE ALMERÍA. GAUDEAMUS

GAUDEAMUS
¨GaudeamusViajar a Salamanca es adentrarse en los orígenes del saber, la más grande aventura humana. Cada vez que esto sucede una indescriptible sensación de paz y melancolía se apodera del viajero, que una vez alimentado por su historia y el fulgor de la piedra desea quedarse en Salamanca para siempre. Sabemos que existen variadas formas de viajar, según el gusto de cada cual, pero hay una que es infalible y, sobre todo, económica, me refiero a los libros, a través de ellos conocemos, sentimos, en una palabra vivimos. A través de sus páginas podemos desplazarnos de una ciudad a otra, conocer a sus gentes, escuchar su voz y amar su historia. En esta ocasión la ciudad de Salamanca se erige en canto y patria. Quien canta es el poeta peruano-español Alfredo Pérez Alencart, y la patria, la Universidad de Salamanca, a la que pertenece y presta su voz en forma de libro, de título “Gaudeamus” (‘Alegrémonos pues, / mientras seamos jóvenes…). Pérez Alencart ha construido un discurso cimentado en su experiencia como profesor de dicha Universidad y como celebrado poeta. Desde que llegara a tierras salmantinas su casa fue la Universidad. La Universidad es su vida, como lo es la poesía, irrenunciables ambas. Y así lo anuncia en el primer poema del libro: «Uno viene a ti y rompe / el reloj de arena / de la espera, // y te retiene / en un prolongado abrazo / por el tiempo, // y sorbe de tu calíz / anhelando saberlo todo. // Curso a curso, / nadie olvidará el rastro / que dejas». “Gaudeamus” consta de cinco partes: “Distinto y junto” (al que pertenece el poema reproducido; “Patio de Escuelas”, “La piedra en la lengua” (unamuniana al alimón), “Ofrendas para Teresa de Cepeda y Ahumada y Juan de Yepes Álvarez, doctores por Salamanca” y “Triptico final”. En la poesía de Pérez Alencart hallamos siempre una razón para seguir amando la poesía, la palabra abarcadora de universos y luces, ese temblor que nos invita a detener el tiempo y elevarnos sine die a la altura del aire y sus silencios. Habrá en este poemario de Alfredo Pérez lugar para el recuerdo para su maestro en leyes Carlos Palomeque, Fray Luis de León, para el abad Salinas, para Torres de Villarroel, Aníbal Núñez, Unamuno, para su amigo y hermano y pintor de los poetas Miguel Elías, Antonio de Nebrija, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, y siempre de fondo la Ciudad Dorada de Salamanca y su Universidad. Pérez Alencart es un poeta, un visionario que ya no puede detener la máquina de la palabra que nace de la soledad y el silencio para ser compartida en lujuriosa hermandad. Su atenta mirada de poeta escudriña allá donde el dolor o la tristeza emerge, donde el desvalimiento deshumaniza y el frío anubla los sentidos y la vida. El poeta está con todos, con los humildes y desfavorecidos por encima de todo, con lo que su poesía adquiere un valor añadido, el de la solidaridad y el humanismo al que obedece su espíritu:
«Porque descreo de la estatura de los poderosos. / Porque sólo soy un hombre tratando de decir que el milagro de un vveso me ha resucitado. / Porque descanso entre músicas densas que resisten cualquier chillido. / Porque huyen de mí los murmuradores», o podemos comprobar el afecto y el reconocimiento en el espejo de la vida en las cosas sencillas, aquella que deslumbran más a veces que un diamante,como en este poema que dedica a Victoria Muñoz, trabajadora de la limpieza en la Facultad de Derecho, por su jubilación: «Siete lustros, Victoria, / tú que de Boada viniste / y tan temprano ya / limpiaste los despachos. // Ahora te toca el sosiego / y las horas más libres». La Universidad en el verdor de sus patios y el esqueleto de su piedra que aún vive y recrea el pasado fulgor del pensamiento más libre y humanista: «No escatimo alabanzas para Salmatica Docet / pues su nombre representa un esqueje de la dicha, / la presencia continua a cuyo humus me aferro / por ser palabra y por ser idea». En sus muros de luz se refugia el poeta hasta trascender lo aprehendido y sentido. Su mirada es un un rayo que no cesa como aquel del poeta de Orihuela, homenaje continuo al más grande Unamuno: «Crece -con la temperatura del tiempo- el filtro para alejar cenizas y atraer lo perdurable Miguel de Unamuno -sementera y centella atada a la piedra de Villarmayor- existe en todas las estaciones, en todos los imanes, en todos los pulmones. No exista quietud mientras elvasco indómito siga respirando en su Salamanca». 
“Alegrémonos pues”, como reza el título de este libro, porque la palabra ardiente y serena de Alencart vibra en los vítores escritos en la piedra, en las aguas del Tormes, porque su voz renace cada día en «Salamanca, luciérnaga de piedra» y así «Afirmas con la verdad / de tu palabra, / sin armas en las manos» con el compromiso por la vida y la poesía, en cumplimiento de una existencia que dura ya más de 30 años: «Uno viene a ti y rompe / el reloj de arena, / de la espera / y te retiene / en un prolongado abrazo / por el tiempo, / y sorbe de tu cáliz, / anhelando saberlo todo. Curso a curso, / nadie olvidará el rastro / que dejas».
Aldredo Pérez Alencart



Título: Gaudeamus
Autor: Alfredo Pérez Alencart
Editorial: Edifsa (2018)

MECÁNICA DE FLUIDOS.

Diario de Almería. Salón de lectura.

