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SALÓN DE LECTURA. JOSÉ ANTONIO SANTANO. LIBROS 2018 (I)


LIBROS 2018

(I)


AFORISMOS E IDEAS


Han sido muchos los libros recibidos durante el pasado año de autores y editoriales, a los que agradezco la deferencia por su envío y ahora compenso, aunque sea de manera sucinta, con el correspondiente comentario. El primero al que haremos referencia nos llega de Palencia (Ed. Cálamo), es el poemario “Asuntos propios”, de Mercedes Carrión Masip (I Premio Internacional de Poesía Jorge Manrique), cuya poética intimista, de claro existencialismo nos depara versos tan precisos como estos: «anduve entre los brazos de la muerte // era un dulce minué que no pesaba / era fácil partir en aquel trance / al que sobreviví ya sin el miedo / de saber que se muere cada día»; otro de esos libros, un regalo del poeta y crítico José Luis Morante ha sido “Aforismos e ideas líricas” (Ed. La isla de Siltolá), de Juan Ramón Jiménez, y este aforismo: «El verdadero talento es asceta, como la verdadera virtud; se nutre de la soledad y el silencio». Un poemario más en la ya firme trayectoria poética de Encarna León es el poemario “Esta espera de ave”(GEEPP Ediciones), del que destacamos estos versos: «El vacío se agranda al paso / de los días y ya solo se espera / un abrazo de olvido»; también otro de los grandes poetas, ganador del premio Rafael Morales 2017 (Ed. Ayuntamiento de Talavera de la Reina), Manuel Francisco Reina nos presenta “El jardín de la tarde”, un sólido poemario construido desde la experiencia vital y la emoción que otorga lo aprehendido: «Tan solo la belleza anula el horror del mundo (…) Tan solo la belleza anula el dolor del mundo. / Tan solo la hermosura es verdadera. / Tan solo lo bello a toda muerte sobrevive.»; José Antonio Ramírez Lozano nos alivia de la rutina de los días con su poemario “Epifanías” (Ed. Pre-Textos), del que extraemos esta estrofa de su poema “La tentación de Baltasar”: «Mas Baltasar esconde / bajo la arena el himno de los sueños, / la mirra de sus sílabas, / la avaricia de las constelaciones, / y salva al hombre así de su torpe asechanza». Un cambio de rumbo bien distinto acoge la poesía de Javier Sánchez Menéndez con su libro “De cuna y sepultura” (Sexto libro de Fábula, su apuesta por una obra magna), de poesía en prosa: «En la cuna nuestros padres besaban la cabeza del niño. En la sepultura los hijos besan la frente de sus padres. Es un momento mágico, la palabra se abstiene de convencer a nadie y la presencia es sombra, vaga por las estancias, hueles un humo extraño y sin correspondencia». Y abundando en la poesía de Sánchez Menéndez, José Luis Morante nos presenta “También vivir precisa de epitafio. Antología poética (1983-2017), Ed. Chamán, donde puede comprobarse el rigor en el trabajo de este crítico y la calidad poética del autor antologado. “Frecuencia modulada”(Ed.Fundación Valparaíso), de Víctor Jiménez, es otro poemario a tener en cuenta, tras haber obtenido su autor el Premio Paul Beckett de Poesía 2017, en sus páginas hallaremos todo un homenaje a la música y a un tiempo que siempre vivirá en la memoria: «Dos corazones en uno, / que siguen la partitura / y aprenden, viven la letra / por si se acaba la música». Un librito singular es el publicado por Olifante con el título “No son versos lo que escribo. Breve antología del canto popular de la mujer iraquí”, traducido al español por el también poeta iraquí Abdul Hadi Sadoun, con el que obtuvo el III Premio Marcelo Reyes a la traducción, una breve muestra es este canto: «Arrancaré las pestañas de mis ojos / para escribir las letras de tu nombre, / y venderé mi vida a plazos / solamente para verte». La nueva y joven poética de David Guijosa se contiene en este poemario, “Tiempo sin detener” (Ed. Trea), en el cual hallamos un singular voz que levita en la soledad de los días de la semana, sea el domingo, en sueco «söndag: correr por las vías del tren sin detenerse. correr y recoger monedas. sueldo esparcido entre estaciones. es domingo y voy corriendo hacia la frustración y el dinero. un plato de comida por la carrera». David de Medeiros Leite, profesor y poeta brasileño nos obsequió con “Mi Salamanca. Guía de un poeta nordestino” (edición bilingüe portugués-español), en la que recorre la ciudad Patrimonio de la Humanidad y nos deja su aroma de versos y el paisaje de su piedra milenaria: «La Cueva de Salamanca –y lo que queda de la iglesia de San Ciprián- se conecta al Huerto de Calisto y Melibea, mezclando el hechizo de la vieja Celestina con seculares misterios enclavados en las ruinas de la antigua muralla». Y de un sueño (Salamanca) a otros, “Trilogía de los sueños”(Ed. Hiperión), de Manuel Juliá, un poemario denso y en el que la madurez del poeta se percibe en cada una de sus páginas y en cada uno de los tres libros que lo componen: El sueño del amor, de la muerte y de la vida, de éste último tomamos estos versos: «el cielo habla de amor cuando la muerte está saciada / y triunfa una vida silente y los manzanos del patio / ya no son de aquí ni de ninguna parte, / porque lugar y sombra son labios / que han aprendido a entender el silencio». El segundo gran libro del indiscutible gran poeta Luis Tamarit no es otro que “Metástasis II” (Ed. Olifante), esa gran obra que aspira a ser diez volúmenes. De “Metástasis I” ya hablamos en su momento, y en esta misma línea se materializa la segunda entrega, un poemario donde la honda reflexión, la filosofía, la palabra y la vida en sí misma están presentes: «La verdad del poema es una música que no acaba nunca de / sonar un cuerpo por hacer // El estallido múltip0le de la luz viniendo en el vendrá // Del afuera al adentro de ard / Del adentro al afuera de nacido a por nacer». Del mismo sello editorial, Olifante, otro extraordinario poemario también nos deleitó con su lectura, me refiero a “Visible como el aire, legible como la muerte”, del iraní Mohsen Emadi. Conocimiento y sabiduría, expresividad y experiencia, emoción a borbotones se dan cita en este libro, es decir, poesía pura y en absoluta desnudez: «Escribo / que escribir / es beber / la cicuta, / música de muerte, / canción / que hace / posible / la existencia». 
ASUNTOS PROPIOS

SALÓN DE LECTURA. JOSÉ ANTONIO SANTANO. LIBROS 2018 (I)


LIBROS 2018

(I)


