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CRÓNICA DE UNA NOVELA.


Novela de Enrique Myro
El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)” de Enrique Myro
Antonio Ortiz, La Voz de Todas Partes

CRÓNICA DE UNA NOVELA




Tras la entrevista que le hicimos a Enrique Myro, Sevilla 1946, en su Casa Sinapia en La Aldea de Los Ríos, situada entre La Carolina y Guarromán, ver en DIARIOVOZ. REVISTA DE LITERATURA y después de, siguiendo las directrices que nos dio el autor, haber vuelto a leer su novela “El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)”, creemos que es hora de hacer la reseña literaria de dicha obra.
De entrada, confieso que me ha parecido una novela bien elaborada, rica en diversas historias y, a pesar de su complejidad, equilibrada y fácil de leer; es decir, una buena novela, lo cual no es óbice para cuestionar algunos detalles de la obra.
El primero, a mi entender, es que estamos ante “una novela para el autor” no ante “una novela de autor”, que también lo es. Cuando digo esto me viene a la memoria “El Péndulo deFoucault”, de Umberto Eco, porque al igual que al italiano en dicha obra, a Enrique Myro le notamos en muchos pasajes de su novela que está escribiendo, en buena medida, para su disfrute personal.
Nos referimos, por ejemplo, a la cantidad de cuadros con los que viste las paredes de los restaurantes a los que van los personajes, e incluso los que cuelgan en la biblioteca del castillo de Canena, todos descritos con detalle. Bien es cierto que tienen relación con lo que está sucediendo y también con los lugares donde transcurre la trama, pero quizás para algunos lectores puede resultar cansino, y eso sin mencionar a su admirado Zabaleta, de quien se ocupa con singularidad.
Pero antes de seguir con los digamos desaciertos, entremos de lleno en la obra.
Como nos decía el autor en la referida entrevista, la novela desarrolla siete historias entremezcladas, dos de las cuales tratan sobre hechos históricos.
La historia principal versa sobre Don Pablo de Olavide, donde en los nueve capítulos que la componen, el Ingeniero Izquierdo conversa oníricamente con el Superintendente Olavide y éste va desgranando su vida.
En dichos diálogos el autor nos hace entrar en la vida doméstica de hace 250 años desde una perspectiva actual. Tenemos que admitir que, con una narrativa excelente, Don Pablo le cuenta al ingeniero en un diálogo mezcla de expresiones del siglo XVIII y las actuales, cómo fue su vida en aquellos años, desde que salió de la cárcel en 1754 hasta que volvió a entrar en ella veinte años más tarde por motivos que el lector descubrirá en la novela.
De forma muy amena se nos narra cómo Don Pablo enamora a Doña Isabel de los Ríos, la viuda rica de Leganés, cómo viaja por Europa y en Lille Madame Practiquesuyer, amiga de Diderot, le enseña una prenda nueva, el albornoz, que luego él mejora para su mayor goce y disfrute. Además de otras circunstancias de su vida, y sobre todo cómo le nombran Asistente de Sevilla y Superintendente de Las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena.