SALÓN DE LECTURA __________________ José Antonio Santano

Mecánica de Fluidos


MECÁNICA DE FLUIDOS
Ocurre, no con la frecuencia que uno desearía, pero ocurre. Son muchos los libros que llegan al buzón cada día y que recibo con la alegría que el hecho en sí merece. Libros que van aumentando no solo la biblioteca, que por importante que sea, no lo es tanto como conformar un gran acervo literario-cultural, capaz de hacernos, ante todo, más libres. Con esa necesidad de conocimiento y transmisión al resto de lectores nace este espacio y por eso, como decía al principio, agradezco sinceramente que algunos de los libros que me llegan sean, además del bello objeto que es siempre un libro, una nueva lección de vida. Y así es que un buen día, y en tierras salmantinas, llega a mis manos “Mecánica de fluidos”, del poeta Santiago Redondo Vega (Villalón de Campos, Valladolid, 1958). Con anterioridad a este poemario ha publicado otros como “Laberintos de inercias” y “Naturaleza viva”. El libro que nos ocupa viene a ser como un soplo de aire fresco, de esas cosas que ocurren pocas veces y que deberían suceder más. La palabra poética de Santiago Redondo es un río que ha ido creciendo y creciendo poco a poco hasta desbordarse. El amor es todo su significado es el elemento aglutinador de su poesía. Para el poeta la esencia de la vida nos es otra que el amor, en un doble significado o desdoblamiento, ese que nos sorprende un día y del cual nace el fruto más jugoso para seguir viviendo, a la esposa y los hijos, el carnal, por decirlo de una forma gráfica y el metapoético, cuando precisamente la poesía es pura razón de ser, el modus vivendi de quien siente en todo su esplendor que uno y otra forma son inseparables, indivisas. Contumaz en su expresión: «Y sin embargo -amor- / la vida es un enigma cuadrado y pedregoso, / un aguafuerte intruso», un amor, y el otro. «Pósate en mí, / moja tu boca en tinta de mi ser y emerge / del poema más íntimo y genial / que mi desierto de abrasión te inspire. // No temas tanto ardor / solo acaricio / tu nombre, Poesía». El amor en cualquiera de sus formas que no da descanso. Es un amor pasional, de una extraordinaria sensualidad, que no nunca se conforma con poco, que no se rinde porque en todo él se sabe hombre y poeta: «Camino junto al mundo de tu piel, / te llevo / desde siempre en la palma de la voz; / casi es costumbre / sentir que te avaricio la cintura / o que mi mano inventa hasta tu cuello / un caos de luciérnagas». Amor Mujer y amor Poesía, indistintos en su origen, grandiosos cuando crecen y ascienden a lo más ignoto y mágico. Y el poeta medita y observa el mundo que le es cercano, y se pregunta, porque quiere saber: «Si no es para feliz, ¿para qué nace el hombre?» En cuerpo y alma el acto amoroso, mas el tiempo, implacable, establece el territorio, el espacio donde se ha de librar la batalla: «El tiempo es un gigante / que engulle cuanto ignora, / auspicia lo que odia, reclama lo infinito / y acaba por velarnos el sueño entre cipreses». Los días se suceden y para cada uno el poeta vive. Día a día, “los lunes, sin carmín y sin memoria”, “los martes se embosca la memoria”, “los miércoles transcriben el diario / que la rutina van dictando en braile”, “en cada jueves de vino y de abstinencia”, “las espigas morenas de los viernes”, “...de los hombres-patera / que se escoran al fondo de los sábados”, o “de un domingo cualquiera”; cada día de la semana el poeta se alumbra de lo cotidiano, del tiempo que huye y se escapa silencioso y en soledad absoluta: «La soledad, / la soledad que muerde / -acre estela de bruma en la distancia- / nos escora a estribor de cualquier puerto / y nos cita, nos goza, y nos despecha / convertida en placebo de nuestro propio acíbar». Santiago Redondo bucea en la palabra, a sabiendas que hallará en su su luz la luz de la vida, esa que nos aviva los despertares y nos hace más humanos: «Extenuado y maldito, / pero libre / torna el poeta al papel de la palabra en alto, / demudad o intacta, como un áspide, / pero erguida y en armas, nunca inerte». Su poesía bebe de la misma realidad que distorsiona sutilmente de regreso al origen de los días. El amor, el tiempo ocupan en esta “Mecánica de fluidos”, un lugar de relevancia, al igual que la soledad y el miedo: «¿Con cuanta oscuridad se alumbra el miedo, / en bulevares de silencio ilícito», y en última instancia, en la mejor tradición poética actual, Santiago Redondo no puede sino ahondar en el sentido y concepción de la muerte: «La muerte es un lugar, una inclemencia / vacía y delatora / de filo embaucador negro y cortante. // La muerte es impiedad, aunque no duela; / al fin y al cabo -amor- / la muerte es muerte sólo». Se agradece y mucho que una voz tan personalísima como la de Santiago Redondo devuelva a la poesía la razón de su existencia, desde la alternancia de conocimiento y emoción, ahondando en la cotidianidad de la existencia humana -la suya y la de los otros-, perpetuada en el cálido abrazo. Amor y poesía, y viceversa, son la esencia misma del hombre y del poeta que encarna la singular voz de Santiago Redondo.
Santiago Redondo Vega

Título:Mecánica de fluidos
Autor: Santiago Redondo Vega
Editorial: Vitruvio (2018)

MECÁNICA DE FLUIDOS.

Diario de Almería. Salón de lectura.