AFORISMOS E IDEAS


Han sido muchos los libros recibidos durante el pasado año de autores y editoriales, a los que agradezco la deferencia por su envío y ahora compenso, aunque sea de manera sucinta, con el correspondiente comentario. El primero al que haremos referencia nos llega de Palencia (Ed. Cálamo), es el poemario “Asuntos propios”, de Mercedes Carrión Masip (I Premio Internacional de Poesía Jorge Manrique), cuya poética intimista, de claro existencialismo nos depara versos tan precisos como estos: «anduve entre los brazos de la muerte // era un dulce minué que no pesaba / era fácil partir en aquel trance / al que sobreviví ya sin el miedo / de saber que se muere cada día»; otro de esos libros, un regalo del poeta y crítico José Luis Morante ha sido “Aforismos e ideas líricas” (Ed. La isla de Siltolá), de Juan Ramón Jiménez, y este aforismo: «El verdadero talento es asceta, como la verdadera virtud; se nutre de la soledad y el silencio». Un poemario más en la ya firme trayectoria poética de Encarna León es el poemario “Esta espera de ave” (GEEPP Ediciones), del que destacamos estos versos: «El vacío se agranda al paso / de los días y ya solo se espera / un abrazo de olvido»; también otro de los grandes poetas, ganador del premio Rafael Morales 2017 (Ed. Ayuntamiento de Talavera de la Reina), Manuel Francisco Reina nos presenta “El jardín de la tarde”, un sólido poemario construido desde la experiencia vital y la emoción que otorga lo aprehendido: «Tan solo la belleza anula el horror del mundo (…) Tan solo la belleza anula el dolor del mundo. / Tan solo la hermosura es verdadera. / Tan solo lo bello a toda muerte sobrevive.»; José Antonio Ramírez Lozano nos alivia de la rutina de los días con su poemario “Epifanías” (Ed. Pre-Textos), del que extraemos esta estrofa de su poema “La tentación de Baltasar”: «Mas Baltasar esconde / bajo la arena el himno de los sueños, / la mirra de sus sílabas, / la avaricia de las constelaciones, / y salva al hombre así de su torpe asechanza». Un cambio de rumbo bien distinto acoge la poesía de Javier Sánchez Menéndez con su libro “De cuna y sepultura” (Sexto libro de Fábula, su apuesta por una obra magna), de poesía en prosa: «En la cuna nuestros padres besaban la cabeza del niño. En la sepultura los hijos besan la frente de sus padres. Es un momento mágico, la palabra se abstiene de convencer a nadie y la presencia es sombra, vaga por las estancias, hueles un humo extraño y sin correspondencia». Y abundando en la poesía de Sánchez Menéndez, José Luis Morante nos presenta “También vivir precisa de epitafio. Antología poética (1983-2017), Ed. Chamán, donde puede comprobarse el rigor en el trabajo de este crítico y la calidad poética del autor antologado. “Frecuencia modulada” (Ed.Fundación Valparaíso), de Víctor Jiménez, es otro poemario a tener en cuenta, tras haber obtenido su autor el Premio Paul Beckett de Poesía 2017, en sus páginas hallaremos todo un homenaje a la música y a un tiempo que siempre vivirá en la memoria: «Dos corazones en uno, / que siguen la partitura / y aprenden, viven la letra / por si se acaba la música». Un librito singular es el publicado por Olifante con el título “No son versos lo que escribo. Breve antología del canto popular de la mujer iraquí”, traducido al español por el también poeta iraquí Abdul Hadi Sadoun, con el que obtuvo el III Premio Marcelo Reyes a la traducción, una breve muestra es este canto: «Arrancaré las pestañas de mis ojos / para escribir las letras de tu nombre, / y venderé mi vida a plazos / solamente para verte». La nueva y joven poética de David Guijosa se contiene en este poemario, “Tiempo sin detener” (Ed. Trea), en el cual hallamos un singular voz que levita en la soledad de los días de la semana, sea el domingo, en sueco «söndag: correr por las vías del tren sin detenerse. correr y recoger monedas. sueldo esparcido entre estaciones. es domingo y voy corriendo hacia la frustración y el dinero. un plato de comida por la carrera». David de Medeiros Leite, profesor y poeta brasileño nos obsequió con “Mi Salamanca. Guía de un poeta nordestino” (edición bilingüe portugués-español), en la que recorre la ciudad Patrimonio de la Humanidad y nos deja su aroma de versos y el paisaje de su piedra milenaria: «La Cueva de Salamanca –y lo que queda de la iglesia de San Ciprián- se conecta al Huerto de Calisto y Melibea, mezclando el hechizo de la vieja Celestina con seculares misterios enclavados en las ruinas de la antigua muralla». Y de un sueño (Salamanca) a otros, “Trilogía de los sueños” (Ed. Hiperión), de Manuel Juliá, un poemario denso y en el que la madurez del poeta se percibe en cada una de sus páginas y en cada uno de los tres libros que lo componen: El sueño del amor, de la muerte y de la vida, de éste último tomamos estos versos: «el cielo habla de amor cuando la muerte está saciada / y triunfa una vida silente y los manzanos del patio / ya no son de aquí ni de ninguna parte, / porque lugar y sombra son labios / que han aprendido a entender el silencio». El segundo gran libro del indiscutible gran poeta Luis Tamarit no es otro que “Metástasis II” (Ed. Olifante), esa gran obra que aspira a ser diez volúmenes. De “Metástasis I” ya hablamos en su momento, y en esta misma línea se materializa la segunda entrega, un poemario donde la honda reflexión, la filosofía, la palabra y la vida en sí misma están presentes: «La verdad del poema es una música que no acaba nunca de / sonar un cuerpo por hacer // El estallido múltip0le de la luz viniendo en el vendrá // Del afuera al adentro de ard / Del adentro al afuera de nacido a por nacer». Del mismo sello editorial, Olifante, otro extraordinario poemario también nos deleitó con su lectura, me refiero a “Visible como el aire, legible como la muerte”, del iraní Mohsen Emadi. Conocimiento y sabiduría, expresividad y experiencia, emoción a borbotones se dan cita en este libro, es decir, poesía pura y en absoluta desnudez: «Escribo / que escribir / es beber / la cicuta, / música de muerte, / canción / que hace / posible / la existencia». 
ASUNTOS PROPIOS