ENRIQUE MYRO
ENRIQUE MYRO 

El relato del viaje que hace desde Madrid a Sevilla para tomar posesión de sus cargos, pasando por la Peñuela, actualmente La Carolina, es muy interesante y entretenido, sin olvidar su estancia en Écija en el palacio de los Marqueses de Peñaflor.
A su vuelta a Las Nuevas Poblaciones asistimos al levantamiento del enclave de los Ríos, hoy la Aldea de los Ríos, durante el cual se inicia y se nos cuenta el desarrollo de un proyecto industrial, El Agua Airosa, que resultó espectacular y que nos retrata el carácter emprendedor de los ilustrados en aquella época.
La vida de don Pablo se desarrollaba entre Las Nuevas Poblaciones y Sevilla, y en una de sus estancias a la orilla del Guadalquivir, el prepotente de Don Pablo prepara una trampa a las recalcitrantes autoridades sevillanas cuya narración resulta en verdad divertida, reflejando con nitidez meridiana el carácter de nuestro personaje.
Hay más datos interesantes de la vida del Superintendente Olavide, pero no quiero omitir mencionar sus amores diversos y libres, mucho más libres si los comparamos con los actuales, lo que él mismo le recrimina al Ingeniero Izquierdo.
Reflexionando acerca del porqué los capítulos sobre Olavide son tan entretenidos y tienen tanta fuerza, llegamos a la conclusión de que se debe a la atrevida técnica narrativa que utiliza el autor.
En primer lugar, el narrador es no omnisciente, es decir sólo cuenta lo que ve y oye, frialdad que el autor intenta mitigar con las descripciones del entorno. En segundo lugar, a dicha frialdad se contrapone la vivacidad lograda en los diálogos entre don Pablo y Fernando. Por último, se introduce la vehemencia de la narración en primera persona que hace Olavide de los diversos sucesos ocurridos en su vida.
El uso equilibrado de esa terna de técnicas narrativas, es donde creemos que estriba la alta calidad literaria alcanzada en estos textos y que modestamente instamos al lector para que se fije en ellas, pues seguro que disfrutará aún más con su lectura.
Las siguientes historias en importancia son las del ingeniero Izquierdo, su mujer Esperanza y su entorno familiar, sus dos hijos Nando y Giralda , y Manuela la canguro portuguesa.
En estas historias, literariamente hablando, la virtud principal recae en la naturalidad de los diálogos y la capacidad del autor para ambientar las escenas con un narrador que sólo puede contar lo que ve y lo que oye, y no lo que los personajes se supone que sienten y piensan. En ellas se nos hace ir desde los grabados de Escherque tiene Fernando en su despacho, a los imanes que están pegado en su nevera o a los striptease que le hace su mujer cuando llega del trabajo y se cambia de ropa.
El interés empieza por las repercusiones personales del accidente que tuvo el Ingeniero al caerse de una mula con la que acostumbraba a pasear por los alrededores de la Aldea de los Ríos. Por cierto, el tío Pirri, que le cuida la mula, y su mujer son unos personajes entrañables.
En cuanto a las relaciones profesionales tanto de Fernando como de Esperanza, en sus correspondientes entornos laborables, se cuentan con tanto rigor y credibilidad que inducen al lector a mantener el interés en sus circunstancias.
Pasemos ahora a referirnos a la historia de Carlet y Fernadina la chocolatera, una idea que el autor confiesa haber tomado prestada de Buero Vallejo, en su obra “Un Soñador para un Pueblo”, que supone una especie de ucronía fallida, llena de sexo sano e ilusionante. Pero no vamos a decir más para no desvelar el secreto ni romper el encanto del que el lector pueda disfrutar de su lectura.
Si hablamos de sexo, en esta novela lo hay de forma explícita e implícita, no podría faltar en una época en la que triunfan tantísimas sombras, pero, aunque haya escenas con una alta carga erótica propensas a lo cutre, debemos señalar que los versos de San Juan de La Cruz proporcionan un sentido místico a los encuentros amorosos de los protagonistas.
Algo también complementario que me ha gustado y mucho, son las descripciones de los paisajes que recorre el ingeniero Izquierdo, su camino hasta La Carolina o El Porrosillo, por ejemplo, sin olvidar sus idílicos atajos por las pistas forestales.
¡Ah!, y otra cosa son los sofisticados platos que degustan los protagonistas tanto en El Balneario de Canena, en La Isabela, en El Acebuchal e incluso las delicatesen de La Petite Maison, por no hablar del espectacular menú en la comida en el Castillo.
Volviendo de nuevo a las historias que componen esta novela, en una de ellas se narran los amores ilícitos, complementarios y novedosos de algunos personajes secundarios, todo ello al hilo de la tesis que defiende don Pablo en el sentido de que en el siglo XVIII las personas gozaron de mayores libertades en el tema amoroso. Algunas de estas escenas de amor complementarios como es el caso de Juan y Enara están muy logradas.
Ya sólo nos quedan dos historias que comentar, una de ellas es en la que se narra la vida del pueblo de Quesada. El ardid literario empleado por el autor es realmente brillante, pero obviamente no lo vamos a descubrir. Recientemente he leído “Manhattan Transfer” la novela de John Dos Passos, y salvando las distancias entre el escritor norteamericano y Enrique Myro, como antes lo hicimos con Umberto Eco, tengo que admitir que nos lo ha recordado. Los pueblos tienen su propia vida que no la constituyen la de cada uno de sus habitantes, sino la de todos en su conjunto, y el escritor sevillano la narra de forma excelente.
Por último, nos queda la historia protagonizada por Isabelo de Olavide, un personaje nacido como con fórceps pero que poco a poco va tomando consistencia hasta convertirse en el contrapunto perfecto del Ingeniero Izquierdo. Es un personaje extremadamente desgraciado pero que merecía ser feliz, como lo describe Esperanza. ¿Lo será?
Ésa y otras historias quedan pendientes de resolver en esta interesante, amena y bien escrita novela, lo cual, quieras que no, deja un cierto desencanto en el lector. Mas no se frustren, Myro promete una segunda parte de la novela en la cual promete desentrañar los misterios pendientes de esclarecer en las historias que componen esta obra.
Y a todo esto, se preguntarán los lectores ¿dónde comprar la novela? Pues en su librería habitual o directamente en la página web de la editorial:
http://editorialmaluma.com/producto/renacer-la-rebelion-ilustrada-don-pablo-olavide-ingeniero-izquierdo/

CRÓNICA DE UNA NOVELA.