SALÓN DE LECTURA __________________ José Antonio Santano

Mecánica de Fluidos


MECÁNICA DE FLUIDOS
Ocurre, no con la frecuencia que uno desearía, pero ocurre. Son muchos los libros que llegan al buzón cada día y que recibo con la alegría que el hecho en sí merece. Libros que van aumentando no solo la biblioteca, que por importante que sea, no lo es tanto como conformar un gran acervo literario-cultural, capaz de hacernos, ante todo, más libres. Con esa necesidad de conocimiento y transmisión al resto de lectores nace este espacio y por eso, como decía al principio, agradezco sinceramente que algunos de los libros que me llegan sean, además del bello objeto que es siempre un libro, una nueva lección de vida. Y así es que un buen día, y en tierras salmantinas, llega a mis manos “Mecánica de fluidos”, del poeta Santiago Redondo Vega (Villalón de Campos, Valladolid, 1958). Con anterioridad a este poemario ha publicado otros como “Laberintos de inercias” y “Naturaleza viva”. El libro que nos ocupa viene a ser como un soplo de aire fresco, de esas cosas que ocurren pocas veces y que deberían suceder más. La palabra poética de Santiago Redondo es un río que ha ido creciendo y creciendo poco a poco hasta desbordarse. El amor es todo su significado es el elemento aglutinador de su poesía. Para el poeta la esencia de la vida nos es otra que el amor, en un doble significado o desdoblamiento, ese que nos sorprende un día y del cual nace el fruto más jugoso para seguir viviendo, a la esposa y los hijos, el carnal, por decirlo de una forma gráfica y el metapoético, cuando precisamente la poesía es pura razón de ser, el modus vivendi de quien siente en todo su esplendor que uno y otra forma son inseparables, indivisas. Contumaz en su expresión: «Y sin embargo -amor- / la vida es un enigma cuadrado y pedregoso, / un aguafuerte intruso», un amor, y el otro. «Pósate en mí, / moja tu boca en tinta de mi ser y emerge / del poema más íntimo y genial / que mi desierto de abrasión te inspire. // No temas tanto ardor / solo acaricio / tu nombre, Poesía». El amor en cualquiera de sus formas que no da descanso. Es un amor pasional, de una extraordinaria sensualidad, que no nunca se conforma con poco, que no se rinde porque en todo él se sabe hombre y poeta: «Camino junto al mundo de tu piel, / te llevo / desde siempre en la palma de la voz; / casi es costumbre / sentir que te avaricio la cintura / o que mi mano inventa hasta tu cuello / un caos de luciérnagas». Amor Mujer y amor Poesía, indistintos en su origen, grandiosos cuando crecen y ascienden a lo más ignoto y mágico. Y el poeta medita y observa el mundo que le es cercano, y se pregunta, porque quiere saber: «Si no es para feliz, ¿para qué nace el hombre?» En cuerpo y alma el acto amoroso, mas el tiempo, implacable, establece el territorio, el espacio donde se ha de librar la batalla: «El tiempo es un gigante / que engulle cuanto ignora, / auspicia lo que odia, reclama lo infinito / y acaba por velarnos el sueño entre cipreses». Los días se suceden y para cada uno el poeta vive. Día a día, “los lunes, sin carmín y sin memoria”, “los martes se embosca la memoria”, “los miércoles transcriben el diario / que la rutina van dictando en braile”, “en cada jueves de vino y de abstinencia”, “las espigas morenas de los viernes”, “...de los hombres-patera / que se escoran al fondo de los sábados”, o “de un domingo cualquiera”; cada día de la semana el poeta se alumbra de lo cotidiano, del tiempo que huye y se escapa silencioso y en soledad absoluta: «La soledad, / la soledad que muerde / -acre estela de bruma en la distancia- / nos escora a estribor de cualquier puerto / y nos cita, nos goza, y nos despecha / convertida en placebo de nuestro propio acíbar». Santiago Redondo bucea en la palabra, a sabiendas que hallará en su su luz la luz de la vida, esa que nos aviva los despertares y nos hace más humanos: «Extenuado y maldito, / pero libre / torna el poeta al papel de la palabra en alto, / demudad o intacta, como un áspide, / pero erguida y en armas, nunca inerte». Su poesía bebe de la misma realidad que distorsiona sutilmente de regreso al origen de los días. El amor, el tiempo ocupan en esta “Mecánica de fluidos”, un lugar de relevancia, al igual que la soledad y el miedo: «¿Con cuanta oscuridad se alumbra el miedo, / en bulevares de silencio ilícito», y en última instancia, en la mejor tradición poética actual, Santiago Redondo no puede sino ahondar en el sentido y concepción de la muerte: «La muerte es un lugar, una inclemencia / vacía y delatora / de filo embaucador negro y cortante. // La muerte es impiedad, aunque no duela; / al fin y al cabo -amor- / la muerte es muerte sólo». Se agradece y mucho que una voz tan personalísima como la de Santiago Redondo devuelva a la poesía la razón de su existencia, desde la alternancia de conocimiento y emoción, ahondando en la cotidianidad de la existencia humana -la suya y la de los otros-, perpetuada en el cálido abrazo. Amor y poesía, y viceversa, son la esencia misma del hombre y del poeta que encarna la singular voz de Santiago Redondo.
Santiago Redondo Vega

Título: Mecánica de fluidos
Autor: Santiago Redondo Vega
Editorial: Vitruvio (2018)

EL CUARTO DEL SIROCO.


La poesía no es otra cosa que una búsqueda constante del “yo” frente al mundo, un instrumento para entender y entendernos. Bucear en nuestro propio “yo” abismándonos en los misterios de la vida, de cuanto amamos y odiamos, del bien y del mal; un continuo indagar el espacio y el tiempo para reconocer o reconocernos en lo que fuimos, somos o desearíamos ser. Decía días atrás el poeta Antonio Gamoneda que “la poesía no sirve para nada en una sociedad como la nuestra”, para añadir acto seguido que sí puede, en cambio, “intensificar la conciencia de un modo personal e individualizado, algo muy útil a la hora de enfrentarse con realidades objetivas como los desbarajustes en nuestros días”. 

EL CUARTO DEL SIROCO

Se trata, pues, de que la poesía sea ese antídoto contra la tiranía en todos sus estadios. Por esta y muchas razones más la poesía viene a ser una luz deslumbradora que nos precipita sobre el cosmos y nos colma con un cálido e infinito abrazo. De esta manera se nos muestra en “El cuarto del siroco”, última entrega del poeta Álvaro Valverde (Plasencia, 1959). La voz del poeta es en este poemario raíz misma del ser, se adentra en la oscuridad de lo desconocido y resurge como un ciclón devastador de la palabra, esa que revive en cada verso de una manera transgresora a la vez que sencilla. Valverde no se deja amilanar por este viento temible del siroco, su encierro en ese “cuarto” es solo aparente, porque en él se halla y se abarca el universo todo. Contra el siroco, ese viento enfurecido de la existencia, aplica el bálsamo de la poesía, de cada verso en la palabra esencia que lo contiene. La vida late en cada palabra, en un temblor que se reconoce heredero de la más grande tradición poética. Álvaro Valverde nos descubre en cada uno de los poemas que conforman este libro las luces y las sombras del humano existir, de la capacidad del hombre para transformar y transformarse.