SOLENOIDE de Mircea Cărtărescu, por JOSÉ ANTONIO SANTANO

No es corriente en los tiempos que corren encontrar una lectura que nos envuelva y a la vez nos desconcierte, nos aventure en un mar de reflexiones y situaciones donde nunca se sabe qué pasa o puede pasar de un momento a otro. Pocas son las ocasiones en las que el lector se halla aturdido por la densidad de lo escrito y por el ritmo discursivo que el autor impone de manera tan contumaz como necesaria. Y todo ello porque la lectura precisa de una mínima atención y esfuerzo, también de una contenida paciencia para no caer en la tentación de interrumpirla sin más, sobre todo cuando se trata de textos que exceden del medio millar de páginas, como es el caso de esta novela “Solenoide”, de Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956). En ella su autor nos invita a acompañarle para descubrir un complejo universo de ficciones y realidades, de sensaciones y recuerdos que se desarrollan a lo largo de sus casi 800 páginas. Otros títulos anteriores a esta inmensa novela de Cărtărescu son: en poesía, “El Levante” (1990) y en narrativa “Nostalgia” (1993), “El Ruletista” (1993), “Lulu” (1994) y su famosa trilogía “Cegador” (1996-2007), obras todas que vienen a avalar la extraordinaria trayectoria de un escritor de referencia no solo en su país, Rumanía, sino también en el resto de los países europeos. “Solenoide” es, como ya se ha dicho, una novela densa y que su lectura, a pesar de su complejidad en determinados momentos, es ágil de una fuerza y solidez infrecuente en el panorama de la literatura actual. Cărtărescu se vale de un profesor de lengua rumana en un instituto de barrio para desentrañar su propia marginalidad existencial en dos planos: uno, su propia realidad, y el otro, la realidad social que le rodea, hasta el punto de fundamentar su discurso narrativo precisamente en la necesidad imperiosa de ficcionarlo todo para sobrevivir, para salir de esa cárcel dolorosa y triste retratada en la ciudad de Bucarest, el instituto del suburbio y la casa en forma de barco en la que vive, que bien podría resumirse en palabras del autor así: «Aquí está Bucarest, la ciudad más melancólica del mundo, invadida por la cochinilla de la humedad, devorada por los ácidos del tiempo y de la nostalgia. Aquí está el barrio de la escuela 86 y el depósito de bombonas y la Automecánica. (…) Todo lo que he soñado que vivo, todo lo que he pensado que me sucede. Por las mañanas, antes de abrir los ojos, se me encoge el corazón. ¿Llegaré otra vez aquí? ¿Volveré a llamar a esto realidad de nuevo? ¿Será mi vida otra vez así: casa-escuela-casa-escuela, sin que pueda romper jamás este círculo destructivo y siniestro?». El instrumento del que se vale Cărtărescu no es otro que un diario manuscrito a través del cual habla el protagonista de la novela. En él escribirá sus sueños, en los que esa otra parte de su vida emerge a través de la palabra, a veces tan incomprensible y frustrante como la realidad que vive cada día. Porque a fin de cuentas el protagonista de esta novela es un solitario, un escritor frustado al que solo le queda un manuscrito en el vierte sus verdades y naufragios, delimitados ambos por el día (existencia real) y la noche (la ficción), levitando en sexo y sueño. 

JOSÉ ANTONIO SANTANO



Esta es, sin duda, la historia de una huida, posiblemente la del protagonista y la del propio Mircea Cărtărescu, hacia no se sabe dónde, consecuencia del hastío y la melancolía, como la ciudad de «…Bucarest proyectada como un gran museo al aire libre, el museo de la melancolía y de la ruina de todas las cosas», la soledad en su absoluta desnudez, causa con toda seguridad de una realidad que lleva a su exacto término en las continuadas y extraordinarias descripciones del profesor protagonista y sus relaciones con el mundo que le rodea, y ficcional cuando relata los también continuados sueños que vive: «En el sueño me cortaban la lengua en varios trozos. Sin embargo, no sentía nada, porque estaba anestesiado en la mesa de operaciones. Cortaban cada vez más adentro, hacia el gaznate, hasta que empezaron a verse, en la sección más gruesa, las venas cercenadas, vacías de sangre». En esta huida de Cărtărescu hacia adelante desentraña dos mundos que hacen de “Solenoide”, esta monumental novela, un lugar deseable, donde el tiempo y el espacio, en sus continuas digresiones, fomentan la necesidad de convertir la lectura en la única salvación posible, el más genuino territorio para el pensamiento, y donde al final de todo, siempre triunfa el amor, el verdadero solenoide, el único generador capaz de transformar el mundo: «He hablado con Irina y ya hemos decidido lo que vamos a hacer. Avanzaremos, por la orilla de la carretera, más allá del pueblo de Voluntari y, en Afumaţi, nos adentraremos en el bosquecillo de robles en el que solíamos recoger bellotas. Allí nos espera la capilla en ruinas que será, como supimos en cuanto la encontramos, nuestro último hogar. (…) Nos quedaremos allí para siempre, a resguardo de las aterradoras estrellas». Una gran novela que confirma la madurez de su autor, Mircea Cărtăarescu, y que lo señala como una de las voces más sobresalientes de la literatura europea actual.
SOLENOIDE


Título: Solenoide 
Autor: Mircea Cărtăarescu
Género: Ficción 
Editorial: Impedimenta (2018)

SOLENOIDE de Mircea Cărtărescu, por JOSÉ ANTONIO SANTANO

No es corriente en los tiempos que corren encontrar una lectura que nos envuelva y a la vez nos desconcierte, nos aventure en un mar de reflexiones y situaciones donde nunca se sabe qué pasa o puede pasar de un momento a otro. Pocas son las ocasiones en las que el lector se halla aturdido por la densidad de lo escrito y por el ritmo discursivo que el autor impone de manera tan contumaz como necesaria. Y todo ello porque la lectura precisa de una mínima atención y esfuerzo, también de una contenida paciencia para no caer en la tentación de interrumpirla sin más, sobre todo cuando se trata de textos que exceden del medio millar de páginas, como es el caso de esta novela “Solenoide”, de Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956). En ella su autor nos invita a acompañarle para descubrir un complejo universo de ficciones y realidades, de sensaciones y recuerdos que se desarrollan a lo largo de sus casi 800 páginas. Otros títulos anteriores a esta inmensa novela de Cărtărescu son: en poesía, “El Levante” (1990) y en narrativa “Nostalgia” (1993), “El Ruletista” (1993), “Lulu” (1994) y su famosa trilogía “Cegador” (1996-2007), obras todas que vienen a avalar la extraordinaria trayectoria de un escritor de referencia no solo en su país, Rumanía, sino también en el resto de los países europeos. “Solenoide” es, como ya se ha dicho, una novela densa y que su lectura, a pesar de su complejidad en determinados momentos, es ágil de una fuerza y solidez infrecuente en el panorama de la literatura actual. Cărtărescu se vale de un profesor de lengua rumana en un instituto de barrio para desentrañar su propia marginalidad existencial en dos planos: uno, su propia realidad, y el otro, la realidad social que le rodea, hasta el punto de fundamentar su discurso narrativo precisamente en la necesidad imperiosa de ficcionarlo todo para sobrevivir, para salir de esa cárcel dolorosa y triste retratada en la ciudad de Bucarest, el instituto del suburbio y la casa en forma de barco en la que vive, que bien podría resumirse en palabras del autor así: «Aquí está Bucarest, la ciudad más melancólica del mundo, invadida por la cochinilla de la humedad, devorada por los ácidos del tiempo y de la nostalgia. Aquí está el barrio de la escuela 86 y el depósito de bombonas y la Automecánica. (…) Todo lo que he soñado que vivo, todo lo que he pensado que me sucede. Por las mañanas, antes de abrir los ojos, se me encoge el corazón. ¿Llegaré otra vez aquí? ¿Volveré a llamar a esto realidad de nuevo? ¿Será mi vida otra vez así: casa-escuela-casa-escuela, sin que pueda romper jamás este círculo destructivo y siniestro?». El instrumento del que se vale Cărtărescu no es otro que un diario manuscrito a través del cual habla el protagonista de la novela. En él escribirá sus sueños, en los que esa otra parte de su vida emerge a través de la palabra, a veces tan incomprensible y frustrante como la realidad que vive cada día. Porque a fin de cuentas el protagonista de esta novela es un solitario, un escritor frustado al que solo le queda un manuscrito en el vierte sus verdades y naufragios, delimitados ambos por el día (existencia real) y la noche (la ficción), levitando en sexo y sueño. 

