Como en el caso anterior la selección de poemas la ha efectuado el autor, señalando así la dificultad que conlleva hacerlo. Sin embargo, nos anuncia que ha querido que los poemas seleccionados mantengan un mismo corpus, de manera que se ha decantado por el hecho de “la identidad”. Comienza la antología con un poema perteneciente a su libro “Génesis de la luz” (1969) y concluye con poemas incluidos en su libro “Horas extra” (2011). Y, ciertamente, el tema principal o el hilo conductor de todos los poemas de esta antología es la cuestión identitaria, el Lenguaje. Esa preocupación por conocer el origen del “yo” en correspondencia con el “tú”, con la otredad. De ahí, tal vez, que haya titulado su antología “Un yo sin mí”, en esa pretensión de hallar todo conocimiento identitario.
Nada descubro si digo que el poeta Jaime Siles derrocha luz en cada verso, que el silencioso temblor de su palabra retumba en un eco de voces inextinguibles y su poética el fulgor incandescente del lenguaje: «No está el poema / en las oscuridades del lenguaje / sino en las de la vida. / No está en las perfecciones de su cuerpo / sino en las hemorragias de su herida. // No está el poema, no, en el lenguaje / sino en el alfabeto de la vida». Ese arraigo de su voz a la tierra, a lo que vive y sueña es, la palabra como eternidad, igual que un beso ascendente al cielo de la luz y los silencios. El poema que aparece en la contraportada se titula “Tinctus colore noctis”. En él la aliteración es un canto, la agridulce música de la palabra: «Tinta la noche extinta, / tíntame, / nocturnidad azul, / de húmedas notas. // Cuanto tiene materia en la memoria / de un cuerpo extinto, / tinta, tíntame». El núm.3 de la colección corresponde al poeta y narrador Rafael Soler, también valenciano, con la antología “Leer después de quemar”. Como poeta ha reunido en los últimos años una valiosa obra, diferenciada de la ortodoxia oficial y donde la ironía y la contundencia del verso son claves de su poética. Los poemas seleccionados por Lucía Comba pertenecen a cinco de sus libros publicados entre 1980, “Los sitios interiores” y 2016, “No eres nadie hasta que te disparan”. Con el libro “Ácido almíbar” obtuvo el Premio de la Crítica Literaria Valenciana 2015. Del poema “Ha llegado la hora de nombrarte”, contenido en el libro “Las cartas que debía”, estos versos como botón de muestra: «…dame los brazos / que tanto necesito para otros // devuelve por favor / la entera mitad de mis afectos / que siempre se enfriaron en tu boca // y si lo estimas oportuno / por tu descanso eterno y por el mío / dame el perdón que no te pido».
Para la contraportada de esta antología de Rafael Soler se ha seleccionado el poema “Cuando tu única certeza es el insomnio”, en el cual el poeta reflexiona sobre el tiempo y la vida: «Sé fugaz / y coge entre tus manos cuanto estalla / para efímero buscar / de la primera noche el último rescoldo / dejando para otros la fortaleza insigne / la rotunda vejez interminable / el hábito de amar a las renuncias // y en plenitud porfía / luciendo con orgullo cada herida pues siempre vivir te costará la vida». “Prenda de abrigo” es el número 4 de la colección y es autoría de la poeta alicantina recientemente fallecida Francisca Aguirre. Su trayectoria poética está avalada por los premios Nacional de Poesía 2011 y el Nacional de las Letras 2018, año este en el que se publica su obra completa bajo el título de “Ensayo General”, ed. Calambur. El libro está prologado por su hija, también poeta, Guadalupe Grande, y en él hallará el lector las claves de la poesía de Paca Aguirre, como se la conoce popularmente. Nos dice su hija en el citado prólogo respecto a la poesía de su madre: «Una prenda de abrigo, todo en la vida de Francisca Aguirre tiene que ver con el deseo de que la palabra sea el abrigo contra la intemperie: el habla de la memoria, la palabra hecha de amor, la palabra concebida como amistad, la palabra hecha música, la palabra como recordatorio de un sueño».
De los 11 libros antologados, que van de “Ítaca” (1972) a “Una larga dolencia” (2018), seleccionamos estos versos pertenecientes al poema “Desanimada, qué palabra triste”, del libro “La herida absurda” (2006), que vienen, de alguna manera, a resumir toda una vida hecha luz en la soledad de la palabra y el rumor de la memoria: «Definitivamente amo / el escándalo deslumbrante de la vida. / Muy pocos paraísos comparables / al asombro que nos regala la existencia: / torpe, desesperada, incomprensible, / audaz, consoladora, inabarcable: / “vida y dulzura, esperanza nuestra». Así son los versos de Francisca Aguirre, desgarradores, luminosos, abarcadores, merecedores de ser leídos en la soledad de estancia o a orillas de la mar que siempre quiso. El poeta siempre vuelve a la infancia, a ese claustro de luz y de inocencia; en contraportada del libro podemos leer este poema: «Se sostiene la infancia en nuestra historia / igual que se sostienen las estrellas / porque dentro del firmamento de una vida / algo brilló una vez con inocencia. (…) Igual que los vilanos y el rocío, / hermosos e intocables, se sostiene la infancia».
Como síntesis nos vale estos versos del poema “Meditación amorosa”: «Huele este cuerpo, acaricia estos cabellos, / mira estos ojos. Mas no pretendas / tenerlos. Aun en la vasta noche del placer, / cuando más tuyos los creas, / estarán tan lejos como la patria de tus padres. / Sólo tu placer es tuyo. / Nunca traspasarás el velo». Para concluir, como en los casos anteriores, reproducimos el poema de contraportada, que lleva por título “Nocturno XII”, y dice así: «En la mujer como en los gatos, / Una extraña diosa muerta anida. / Y la acariciarás en cuántos cuerpos, / Y alguna vez incluso habrás de demorarte / En la luz de unos ojos. / La desearás cuando ya nada desees, /Y si la fortuna llena tus manos / la buscarás para entregársela. / Ante ella caracoleará tu caballo / Y brillará tu espada. / Y ella, muda y ciega, sonreirá. / Y ha de bastarte ese milagro». Cinco antologías, cinco poetas y una editorial, OléLibros, que apuesta decididamente por la poesía. Ojalá que esta iniciativa sea por muchos años y que la poesía valenciana siga acrecentando, por su demostrada calidad, el número de poetas que conformen la colección “Vuelta de tuerca”, de la editorial OléLibros.