Ya desde el primero de los poemas “A modo de poética” nos aproxima Valverde a su particular visión del mundo, que a fin de cuentas es poesía, donde el agua, esa que nos sacia la sed, en su transparencia y pureza es como la vida misma:

«Como el agua,
 que limpia se detiene en esas balsas
 formadas por las hojas cuando obstruyen
 el frágil discurrir de la corriente.
 Como el agua,
que la mano atraviesa confiada
y nunca, sin embargo, toca fondo.
Como el agua, metáfora y verdad.
Sí, como el agua».

 Con suma sencillez, con la palabra justa y necesaria, nos abre las puertas de su universo poético Álvaro Valverde. Todo es búsqueda y hallazgo en su poética, que responde al devenir de la existencia, del tiempo que se escapa para no volver. Toda inquietud o incertidumbre queda fijada en la mirada del poeta, toda nostalgia o melancolía, toda la belleza y el amor trasciende en este poemario:

«Esta palmera, amor,
es más que un árbol:
es el testigo fiel 
de lo que fuimos 
y el testigo veraz 
de lo que somos
y el testigo de aquello
que ya nunca seremos». 

Humanismo y Naturaleza se muestran como dos grandes pilares de la poética de Valverde, y en esa dicotomía se forma y construye la verdadera esencia, su generosa entrega a los otros, a la vida que discurre a su alrededor y que contiene en las pequeñas cosas el más acertado juicio: «No es un pájaro / al que los ornitólogos / ni los aficionados a las aves / destaquen por su brillo o su belleza… / Sin embargo, su canto, / que se levanta poderoso / antes del alba, / detrás de mi ventana, / como un tenue milagro, / hace del mirlo / la más maravillosa criatura. / Posado sobre el muro, / su trino da sentido a la mañana».  Avanza siempre Valverde hacia la luz de lo cotidiano, de aquello que acontece en derredor suyo, observa, medita y florecen en su escritura significados y significantes de tal manera que todo deslumbramiento es posible, que la vida es y está ahí desde aquel niño que fue o su contrario, la vejez («Yo también envejezco / y como él necesito / realidades, no humo»; también los amigos, las mujeres que fueron en su vida («Sí, mas con todo, ellas son la fracción que este hombre precisa para serlo al completo»),  los libros («Sólo los libros / me sirven de consuelo / en estos interiores donde habita / la sombra y la penumbra»), la fugacidad del tiempo o la muerte son hilos conductores de su escritura. En definitiva, el hombre como centro del universo, como así queda meridianamente claro en el poema “Aquél”, del que reproducimos estos versos: «AQUÉL que se levanta cada día / y piensa que la muerte se le acerca. / El que triste se afeita distraído / sin más motivación que la costumbre. / Aquél que va al trabajo y que camina / con su turbio pasado a las espaldas… // El hombre que a pesar de todo eso / se resigna o se obstina, mas no cede. / Quien resiste sereno a la intemperie. / Aquél que no consigue / ni darse por vencido». Un libro que nos devuelve la esperanza y la creencia en la poesía, en la más grande poesía actual española, cual es la que representa Álvaro Valverde: «La poesía / que hoy sólo se me antoja / tan sencilla / como el gesto de alguien / que da un vaso de agua / a quien padece sed».
ÁLVARO VALVERDE

Título:El cuarto del siroco              
Autor: Álvaro Valverde
Editorial: Tusquets (2018) 

EL CUARTO DEL SIROCO.


La poesía no es otra cosa que una búsqueda constante del “yo” frente al mundo, un instrumento para entender y entendernos. Bucear en nuestro propio “yo” abismándonos en los misterios de la vida, de cuanto amamos y odiamos, del bien y del mal; un continuo indagar el espacio y el tiempo para reconocer o reconocernos en lo que fuimos, somos o desearíamos ser. Decía días atrás el poeta Antonio Gamoneda que “la poesía no sirve para nada en una sociedad como la nuestra”, para añadir acto seguido que sí puede, en cambio, “intensificar la conciencia de un modo personal e individualizado, algo muy útil a la hora de enfrentarse con realidades objetivas como los desbarajustes en nuestros días”. 

EL CUARTO DEL SIROCO

Se trata, pues, de que la poesía sea ese antídoto contra la tiranía en todos sus estadios. Por esta y muchas razones más la poesía viene a ser una luz deslumbradora que nos precipita sobre el cosmos y nos colma con un cálido e infinito abrazo. De esta manera se nos muestra en “El cuarto del siroco”, última entrega del poeta Álvaro Valverde (Plasencia, 1959). La voz del poeta es en este poemario raíz misma del ser, se adentra en la oscuridad de lo desconocido y resurge como un ciclón devastador de la palabra, esa que revive en cada verso de una manera transgresora a la vez que sencilla. Valverde no se deja amilanar por este viento temible del siroco, su encierro en ese “cuarto” es solo aparente, porque en él se halla y se abarca el universo todo. Contra el siroco, ese viento enfurecido de la existencia, aplica el bálsamo de la poesía, de cada verso en la palabra esencia que lo contiene. La vida late en cada palabra, en un temblor que se reconoce heredero de la más grande tradición poética. Álvaro Valverde nos descubre en cada uno de los poemas que conforman este libro las luces y las sombras del humano existir, de la capacidad del hombre para transformar y transformarse.

Ya desde el primero de los poemas “A modo de poética” nos aproxima Valverde a su particular visión del mundo, que a fin de cuentas es poesía, donde el agua, esa que nos sacia la sed, en su transparencia y pureza es como la vida misma:

«Como el agua,
 que limpia se detiene en esas balsas
 formadas por las hojas cuando obstruyen
 el frágil discurrir de la corriente.
 Como el agua,
que la mano atraviesa confiada
y nunca, sin embargo, toca fondo.
Como el agua, metáfora y verdad.
Sí, como el agua».