JOSÉ ANTONIO SANTANO



Esta es, sin duda, la historia de una huida, posiblemente la del protagonista y la del propio Mircea Cărtărescu, hacia no se sabe dónde, consecuencia del hastío y la melancolía, como la ciudad de «…Bucarest proyectada como un gran museo al aire libre, el museo de la melancolía y de la ruina de todas las cosas», la soledad en su absoluta desnudez, causa con toda seguridad de una realidad que lleva a su exacto término en las continuadas y extraordinarias descripciones del profesor protagonista y sus relaciones con el mundo que le rodea, y ficcional cuando relata los también continuados sueños que vive: «En el sueño me cortaban la lengua en varios trozos. Sin embargo, no sentía nada, porque estaba anestesiado en la mesa de operaciones. Cortaban cada vez más adentro, hacia el gaznate, hasta que empezaron a verse, en la sección más gruesa, las venas cercenadas, vacías de sangre». En esta huida de Cărtărescu hacia adelante desentraña dos mundos que hacen de “Solenoide”, esta monumental novela, un lugar deseable, donde el tiempo y el espacio, en sus continuas digresiones, fomentan la necesidad de convertir la lectura en la única salvación posible, el más genuino territorio para el pensamiento, y donde al final de todo, siempre triunfa el amor, el verdadero solenoide, el único generador capaz de transformar el mundo: «He hablado con Irina y ya hemos decidido lo que vamos a hacer. Avanzaremos, por la orilla de la carretera, más allá del pueblo de Voluntari y, en Afumaţi, nos adentraremos en el bosquecillo de robles en el que solíamos recoger bellotas. Allí nos espera la capilla en ruinas que será, como supimos en cuanto la encontramos, nuestro último hogar. (…) Nos quedaremos allí para siempre, a resguardo de las aterradoras estrellas». Una gran novela que confirma la madurez de su autor, Mircea Cărtăarescu, y que lo señala como una de las voces más sobresalientes de la literatura europea actual.
SOLENOIDE


Título: Solenoide 
Autor: Mircea Cărtăarescu
Género: Ficción 
Editorial: Impedimenta (2018)

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ por JOSÉ ANTONIO SANTANO

JOSÉ ANTONIO SÁEZ
SALÓN DE LECTURA (DIARIO DE ALMERÍA 31/12/2018),
 columna de JOSÉ ANTONIO SANTANO, con el libro
 "EN LA OTRA LADERA"  DE JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ
EN LA OTRA LADERA

Es reconfortarte saber que existen creadores que desde la más absoluta soledad, alejados de los centros de poder –en todos sus ámbitos-, construyen día a día una sólida y gran obra. Conforta comprobar que desde ese silencio que los distancia de las grandes urbes contaminadas –de casi todo lo contaminante, material y espiritual-, en un pequeño pueblo cualquiera de una provincia cualquiera, una mujer o un hombre cualquiera edifica un monumento literario bello y perenne, majestuoso en su honestidad, ético y estético al mismo tiempo. Uno de esos casos, que siempre están más cercanos del olvido que del reconocimiento es la razón y la causa de este comentario. Su callada pero certera labor, sin la cansina y monocorde parafernalia que acompaña a muchos escritores y poetas de hoy, se corresponde, en estas ocasiones, con el resultado de un trabajo honesto y dignísimo, capaz de proporcionar la emoción suficiente como para sentirse unido al mensaje que de forma tan indiscutible proporcionan a través de su obra, como lo es ésta: “En la otra ladera”, de José Antonio Saéz (Albox, Almería, 1957). Y así, efectivamente, sucede. Ya desde el principio de este libro hallamos la voz honda y serena que vive en este gran poeta albojense: «Si naufraga el corazón, id por él tras el sembrado de los abedules y envolvedlo en las vendas de un sudario (…) Si veis que muere, acomodadlo en un lecho de luciérnagas y hacedlo reposar sobre la almohada donde vienen a extinguirse los amantes». Sáez ha creado un universo propio, que bebe de la mejor tradición literaria española y que desde la independencia, el conocimiento y un existencialismo vital construye un discurso netamente humanista: «Pon en mi lengua las palabras precisas para dar consuelo y extender la caricia, para aliviar la herida que sangra y la pena que lacera el corazón abandonado. Dame, tú, ahora, las palabras exactas que iluminen a quien yace en tinieblas y deambula sin rumbo por calles y lugares, ignorado de todos, vapuleado por la vida, ninguneado e ignorado por sus semejantes.».
 Alcanza Sáez un estado trascendente, diríase que casi místico (“Hazte en mí y sea yo en ti”) en el cual la palabra es la luz que devuelve la esperanza, el instrumento transformador de una realidad que no satisface al poeta. Poesía en prosa la que nos muestra José Antonio Sáez en cuarenta y ocho composiciones. Poemario para los sentidos y el intelecto, tan bella como sencilla en su concepción del mundo, y reflexiva, sosegada meditación desde la experiencia del vivir, de la cotidianidad de los días, ese tiempo que en el poeta siente que se escapa entre los dedos, porque ya no hay marcha atrás: «Se van, se nos van los días deslizándose entre las manos desnudas como arena. Se nos va la vida y somos solo gotas de agua resbalando en el cristal. Qué esperar de lo porvenir». En los versos de Sáez hallamos la confluencia de la búsqueda de la belleza y la fuerza expresiva de lo cotidiano que nace como consecuencia de una honda interiorización de lo vivido y por vivir. El poeta, desde la soledad de su apartado rincón almeriense, ajeno a las modas y modismos, a la llamada posmodernidad que tan poco le ofrece, consigue conservar intacta su voz, esa que ahonda en los orígenes y acompaña como un canto en las tardes de otoño al son monocorde de la lluvia en los cristales. Consciente del lugar que ocupa, Sáez oficia de poeta auténtico, sin interés alguno por el boato o la engañosa fama que adorna al hombre («Sobran los homenajes para quien no los busca. 
De vanidad se infla el globo y alardea el pavo real en su rueda. Pues llegué sin nada, me iré desnudo, como los hijos de la mar. Alada la mano que cierre la ventana de mis párpados»), porque el amor es el principio que rige todos sus actos: «Si nos han de juzgar por algo, que sea por el amor de que fuimos capaces. (…) Porque el amor, si no se da, se pudre en nosotros como fruta madura, que no es comida por nadie y viene a ser picoteada por los pájaros o arrojada a las alimañas». 
José Antonio Sáez es sin duda un poeta existencialista, humilde y solidario que nunca se detiene y que siempre abre su corazón al desposeído, porque su razón de ser no es otra que la de humanizar cuanto le rodea: «Abrió su corazón a la verdad, a la justicia, a la nobleza, a la compasión, a la solidaridad y lo cerró al escepticismo, a la angustia, a la desazón y al desasosiego». Por ello la tierra madre, la patria, también vive en él, “siguiendo a Salvador Espríu”, de forma muy particular, y en un momento tan delicado como el actual, y así escribe: «Con desgarro en el corazón oigo hablar de mi patria, con desprecio a algunos y con ignorancia a otros. Pero yo conozco su dignidad en la pobreza y su pasado glorioso, y por ellos me enorgullezco de mi humilde, hermosa y desvalida patria». Este es el poeta José Antonio Sáez, que nos hace temblar con la luz deslumbradora de su palabra, siempre viva y humana, y que hallamos en este libro tan conmovedor como acertado para estos tiempos: “En la otra ladera”.
EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ


