IMAGINARIO
María Enciso
LLEVABA tiempo pensando en hacerle justicia: recuperarla del olvido era una necesidad imperiosa y aquel nombre de mujer no hacía más que repetirse como un eco incontenible en la soledad del estudio. La última publicación sobre aquella poeta injustamente silenciada y que ahora acariciaba entre sus manos, olía aún a imprenta. Allí estaba ella, con esa luz especial de sus ojos, retratada como una verdadera parisina afín a la resistencia francesa, de labios rojos y mirada solidaria. Ella, María Pérez Enciso (como reza en la portada del cuadernito): una poeta en el olvido, pero conocida en los ambientes literarios españoles como María Enciso, sin más; la edición corría a cargo del Instituto de Estudios Almerienses y sus autores, dos buenos amigos del profesor: Antonio Sevillano Miralles y Antonio Torres Flores. El cuaderno, ahora sobre la mesa de su estudio, tomaba otro significado, otra más lúcida apariencia. Almería representada en el verso límpido y emotivo de una de sus hijas -un lamento de silencio y olvido nacía de las profundidades del mar-, María Enciso, también hija del exilio. Mas la poeta almeriense nunca olvidó, aunque se sintiese desolada y lejana, aunque le temblara la voz cada vez que el recuerdo, como un cuchillo, desangrara todo su cuerpo, su alma entera: Sueño blanco / de cal y agua / yo te soñaba. / Blanca y dorada, / con el farol nocturno / que las sombras alarga. / Con un farol del aire / canción del viento, / prendido del fandanguillo / del mar sereno. / Desde la torre alta, / la blanca calle, / estrecha encrucijada / por donde el viento sale. / Si va a parar al mar, / entre la estrella y la noche / no lo dejan volver más. / De cal y agua, / más blanca todavía / yo te soñaba. Las casas de nácar y algodón, la mar y las estrechas calles de su ciudad en la voz de María Enciso; el sueño que se repite una vez y otra en su aciago exilio, en la soledad de la distancia.
En ella, Almería surge y se recrea incansablemente. María Enciso nos habla del dolor y de la muerte de quienes atentaron contra su belleza y linaje, de los bastardos que impusieron el caos y la pobreza como única seña de indentidad de un pueblo: Almería del dolor y de la muerte, / nombre sencillo de todos ignorado, / una esquina del mundo, silenciosa, / viviendo su dolor, triste y callado. / La florecida y andaluza playa / que sueña, el corazón enamorado. ¿Cómo es posible que el tiempo haya perpetrado tan incomprensible olvido, por qué esta afrenta para una de las mujeres más representativas de la poesía española de la generación del 27 y del exilio español? Tal vez hallemos las respuesta en la Raíz del viento, o en la Europa fugitiva; en los versos que fluyen en Cristal de las horas, en los Poemas de vida y llanto, o en su definitivo De mar a mar. Siempre viva, María Enciso.