 Con suma sencillez, con la palabra justa y necesaria, nos abre las puertas de su universo poético Álvaro Valverde. Todo es búsqueda y hallazgo en su poética, que responde al devenir de la existencia, del tiempo que se escapa para no volver. Toda inquietud o incertidumbre queda fijada en la mirada del poeta, toda nostalgia o melancolía, toda la belleza y el amor trasciende en este poemario:

«Esta palmera, amor,
es más que un árbol:
es el testigo fiel 
de lo que fuimos 
y el testigo veraz 
de lo que somos
y el testigo de aquello
que ya nunca seremos». 

Humanismo y Naturaleza se muestran como dos grandes pilares de la poética de Valverde, y en esa dicotomía se forma y construye la verdadera esencia, su generosa entrega a los otros, a la vida que discurre a su alrededor y que contiene en las pequeñas cosas el más acertado juicio: «No es un pájaro / al que los ornitólogos / ni los aficionados a las aves / destaquen por su brillo o su belleza… / Sin embargo, su canto, / que se levanta poderoso / antes del alba, / detrás de mi ventana, / como un tenue milagro, / hace del mirlo / la más maravillosa criatura. / Posado sobre el muro, / su trino da sentido a la mañana».  Avanza siempre Valverde hacia la luz de lo cotidiano, de aquello que acontece en derredor suyo, observa, medita y florecen en su escritura significados y significantes de tal manera que todo deslumbramiento es posible, que la vida es y está ahí desde aquel niño que fue o su contrario, la vejez («Yo también envejezco / y como él necesito / realidades, no humo»; también los amigos, las mujeres que fueron en su vida («Sí, mas con todo, ellas son la fracción que este hombre precisa para serlo al completo»),  los libros («Sólo los libros / me sirven de consuelo / en estos interiores donde habita / la sombra y la penumbra»), la fugacidad del tiempo o la muerte son hilos conductores de su escritura. En definitiva, el hombre como centro del universo, como así queda meridianamente claro en el poema “Aquél”, del que reproducimos estos versos: «AQUÉL que se levanta cada día / y piensa que la muerte se le acerca. / El que triste se afeita distraído / sin más motivación que la costumbre. / Aquél que va al trabajo y que camina / con su turbio pasado a las espaldas… // El hombre que a pesar de todo eso / se resigna o se obstina, mas no cede. / Quien resiste sereno a la intemperie. / Aquél que no consigue / ni darse por vencido». Un libro que nos devuelve la esperanza y la creencia en la poesía, en la más grande poesía actual española, cual es la que representa Álvaro Valverde: «La poesía / que hoy sólo se me antoja / tan sencilla / como el gesto de alguien / que da un vaso de agua / a quien padece sed».
ÁLVARO VALVERDE

Título:El cuarto del siroco              
Autor: Álvaro Valverde
Editorial: Tusquets (2018) 

ANNIE HALL YA NO VIVE AQUÍ. por JOSÉ ANTONIO SANTANO


Annie Hall ya no vive aquí

ANNIE HALL YA NO VIVE AQUÍ
L eía días atrás y no recuerdo dónde que «la poesía despierta pasión a muy temprana edad, aunque no se entienda». Para quienes tienen por hábito y costumbre leerla, aprender y emocionarse con ella, no extraña esta afirmación. La poesía, efectivamente, aún sin llegar a entenderla en ocasiones, es como esas canciones extranjeras que, por mucho que no entendamos lo que dice, en su conjunto (música y letra) valoramos, en muchas ocasiones y así la historia lo demuestra, como verdaderas obras de arte. El arte, en cualquiera de sus expresiones, no tiene límites, es algo que aun sin poder explicarse, se eleva hasta cotas desconocidas y es capaz de transformar y transformarnos, de ser alma en sí mismo, espíritu inagotable que vuela por los confines de la luz y el universo. Por todo, la poesía llega siempre para quedarse, anegar el espacio y los sentidos con su música inextinguible. Salamanca fue el lugar de encuentro, allí la poesía nos convocó y allí la fraterna amistad y la palabra se fundieron en un abrazo imperecedero. “Annie Hall ya no vive aquí”, del poeta argentino Boris Rozas, nos reunió entonces y nos une ahora. Es este un poemario con el que su autor fue distinguido con el XVI Premio Internacional de Poesía “León Felipe”, Tábara 2018. La madurez poética de Rozas está ya avalada por una sólida trayectoria que resumimos en la publicación de once libros, entre los que podemos destacar “Ragtine” (2012), “Invertebrados” (2014), ganador del prestigioso premio Internacional “Pilar Fernández Labrador” y “La libertad de los girasoles” (2016). Con “Annie Hall ya no vive aquí”, Rozas avanza por un camino, no siempre fácil, cual es el del genero poético. En este libro el poeta, llevado por su admiración al séptimo arte, el cine, nos muestra una obra que parte, como otras, del viaje, esa manera de indagar en lo desconocido y misterioso, y en esta ocasión con un destino al que la poesía y la literatura han dedicado atención preferente. El viaje siempre es un reto, antes, durante y después de realizado, como un sueño. El deseo de vivir que nos transporta al paraíso imaginado. Así, de esta manera, Boris Rozas nos muestra en cinco partes lo que significa “Annie Hall ya no vive aquí”. En la primera de ellas, titulada “Lowcost”, como si se tratara de una huida hacia adelante, el viaje como aventura vital hacia el centro de su soñado universo, tal es el cine, y la espera en esas salas que anteceden al patio de butacas, hacia la búsqueda de un tiempo futuro que vive intensamente, asido inseparable a una maleta: «Van a sellarme el pasaporte sin apenas mirarme a la cara / para ellos soy otro animal que viaja por instinto, / oculto tras gafas de sol y metros de auriculares / en silencio…». En la segunda parte del libro “Permiso concedido”, Rozas muestra su particular visión de la ciudad y el misterio que acude al poeta en forma de abstracción o surrealismo propio de poetas que le antecedieron en su cita con Nueva York, lugar donde todo puede suceder. En este sentido, su gran apuesta será el amor, que concreta en un curioso paralelismo entre el ruidoso vivir de la ciudad y la pura expresión de su poética, con acento machadiano: «El viejo olmo que aún vigila los cadáveres del río / se afana en jugar a las sombras / con los atardeceres del puente de Brooklyn… // se han citado a las puertas de esta noche / tu frente con mi cara, / mi atisbo de pobreza / con tu figura de permisos ya concedidos». En la tercera parte, “Anchorage” , el poeta, nos guiará a través de la música, esa que lleva muy adentro, el jazz, y al ritmo del gran Jhon Coltrane, por la bulliciosa ciudad y la sensación de desvalimiento que la misma le produce: «Soy una vieja actitud acomodada en los bolsillos / de un vaquero, / souvenir de puesto ambulante / cerca de un buzón ahogado entre pintadas, / soy un letrero de neón / con iniciales fundidas / hasta derramarse por los bancos verdes de metal, / me siento como un minúsculo hombre / que se intuye logotipo modal / a ritmo de jazz». Rozas titula la cuarte parte del poemario: “La primera vez que salté por una escalera de incendios”. En ella recorrerá lugares emblemáticos de Nueva York, como Greenwich Village, Gay Stree, el Bronx o la estación Gran Central y sentirá que la soledad y el amor fluyen al unísono en su íntimo ser: «Una vez ue un hombre sentado añorando las montañas / como quien se siente bosque, / estrechando el cuelo de botella de la primavera / como el lobo que camino solo / por Gran Central / lamiéndose las heridas con los dedos». La quinta y última parte que da título al libro “Annie Hall ya no vive aquí”, es la más destacada y determina en mi opinión la fuerza del sujeto poético, el vuelo de su voz a la altura del sueño que revela la verdad poética contenida en este poemario de Boris Rozas: «Me dicen que la felicidad dura lo que dura una mañana, / un verso. / Un café extendido sobre una vieja mesa / un niño extraviado que busca una ventana / en medio del invierno. / En esa media luna envuelta en leche caliente / descansa una verdad / que no por sobada y bizca / deja de ser menos verdad».
BORIS ROZAS
Título:Annie Hall ya no vive aquí
A utor: Boris Rozas
Editorial: Celya (2018)