Título: En la otra ladera
Autor: José Antonio Sáez
Editorial: Catorcebis (2018)

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ por JOSÉ ANTONIO SANTANO

JOSÉ ANTONIO SÁEZ
SALÓN DE LECTURA (DIARIO DE ALMERÍA 31/12/2018),
 columna de JOSÉ ANTONIO SANTANO, con el libro
 "EN LA OTRA LADERA"  DE JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ
EN LA OTRA LADERA

Es reconfortarte saber que existen creadores que desde la más absoluta soledad, alejados de los centros de poder –en todos sus ámbitos-, construyen día a día una sólida y gran obra. Conforta comprobar que desde ese silencio que los distancia de las grandes urbes contaminadas –de casi todo lo contaminante, material y espiritual-, en un pequeño pueblo cualquiera de una provincia cualquiera, una mujer o un hombre cualquiera edifica un monumento literario bello y perenne, majestuoso en su honestidad, ético y estético al mismo tiempo. Uno de esos casos, que siempre están más cercanos del olvido que del reconocimiento es la razón y la causa de este comentario. Su callada pero certera labor, sin la cansina y monocorde parafernalia que acompaña a muchos escritores y poetas de hoy, se corresponde, en estas ocasiones, con el resultado de un trabajo honesto y dignísimo, capaz de proporcionar la emoción suficiente como para sentirse unido al mensaje que de forma tan indiscutible proporcionan a través de su obra, como lo es ésta: “En la otra ladera”, de José Antonio Saéz (Albox, Almería, 1957). Y así, efectivamente, sucede. Ya desde el principio de este libro hallamos la voz honda y serena que vive en este gran poeta albojense: «Si naufraga el corazón, id por él tras el sembrado de los abedules y envolvedlo en las vendas de un sudario (…) Si veis que muere, acomodadlo en un lecho de luciérnagas y hacedlo reposar sobre la almohada donde vienen a extinguirse los amantes». Sáez ha creado un universo propio, que bebe de la mejor tradición literaria española y que desde la independencia, el conocimiento y un existencialismo vital construye un discurso netamente humanista: «Pon en mi lengua las palabras precisas para dar consuelo y extender la caricia, para aliviar la herida que sangra y la pena que lacera el corazón abandonado. Dame, tú, ahora, las palabras exactas que iluminen a quien yace en tinieblas y deambula sin rumbo por calles y lugares, ignorado de todos, vapuleado por la vida, ninguneado e ignorado por sus semejantes.».
 Alcanza Sáez un estado trascendente, diríase que casi místico (“Hazte en mí y sea yo en ti”) en el cual la palabra es la luz que devuelve la esperanza, el instrumento transformador de una realidad que no satisface al poeta. Poesía en prosa la que nos muestra José Antonio Sáez en cuarenta y ocho composiciones. Poemario para los sentidos y el intelecto, tan bella como sencilla en su concepción del mundo, y reflexiva, sosegada meditación desde la experiencia del vivir, de la cotidianidad de los días, ese tiempo que en el poeta siente que se escapa entre los dedos, porque ya no hay marcha atrás: «Se van, se nos van los días deslizándose entre las manos desnudas como arena. Se nos va la vida y somos solo gotas de agua resbalando en el cristal. Qué esperar de lo porvenir». En los versos de Sáez hallamos la confluencia de la búsqueda de la belleza y la fuerza expresiva de lo cotidiano que nace como consecuencia de una honda interiorización de lo vivido y por vivir. El poeta, desde la soledad de su apartado rincón almeriense, ajeno a las modas y modismos, a la llamada posmodernidad que tan poco le ofrece, consigue conservar intacta su voz, esa que ahonda en los orígenes y acompaña como un canto en las tardes de otoño al son monocorde de la lluvia en los cristales. Consciente del lugar que ocupa, Sáez oficia de poeta auténtico, sin interés alguno por el boato o la engañosa fama que adorna al hombre («Sobran los homenajes para quien no los busca. 
De vanidad se infla el globo y alardea el pavo real en su rueda. Pues llegué sin nada, me iré desnudo, como los hijos de la mar. Alada la mano que cierre la ventana de mis párpados»), porque el amor es el principio que rige todos sus actos: «Si nos han de juzgar por algo, que sea por el amor de que fuimos capaces. (…) Porque el amor, si no se da, se pudre en nosotros como fruta madura, que no es comida por nadie y viene a ser picoteada por los pájaros o arrojada a las alimañas». 
José Antonio Sáez es sin duda un poeta existencialista, humilde y solidario que nunca se detiene y que siempre abre su corazón al desposeído, porque su razón de ser no es otra que la de humanizar cuanto le rodea: «Abrió su corazón a la verdad, a la justicia, a la nobleza, a la compasión, a la solidaridad y lo cerró al escepticismo, a la angustia, a la desazón y al desasosiego». Por ello la tierra madre, la patria, también vive en él, “siguiendo a Salvador Espríu”, de forma muy particular, y en un momento tan delicado como el actual, y así escribe: «Con desgarro en el corazón oigo hablar de mi patria, con desprecio a algunos y con ignorancia a otros. Pero yo conozco su dignidad en la pobreza y su pasado glorioso, y por ellos me enorgullezco de mi humilde, hermosa y desvalida patria». Este es el poeta José Antonio Sáez, que nos hace temblar con la luz deslumbradora de su palabra, siempre viva y humana, y que hallamos en este libro tan conmovedor como acertado para estos tiempos: “En la otra ladera”.
EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ

EN LA OTRA LADERA. JOSÉ ANTONIO SÁEZ


Título: En la otra ladera
Autor: José Antonio Sáez
Editorial: Catorcebis (2018)