ANNIE HALL YA NO VIVE AQUÍ. por JOSÉ ANTONIO SANTANO


Annie Hall ya no vive aquí

ANNIE HALL YA NO VIVE AQUÍ
L eía días atrás y no recuerdo dónde que «la poesía despierta pasión a muy temprana edad, aunque no se entienda». Para quienes tienen por hábito y costumbre leerla, aprender y emocionarse con ella, no extraña esta afirmación. La poesía, efectivamente, aún sin llegar a entenderla en ocasiones, es como esas canciones extranjeras que, por mucho que no entendamos lo que dice, en su conjunto (música y letra) valoramos, en muchas ocasiones y así la historia lo demuestra, como verdaderas obras de arte. El arte, en cualquiera de sus expresiones, no tiene límites, es algo que aun sin poder explicarse, se eleva hasta cotas desconocidas y es capaz de transformar y transformarnos, de ser alma en sí mismo, espíritu inagotable que vuela por los confines de la luz y el universo. Por todo, la poesía llega siempre para quedarse, anegar el espacio y los sentidos con su música inextinguible. Salamanca fue el lugar de encuentro, allí la poesía nos convocó y allí la fraterna amistad y la palabra se fundieron en un abrazo imperecedero. “Annie Hall ya no vive aquí”, del poeta argentino Boris Rozas, nos reunió entonces y nos une ahora. Es este un poemario con el que su autor fue distinguido con el XVI Premio Internacional de Poesía “León Felipe”, Tábara 2018. La madurez poética de Rozas está ya avalada por una sólida trayectoria que resumimos en la publicación de once libros, entre los que podemos destacar “Ragtine” (2012), “Invertebrados” (2014), ganador del prestigioso premio Internacional “Pilar Fernández Labrador” y “La libertad de los girasoles” (2016). Con “Annie Hall ya no vive aquí”, Rozas avanza por un camino, no siempre fácil, cual es el del genero poético. En este libro el poeta, llevado por su admiración al séptimo arte, el cine, nos muestra una obra que parte, como otras, del viaje, esa manera de indagar en lo desconocido y misterioso, y en esta ocasión con un destino al que la poesía y la literatura han dedicado atención preferente. El viaje siempre es un reto, antes, durante y después de realizado, como un sueño. El deseo de vivir que nos transporta al paraíso imaginado. Así, de esta manera, Boris Rozas nos muestra en cinco partes lo que significa “Annie Hall ya no vive aquí”. En la primera de ellas, titulada “Lowcost”, como si se tratara de una huida hacia adelante, el viaje como aventura vital hacia el centro de su soñado universo, tal es el cine, y la espera en esas salas que anteceden al patio de butacas, hacia la búsqueda de un tiempo futuro que vive intensamente, asido inseparable a una maleta: «Van a sellarme el pasaporte sin apenas mirarme a la cara / para ellos soy otro animal que viaja por instinto, / oculto tras gafas de sol y metros de auriculares / en silencio…». En la segunda parte del libro “Permiso concedido”, Rozas muestra su particular visión de la ciudad y el misterio que acude al poeta en forma de abstracción o surrealismo propio de poetas que le antecedieron en su cita con Nueva York, lugar donde todo puede suceder. En este sentido, su gran apuesta será el amor, que concreta en un curioso paralelismo entre el ruidoso vivir de la ciudad y la pura expresión de su poética, con acento machadiano: «El viejo olmo que aún vigila los cadáveres del río / se afana en jugar a las sombras / con los atardeceres del puente de Brooklyn… // se han citado a las puertas de esta noche / tu frente con mi cara, / mi atisbo de pobreza / con tu figura de permisos ya concedidos». En la tercera parte, “Anchorage” , el poeta, nos guiará a través de la música, esa que lleva muy adentro, el jazz, y al ritmo del gran Jhon Coltrane, por la bulliciosa ciudad y la sensación de desvalimiento que la misma le produce: «Soy una vieja actitud acomodada en los bolsillos / de un vaquero, / souvenir de puesto ambulante / cerca de un buzón ahogado entre pintadas, / soy un letrero de neón / con iniciales fundidas / hasta derramarse por los bancos verdes de metal, / me siento como un minúsculo hombre / que se intuye logotipo modal / a ritmo de jazz». Rozas titula la cuarte parte del poemario: “La primera vez que salté por una escalera de incendios”. En ella recorrerá lugares emblemáticos de Nueva York, como Greenwich Village, Gay Stree, el Bronx o la estación Gran Central y sentirá que la soledad y el amor fluyen al unísono en su íntimo ser: «Una vez ue un hombre sentado añorando las montañas / como quien se siente bosque, / estrechando el cuelo de botella de la primavera / como el lobo que camino solo / por Gran Central / lamiéndose las heridas con los dedos». La quinta y última parte que da título al libro “Annie Hall ya no vive aquí”, es la más destacada y determina en mi opinión la fuerza del sujeto poético, el vuelo de su voz a la altura del sueño que revela la verdad poética contenida en este poemario de Boris Rozas: «Me dicen que la felicidad dura lo que dura una mañana, / un verso. / Un café extendido sobre una vieja mesa / un niño extraviado que busca una ventana / en medio del invierno. / En esa media luna envuelta en leche caliente / descansa una verdad / que no por sobada y bizca / deja de ser menos verdad».
BORIS ROZAS
Título: Annie Hall ya no vive aquí
A utor: Boris Rozas
Editorial: Celya (2018)

EL HILO DE ARIADNA. por JOSÉ ANTONIO SANTANO


EL HILO DE ARIADNA

EL HILO DE ARIADNA
LITERATURA Y CRÍTICA CONTEMPORÁNEA
L a literatura y la crítica en España discurre por desiguales espacios, que bien pudieran ser prensa, suplementos culturales, revistas especializadas, sea en formato digital o papel, y últimamente, en las redes sociales. Las editoriales de peso son poco dadas a publicar un estudio extenso de las corrientes literarias actuales o de crítica literaria en sus distintos géneros, a no ser que ésta provenga de los críticos más mediáticos. No es fácil, por tanto, hallar, en primer lugar un autor cuya trayectoria literaria y crítica sea intachable por su rigor y su excelencia, ni tampoco un sello editorial capaz de aventurarse en un proyecto de tanta envergadura. Sin embargo ocurre que, en contadas ocasiones, podemos disfrutar de un texto extenso, casi 700 páginas, en el cual la literatura y la crítica contemporáneas se dan cita bajo el llamativo título de “El hilo de Ariadna”, en alusión al personaje mitológico y expresión referida a la observancia y deducciones al objeto de resolver un determinado problema, en el caso que nos ocupa, la relacionda con la heterodoxia literaria actual. El autor de este extraordinario trabajo literario y crítico es el profesor de la Universidad de Málaga, poeta, novelistas, ensayista, crítico literario, dramaturgo y académico de las correspondientes Academias de Buenas Letras de Granada, Artes Escénicas de España y Real Academia de Córdoba, además de Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, Presidente de la Asociación Internacional Humanismo Solidario y vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (Sección Autónoma de Andalucía), amén de uno de los intelectuales más destacados, hoy por hoy, de Andalucía y de España, y así lo avalan las más de setenta obras publicadas de los géneros ya indicados con anterioridad, nos referimos al jiennense de nacimiento (Campillo de Arenas, 1957) y malagueño de adopción Francisco Morales Lomas. Su incansable dedicación a la literatura y crítica española y andaluza, y sus aportaciones ensayísticas, marcan un antes y un después en la actual conformación de los estudios literarios. Morales Lomas ha construido una obra amplia, en la que recoge el acontecer de las últimas décadas de la literatura española, que considera «mucho más rica y dilatada de lo que se ha considerado habitualmente. 

EL HILO DE ARIADNA. LITERATURA Y CRÍTICA CONTEMPORÁNEA

Existe una tendencia a considerar como existente aquello que figura en los cánones que se han creado por entidades, profesores o críticos que forman parte de colectivos que poseen una presencia mediática evidente». Es esta realidad la que pretende afrontar para demostrar que, hay algo más, que detrás de la propaganda mediática y mercantilista, que «existen obras de gran valía que permanecen en el anonimato o, cuanto no, en el más absoluto de los silencios y solo son descubiertas tardíamente por algún investigador o no son descubiertas nunca», pero que son de gran valía. El presente trabajo es el resultado de más de 20 años de lecturas y sus respectivas reseñas críticas que fueron publicadas en revistas o suplementos de periódicos, con la intención acuciante de descubrir a autores y obras desconocidas en unos casos y a otros de relevancia, pero siempre desde una óptica de revalorización del patrimonio literario actual. El libro consta de grandes apartados en los que se estudia y se profundiza en las obras y los autores de las ocho provincias andaluzas (Acercamiento a Jaén en su literatura, Escritores gaditanos, Literatura granadina actual, Literatura en Córdoba, Sevilla, verso y prosa; La costa malagueña, Almería en su literatura y Huelva en el extremo), Extremadura, Galicia, Comunidad Valenciana, Aragón, Cataluña, Castilla, Hispanoamérica, así como lecciones varias sobre estudios de Luis Cernuda y Rafael Alberti, José Lara Garrido, y temas genéricos y conceptuales de actualidad como Poesía y democracia, Literatura y medios de comunicación, El cuento, El canon abierto respecto a la última poesía en español, para concluir con un repaso a la obra de los ganadores y finalistas del Premio Andalucía de la Crítica 2016. Sin lugar a duda alguna, “El hilo de Ariadna” es una destacada obra de crítica literaria contemporáneas, una referencia esencial en el marco de la literatura española de las últimas décadas, tratada con el rigor intelectual que caracteriza a Francisco Morales Lomas, cuya inmensa capacidad de trabajo se nos muestra en este volumen de imprescindible consulta para todos aquellos investigadores y críticos, pero también un libro necesario para los lectores que quieran conocer la última literatura escrita en nuestro país y allende las fronteras. “El hilo de Ariadna” es una invitación a profundizar en los valores que acompañan a la literatura de calidad, que no imita modas, heterodoxa en su concepción, transformadora y diversa, amena, de la que es fiel reflejo este extenso y encomiable trabajo del profesor y humanista Francisco Morales Lomas. variada