LA LEYENDA DE GÉMINIS de Antonio Hernández, por José Antonio Santano



SALÓN DE LECTURA _____________________ José Antonio Santano



LA LEYENDA DE GÉMINIS
Cuando el ser humano crece ajeno al conocimiento y el placer que proporciona la lectura, más aún, cuando se vanagloria de no haber leído un solo libro en su vida o vuelve a consolidarse aquel antiguo axioma de que los libros son el mismísimo diablo y embrutecen o simplemente se les quema para que no quede de ellos rastro alguno, algo no va bien y con casi toda seguridad solo cabe esperar la más grande de las catástrofes, el caos más absoluto. El libro, los libros, nos proporcionan la posibilidad de vivir las vidas de los otros, de imaginar estados inimaginables, de reflexionar y profundizar en nuestras propias vidas, alcanzando así un estado de natural sosiego. Eso y mucho más sucede cuando los libros forman parte inherente de la vida. Y tan es así que cuando hallamos ese libro y a su autor algo inexplicable sucede en el interior de cada uno de nosotros. Ocurre y ocurrirá siempre que un libro nos atrape en su red y nos haga partícipes de su íntimo mundo. La novela “La leyenda de Géminis”, del gaditano Antonio Hernández, más conocido como poeta que como narrador equilibra la balanza hasta el punto de no saber muy bien si es más narrador que poeta o viceversa. Lo que es indudable es que en esta novela de aprendizaje Hernández viene a mostrarnos su madurez narrativa, su capacidad para la descripción de personajes y situaciones de forma magistral, su conocimiento de la tradición literaria universal, su desbordante experiencia capaz de ahondar en la cotidianidad con una sutileza y elegancia poco frecuentes, pero sobre todo con un lenguaje inusual, de una gran intensidad y hondura intelectual y literaria. Algo que hasta ahora no ha sabido reconocérsele como merece. 

LA LEYENDA DE GÉMINIS

Si Antonio Hernández es el poeta que todos reconocemos en “Nueva York después de muerto”, con el que fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía 2014, también es el extraordinario narrador de esta novela y de otras como “Sangre fría”, “Vestida de novia”, “Raigosa ha muerto.Viva el rey” o “El tesoro de Juan Morales”. Dominador de ambos géneros: poesía y novela, Antonio Hernández es, en uno y otro ámbito, una de las voces más lúcidas del panorama literario español. En “La leyenda de Géminis”, Hernández nos propone la historia de un aprendizaje, no solo desde el punto de vista de la formación académica de Antonio, su protagonista, sino también vital a través de las enseñanzas del magisterio integrador de don Jonás, el otro protagonista. Esta es una novela que se caracteriza por la honda reflexión de la realidad, pero también de la poderosa revelación de la fantasía, de la ficción. Hernández es, sin duda, un escritor de raza capaz de sorprender al lector con el más profundo comentario, como de iluminar sus ojos hasta mostrar una cómplice sonrisa tras su sentido del humor (tan gaditano), o de la sutil ironía que caracteriza su discurso narrativo, siempre bajo la resplandeciente luz de un lenguaje preciso y exquisito, que nos recuerda la más pura tradición literaria española, simbolizada para esta ocasión en la picaresca, con la que Hernández tanto empatiza. Desde la posguerra, pasando por la transición democrática hasta finalizar en el triunfo socialista andaluz son los ejes centrales en los que afianza su narración Hernández para mostrarnos todos los aspectos de la condición humana, para descubrir que en ella se asientan valores perniciosos como la ambición por el poder, el culto al dios dinero o la traición, frente a otros como la solidaridad o la fraternidad humanas. Los personajes están definidos con tal precisión que la narración se desarrolla de forma ágil, en el tiempo y el espacio. “La leyenda de Géminis” viene a confirmar la excelencia narrativa de Antonio Hernández, que como en otras novelas anteriores, no duda en aplicar la observación y la profunda meditación sobre lo vivido y aprehendido para conformar así una historia que pudiendo parecer a primera vista tediosa y compleja, su oficio de escritor convierte esta sensación en puro goce de los sentidos y el intelecto. Esta es, podríamos decir, la historia de un ideal, pero también la historia de un desengaño, de una derrota: «Porque siento que ha vencido la vulgaridad: el dinero que se atesora sobre el que se reparte; la fama sobre el prestigio; el poder sobre la dignidad; la conveniencia sobre la obligación; la adicción sobre la delicadeza, estar sobre ser». Novela de aprendizaje, como ya se ha dicho con anterioridad, con el valor añadido de la erudición que caracteriza a su autor; novela donde la sátira, el humor y un discurso narrativo de una belleza y profundidad sin parangón, procuran al lector ese placentero instante en el cual la lectura se convierte, hacienda de ella una perentoria necesidad, una imprescindible actividad humana. “La leyenda de Géminis” es la crónica de un tiempo oscuro y de silencios, la historia de un lugar y unos seres derrotados, la confluencia de los opuestos, del bien y del mal, tratada con la sabiduría de un narrador imprescindible en el panorama de las letras españolas, que es de justicia distinguir ahora más que nunca: Antonio Hernández.
ANTONIO HERNANDEZ

Título:La leyenda de Géminis
Autor: Antonio Hernández
E ditorial: Carpenocten (2018)

LA LEYENDA DE GÉMINIS de Antonio Hernández, por José Antonio Santano



SALÓN DE LECTURA _____________________ José Antonio Santano



LA LEYENDA DE GÉMINIS
Cuando el ser humano crece ajeno al conocimiento y el placer que proporciona la lectura, más aún, cuando se vanagloria de no haber leído un solo libro en su vida o vuelve a consolidarse aquel antiguo axioma de que los libros son el mismísimo diablo y embrutecen o simplemente se les quema para que no quede de ellos rastro alguno, algo no va bien y con casi toda seguridad solo cabe esperar la más grande de las catástrofes, el caos más absoluto. El libro, los libros, nos proporcionan la posibilidad de vivir las vidas de los otros, de imaginar estados inimaginables, de reflexionar y profundizar en nuestras propias vidas, alcanzando así un estado de natural sosiego. Eso y mucho más sucede cuando los libros forman parte inherente de la vida. Y tan es así que cuando hallamos ese libro y a su autor algo inexplicable sucede en el interior de cada uno de nosotros. Ocurre y ocurrirá siempre que un libro nos atrape en su red y nos haga partícipes de su íntimo mundo. La novela “La leyenda de Géminis”, del gaditano Antonio Hernández, más conocido como poeta que como narrador equilibra la balanza hasta el punto de no saber muy bien si es más narrador que poeta o viceversa. Lo que es indudable es que en esta novela de aprendizaje Hernández viene a mostrarnos su madurez narrativa, su capacidad para la descripción de personajes y situaciones de forma magistral, su conocimiento de la tradición literaria universal, su desbordante experiencia capaz de ahondar en la cotidianidad con una sutileza y elegancia poco frecuentes, pero sobre todo con un lenguaje inusual, de una gran intensidad y hondura intelectual y literaria. Algo que hasta ahora no ha sabido reconocérsele como merece. 

LA LEYENDA DE GÉMINIS

Si Antonio Hernández es el poeta que todos reconocemos en “Nueva York después de muerto”, con el que fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía 2014, también es el extraordinario narrador de esta novela y de otras como “Sangre fría”, “Vestida de novia”, “Raigosa ha muerto.Viva el rey” o “El tesoro de Juan Morales”. Dominador de ambos géneros: poesía y novela, Antonio Hernández es, en uno y otro ámbito, una de las voces más lúcidas del panorama literario español. En “La leyenda de Géminis”, Hernández nos propone la historia de un aprendizaje, no solo desde el punto de vista de la formación académica de Antonio, su protagonista, sino también vital a través de las enseñanzas del magisterio integrador de don Jonás, el otro protagonista. Esta es una novela que se caracteriza por la honda reflexión de la realidad, pero también de la poderosa revelación de la fantasía, de la ficción. Hernández es, sin duda, un escritor de raza capaz de sorprender al lector con el más profundo comentario, como de iluminar sus ojos hasta mostrar una cómplice sonrisa tras su sentido del humor (tan gaditano), o de la sutil ironía que caracteriza su discurso narrativo, siempre bajo la resplandeciente luz de un lenguaje preciso y exquisito, que nos recuerda la más pura tradición literaria española, simbolizada para esta ocasión en la picaresca, con la que Hernández tanto empatiza. Desde la posguerra, pasando por la transición democrática hasta finalizar en el triunfo socialista andaluz son los ejes centrales en los que afianza su narración Hernández para mostrarnos todos los aspectos de la condición humana, para descubrir que en ella se asientan valores perniciosos como la ambición por el poder, el culto al dios dinero o la traición, frente a otros como la solidaridad o la fraternidad humanas. Los personajes están definidos con tal precisión que la narración se desarrolla de forma ágil, en el tiempo y el espacio. “La leyenda de Géminis” viene a confirmar la excelencia narrativa de Antonio Hernández, que como en otras novelas anteriores, no duda en aplicar la observación y la profunda meditación sobre lo vivido y aprehendido para conformar así una historia que pudiendo parecer a primera vista tediosa y compleja, su oficio de escritor convierte esta sensación en puro goce de los sentidos y el intelecto. Esta es, podríamos decir, la historia de un ideal, pero también la historia de un desengaño, de una derrota: «Porque siento que ha vencido la vulgaridad: el dinero que se atesora sobre el que se reparte; la fama sobre el prestigio; el poder sobre la dignidad; la conveniencia sobre la obligación; la adicción sobre la delicadeza, estar sobre ser». Novela de aprendizaje, como ya se ha dicho con anterioridad, con el valor añadido de la erudición que caracteriza a su autor; novela donde la sátira, el humor y un discurso narrativo de una belleza y profundidad sin parangón, procuran al lector ese placentero instante en el cual la lectura se convierte, hacienda de ella una perentoria necesidad, una imprescindible actividad humana. “La leyenda de Géminis” es la crónica de un tiempo oscuro y de silencios, la historia de un lugar y unos seres derrotados, la confluencia de los opuestos, del bien y del mal, tratada con la sabiduría de un narrador imprescindible en el panorama de las letras españolas, que es de justicia distinguir ahora más que nunca: Antonio Hernández.
ANTONIO HERNANDEZ

Título: La leyenda de Géminis
Autor: Antonio Hernández
E ditorial: Carpenocten (2018)

TRADUCCIÓN DEL SILENCIO

SALÓN DE LECTURA ___________________________ José Antonio Santano

JOSÉ ANTONIO SANTANO
TRADUCCIÓN DEL SILENCIO
Abrir las páginas de un libro es siempre un acto de amor indescriptible. Abrir las páginas de un libro de amor es abismarse en la frondosidad del silencio. El silencio del amor es como un mar inmenso e infinito. Por eso el amor es el motor del mundo, no hay nada que pueda con el amor, ni siquiera la muerte. Cuando la muerte se interpone y deja a los amantes en el dolor de la ausencia, la vida es un calvario, la oscuridad plena, el precipicio que invita a la caída, como si el mundo no existiera ya, solo sus cenizas, y sin embargo, el amor renace como un Ave Fénix. Abrir las páginas de un libro de amor es, entonces, como hallar un oasis en el desierto, el mejor bálsamo posible, pura razón de la existencia. Uno de esos libros es, sin duda, “Traducción del silencio”, de Trinidad Ruiz Marcellán (Zaragoza, 1950), poeta honda donde las halla y perseverante editora, responsable desde el año 1979 de “Olifante. Ediciones de Poesía”. 
TRINIDAD RUIZ MARCELLÁN
Nace “Traducción del silencio” como consecuencia de la muerte de Marcelo Reyes, compañero de vida de la poeta. Después de dos años de habitar el más absoluto silencio, de conversar con él día y noche, de odiarlo y amarlo al mismo tiempo, de bucear en la oscuridad hasta la extenuación, en un delirio incomprensible, de caminar sin orden ni concierto; después de haber volado hasta la más alta montaña y haber rozado los bordes dorados de la luna, de sentir la quemazón de la ausencia definitiva, de amamantar el desconsuelo y la desesperación o precipitarse en la más honda y triste soledad, Ruiz Marcellán, refugiada en la escritura, acierta al comprender de que es posible renacer a la vida después del último y aterrador silencio, de que la luz puede iluminar tanta oscuridad y que para ello no hay mejor remedio que regresar al origen del propio silencio, entenderlo, asistirlo, dialogar con él, recrearlo mediante la palabra, interpretarlo, traducirlo al fin. Ya en el prólogo el también poeta Luis Alberto de Cuenca dice: «La escritura mitiga los efectos devastadores de la muerte. Se transforma en un grito que consigue emerger de la soledad y vencer al silencio. 
Un grito que, en el caso de este libro de Trinidad Ruiz Marcellán, no sobrecoge ni aterroriza, sino que conduce a la calma y suscita el sosiego. La calma y el sosiego que reinan en el país del recuerdo, allí donde las llagas en el alma que produce el dolor comienzan a cicatrizarse». Y así es o así nos lo parece, porque este libro es un libro de vida, de la victoria siempre del amor en su entrega pura y generosa. Bien lo sabe la mujer y la poeta que vive en Trinidad Ruiz Marcellán, y lo sabe el paisaje del Moncayo, los pobladores de Litago y los árboles y pájaros, la tierra entera. Ya lo dijo el también poeta y gran amigo de Trinidad, Ángel Guinda: «Ya no hablo otra lengua que no sea el silencio». Y esto mismo ocurre con la lengua que habla y escribe Ruiz Marcellán.
 Ella ha querido, deseado amorosamente, adentrarse en la mismísima médula del silencio para crear un universo nuevo, distinto, de una belleza inconmensurable y de una extraordinaria hondura. Del silencio a aprehendido y de él ha nacido la esperanza. La poética del silencio que anida en este libro esencial es la huella indeleble del recuerdo, del amado ausente, y al mismo tiempo la vida en toda su grandeza y honestidad. Versos que beben de la tierra y el agua, del vuelo del pájaro en su descenso delirante a la planicie; versos que resplandecen los sentidos y desbordan la emoción: «Verás cómo crece / la mimosa de Tasmania / que da sombra a tu ventana. // Entre las dos te auparemos / sujetando tus vértebras rotas / y desplazadas a otro mundo. // Amor más poderoso que la vida». “Traducción del silencio” contiene la esencia de la palabra poética de Trinidad Ruiz Marcellán, la brevedad de sus versos, en esa especie de golpe seco, contundente y único, que nos alerta y nos asombra, nos seduce y abisma, distingue su personalísima voz. 
El silencio que nos muestra en toda su magnitud no es sino su propio silencio, aquel al que un día se vio sometida y del que aprendió a sentir y vivir como otros muchos silencios que habitaban la casa y la montaña: «Cumbre / del Moncayo. // Recomenzar». Versos como hilos de seda que van tejiendo cada instante de vida, a la que se aferra ya sin remisión, pues en ella habita toda la esperanza de saberse amada aún después del silencio y haber amado aún después de la muerte. Abrir las páginas de este libro es como iniciar un vuelo a lo desconocido, a los misterios de la vida o como respirar el aire puro de las altas cumbres. La verdad poética de Trinidad Ruiz Marcellán resplandece en cada una de las páginas de este pequeño gran libro, una joya literaria que no dejará impasible a lector alguno, porque en él se halla el silencio en todas sus formas y sentires. “Traducción del silencio” nos devuelve la esperanza en el ser humano para cambiar la vida y para creer en ella, y por eso la poeta se pregunta: «¿Para quién / vivir? // Silencio. / Vacío. // ¡Para la vida!». Poesía del silencio y para la vida, pura poesía la de Trinidad Ruiz Marcellán.
TRINIDAD RUIZ MARCELLÁN