Título:El hilo de Ariadna
Autor: Francisco Morales Lomas
E ditorial: Fundación Unicaja (2018)

EL HILO DE ARIADNA. por JOSÉ ANTONIO SANTANO


EL HILO DE ARIADNA

EL HILO DE ARIADNA
LITERATURA Y CRÍTICA CONTEMPORÁNEA
L a literatura y la crítica en España discurre por desiguales espacios, que bien pudieran ser prensa, suplementos culturales, revistas especializadas, sea en formato digital o papel, y últimamente, en las redes sociales. Las editoriales de peso son poco dadas a publicar un estudio extenso de las corrientes literarias actuales o de crítica literaria en sus distintos géneros, a no ser que ésta provenga de los críticos más mediáticos. No es fácil, por tanto, hallar, en primer lugar un autor cuya trayectoria literaria y crítica sea intachable por su rigor y su excelencia, ni tampoco un sello editorial capaz de aventurarse en un proyecto de tanta envergadura. Sin embargo ocurre que, en contadas ocasiones, podemos disfrutar de un texto extenso, casi 700 páginas, en el cual la literatura y la crítica contemporáneas se dan cita bajo el llamativo título de “El hilo de Ariadna”, en alusión al personaje mitológico y expresión referida a la observancia y deducciones al objeto de resolver un determinado problema, en el caso que nos ocupa, la relacionda con la heterodoxia literaria actual. El autor de este extraordinario trabajo literario y crítico es el profesor de la Universidad de Málaga, poeta, novelistas, ensayista, crítico literario, dramaturgo y académico de las correspondientes Academias de Buenas Letras de Granada, Artes Escénicas de España y Real Academia de Córdoba, además de Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, Presidente de la Asociación Internacional Humanismo Solidario y vicepresidente de la Asociación Colegial de Escritores de España (Sección Autónoma de Andalucía), amén de uno de los intelectuales más destacados, hoy por hoy, de Andalucía y de España, y así lo avalan las más de setenta obras publicadas de los géneros ya indicados con anterioridad, nos referimos al jiennense de nacimiento (Campillo de Arenas, 1957) y malagueño de adopción Francisco Morales Lomas. Su incansable dedicación a la literatura y crítica española y andaluza, y sus aportaciones ensayísticas, marcan un antes y un después en la actual conformación de los estudios literarios. Morales Lomas ha construido una obra amplia, en la que recoge el acontecer de las últimas décadas de la literatura española, que considera «mucho más rica y dilatada de lo que se ha considerado habitualmente. 

EL HILO DE ARIADNA. LITERATURA Y CRÍTICA CONTEMPORÁNEA

Existe una tendencia a considerar como existente aquello que figura en los cánones que se han creado por entidades, profesores o críticos que forman parte de colectivos que poseen una presencia mediática evidente». Es esta realidad la que pretende afrontar para demostrar que, hay algo más, que detrás de la propaganda mediática y mercantilista, que «existen obras de gran valía que permanecen en el anonimato o, cuanto no, en el más absoluto de los silencios y solo son descubiertas tardíamente por algún investigador o no son descubiertas nunca», pero que son de gran valía. El presente trabajo es el resultado de más de 20 años de lecturas y sus respectivas reseñas críticas que fueron publicadas en revistas o suplementos de periódicos, con la intención acuciante de descubrir a autores y obras desconocidas en unos casos y a otros de relevancia, pero siempre desde una óptica de revalorización del patrimonio literario actual. El libro consta de grandes apartados en los que se estudia y se profundiza en las obras y los autores de las ocho provincias andaluzas (Acercamiento a Jaén en su literatura, Escritores gaditanos, Literatura granadina actual, Literatura en Córdoba, Sevilla, verso y prosa; La costa malagueña, Almería en su literatura y Huelva en el extremo), Extremadura, Galicia, Comunidad Valenciana, Aragón, Cataluña, Castilla, Hispanoamérica, así como lecciones varias sobre estudios de Luis Cernuda y Rafael Alberti, José Lara Garrido, y temas genéricos y conceptuales de actualidad como Poesía y democracia, Literatura y medios de comunicación, El cuento, El canon abierto respecto a la última poesía en español, para concluir con un repaso a la obra de los ganadores y finalistas del Premio Andalucía de la Crítica 2016. Sin lugar a duda alguna, “El hilo de Ariadna” es una destacada obra de crítica literaria contemporáneas, una referencia esencial en el marco de la literatura española de las últimas décadas, tratada con el rigor intelectual que caracteriza a Francisco Morales Lomas, cuya inmensa capacidad de trabajo se nos muestra en este volumen de imprescindible consulta para todos aquellos investigadores y críticos, pero también un libro necesario para los lectores que quieran conocer la última literatura escrita en nuestro país y allende las fronteras. “El hilo de Ariadna” es una invitación a profundizar en los valores que acompañan a la literatura de calidad, que no imita modas, heterodoxa en su concepción, transformadora y diversa, amena, de la que es fiel reflejo este extenso y encomiable trabajo del profesor y humanista Francisco Morales Lomas. variada

Título: El hilo de Ariadna
Autor: Francisco Morales Lomas
E ditorial: Fundación Unicaja (2018)

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986