Título:Traducción del silencio
Autor: Trinidad Ruiz Marcellán
Editorial: Olifante (Tarazona, 2017)

TRADUCCIÓN DEL SILENCIO

SALÓN DE LECTURA ___________________________ José Antonio Santano

JOSÉ ANTONIO SANTANO
TRADUCCIÓN DEL SILENCIO
Abrir las páginas de un libro es siempre un acto de amor indescriptible. Abrir las páginas de un libro de amor es abismarse en la frondosidad del silencio. El silencio del amor es como un mar inmenso e infinito. Por eso el amor es el motor del mundo, no hay nada que pueda con el amor, ni siquiera la muerte. Cuando la muerte se interpone y deja a los amantes en el dolor de la ausencia, la vida es un calvario, la oscuridad plena, el precipicio que invita a la caída, como si el mundo no existiera ya, solo sus cenizas, y sin embargo, el amor renace como un Ave Fénix. Abrir las páginas de un libro de amor es, entonces, como hallar un oasis en el desierto, el mejor bálsamo posible, pura razón de la existencia. Uno de esos libros es, sin duda, “Traducción del silencio”, de Trinidad Ruiz Marcellán (Zaragoza, 1950), poeta honda donde las halla y perseverante editora, responsable desde el año 1979 de “Olifante. Ediciones de Poesía”. 
TRINIDAD RUIZ MARCELLÁN
Nace “Traducción del silencio” como consecuencia de la muerte de Marcelo Reyes, compañero de vida de la poeta. Después de dos años de habitar el más absoluto silencio, de conversar con él día y noche, de odiarlo y amarlo al mismo tiempo, de bucear en la oscuridad hasta la extenuación, en un delirio incomprensible, de caminar sin orden ni concierto; después de haber volado hasta la más alta montaña y haber rozado los bordes dorados de la luna, de sentir la quemazón de la ausencia definitiva, de amamantar el desconsuelo y la desesperación o precipitarse en la más honda y triste soledad, Ruiz Marcellán, refugiada en la escritura, acierta al comprender de que es posible renacer a la vida después del último y aterrador silencio, de que la luz puede iluminar tanta oscuridad y que para ello no hay mejor remedio que regresar al origen del propio silencio, entenderlo, asistirlo, dialogar con él, recrearlo mediante la palabra, interpretarlo, traducirlo al fin. Ya en el prólogo el también poeta Luis Alberto de Cuenca dice: «La escritura mitiga los efectos devastadores de la muerte. Se transforma en un grito que consigue emerger de la soledad y vencer al silencio. 
Un grito que, en el caso de este libro de Trinidad Ruiz Marcellán, no sobrecoge ni aterroriza, sino que conduce a la calma y suscita el sosiego. La calma y el sosiego que reinan en el país del recuerdo, allí donde las llagas en el alma que produce el dolor comienzan a cicatrizarse». Y así es o así nos lo parece, porque este libro es un libro de vida, de la victoria siempre del amor en su entrega pura y generosa. Bien lo sabe la mujer y la poeta que vive en Trinidad Ruiz Marcellán, y lo sabe el paisaje del Moncayo, los pobladores de Litago y los árboles y pájaros, la tierra entera. Ya lo dijo el también poeta y gran amigo de Trinidad, Ángel Guinda: «Ya no hablo otra lengua que no sea el silencio». Y esto mismo ocurre con la lengua que habla y escribe Ruiz Marcellán.
 Ella ha querido, deseado amorosamente, adentrarse en la mismísima médula del silencio para crear un universo nuevo, distinto, de una belleza inconmensurable y de una extraordinaria hondura. Del silencio a aprehendido y de él ha nacido la esperanza. La poética del silencio que anida en este libro esencial es la huella indeleble del recuerdo, del amado ausente, y al mismo tiempo la vida en toda su grandeza y honestidad. Versos que beben de la tierra y el agua, del vuelo del pájaro en su descenso delirante a la planicie; versos que resplandecen los sentidos y desbordan la emoción: «Verás cómo crece / la mimosa de Tasmania / que da sombra a tu ventana. // Entre las dos te auparemos / sujetando tus vértebras rotas / y desplazadas a otro mundo. // Amor más poderoso que la vida». “Traducción del silencio” contiene la esencia de la palabra poética de Trinidad Ruiz Marcellán, la brevedad de sus versos, en esa especie de golpe seco, contundente y único, que nos alerta y nos asombra, nos seduce y abisma, distingue su personalísima voz. 
El silencio que nos muestra en toda su magnitud no es sino su propio silencio, aquel al que un día se vio sometida y del que aprendió a sentir y vivir como otros muchos silencios que habitaban la casa y la montaña: «Cumbre / del Moncayo. // Recomenzar». Versos como hilos de seda que van tejiendo cada instante de vida, a la que se aferra ya sin remisión, pues en ella habita toda la esperanza de saberse amada aún después del silencio y haber amado aún después de la muerte. Abrir las páginas de este libro es como iniciar un vuelo a lo desconocido, a los misterios de la vida o como respirar el aire puro de las altas cumbres. La verdad poética de Trinidad Ruiz Marcellán resplandece en cada una de las páginas de este pequeño gran libro, una joya literaria que no dejará impasible a lector alguno, porque en él se halla el silencio en todas sus formas y sentires. “Traducción del silencio” nos devuelve la esperanza en el ser humano para cambiar la vida y para creer en ella, y por eso la poeta se pregunta: «¿Para quién / vivir? // Silencio. / Vacío. // ¡Para la vida!». Poesía del silencio y para la vida, pura poesía la de Trinidad Ruiz Marcellán.
TRINIDAD RUIZ MARCELLÁN

Título: Traducción del silencio
Autor: Trinidad Ruiz Marcellán
Editorial: Olifante (Tarazona, 2017)

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986