Novela de Enrique Myro
El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)” de Enrique Myro
Antonio Ortiz, La Voz de Todas Partes

CRÓNICA DE UNA NOVELA




Tras la entrevista que le hicimos a Enrique Myro, Sevilla 1946, en su Casa Sinapia en La Aldea de Los Ríos, situada entre La Carolina y Guarromán, ver en DIARIOVOZ. REVISTA DE LITERATURA y después de, siguiendo las directrices que nos dio el autor, haber vuelto a leer su novela “El Renacer de la Rebelión Ilustrada (Don Pablo de Olavide y el Ingeniero Izquierdo)”, creemos que es hora de hacer la reseña literaria de dicha obra.
De entrada, confieso que me ha parecido una novela bien elaborada, rica en diversas historias y, a pesar de su complejidad, equilibrada y fácil de leer; es decir, una buena novela, lo cual no es óbice para cuestionar algunos detalles de la obra.
El primero, a mi entender, es que estamos ante “una novela para el autor” no ante “una novela de autor”, que también lo es. Cuando digo esto me viene a la memoria “El Péndulo deFoucault”, de Umberto Eco, porque al igual que al italiano en dicha obra, a Enrique Myro le notamos en muchos pasajes de su novela que está escribiendo, en buena medida, para su disfrute personal.
Nos referimos, por ejemplo, a la cantidad de cuadros con los que viste las paredes de los restaurantes a los que van los personajes, e incluso los que cuelgan en la biblioteca del castillo de Canena, todos descritos con detalle. Bien es cierto que tienen relación con lo que está sucediendo y también con los lugares donde transcurre la trama, pero quizás para algunos lectores puede resultar cansino, y eso sin mencionar a su admirado Zabaleta, de quien se ocupa con singularidad.
Pero antes de seguir con los digamos desaciertos, entremos de lleno en la obra.
Como nos decía el autor en la referida entrevista, la novela desarrolla siete historias entremezcladas, dos de las cuales tratan sobre hechos históricos.
La historia principal versa sobre Don Pablo de Olavide, donde en los nueve capítulos que la componen, el Ingeniero Izquierdo conversa oníricamente con el Superintendente Olavide y éste va desgranando su vida.
En dichos diálogos el autor nos hace entrar en la vida doméstica de hace 250 años desde una perspectiva actual. Tenemos que admitir que, con una narrativa excelente, Don Pablo le cuenta al ingeniero en un diálogo mezcla de expresiones del siglo XVIII y las actuales, cómo fue su vida en aquellos años, desde que salió de la cárcel en 1754 hasta que volvió a entrar en ella veinte años más tarde por motivos que el lector descubrirá en la novela.
De forma muy amena se nos narra cómo Don Pablo enamora a Doña Isabel de los Ríos, la viuda rica de Leganés, cómo viaja por Europa y en Lille Madame Practiquesuyer, amiga de Diderot, le enseña una prenda nueva, el albornoz, que luego él mejora para su mayor goce y disfrute. Además de otras circunstancias de su vida, y sobre todo cómo le nombran Asistente de Sevilla y Superintendente de Las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena.

ENRIQUE MYRO
ENRIQUE MYRO 

El relato del viaje que hace desde Madrid a Sevilla para tomar posesión de sus cargos, pasando por la Peñuela, actualmente La Carolina, es muy interesante y entretenido, sin olvidar su estancia en Écija en el palacio de los Marqueses de Peñaflor.
A su vuelta a Las Nuevas Poblaciones asistimos al levantamiento del enclave de los Ríos, hoy la Aldea de los Ríos, durante el cual se inicia y se nos cuenta el desarrollo de un proyecto industrial, El Agua Airosa, que resultó espectacular y que nos retrata el carácter emprendedor de los ilustrados en aquella época.
La vida de don Pablo se desarrollaba entre Las Nuevas Poblaciones y Sevilla, y en una de sus estancias a la orilla del Guadalquivir, el prepotente de Don Pablo prepara una trampa a las recalcitrantes autoridades sevillanas cuya narración resulta en verdad divertida, reflejando con nitidez meridiana el carácter de nuestro personaje.
Hay más datos interesantes de la vida del Superintendente Olavide, pero no quiero omitir mencionar sus amores diversos y libres, mucho más libres si los comparamos con los actuales, lo que él mismo le recrimina al Ingeniero Izquierdo.
Reflexionando acerca del porqué los capítulos sobre Olavide son tan entretenidos y tienen tanta fuerza, llegamos a la conclusión de que se debe a la atrevida técnica narrativa que utiliza el autor.
En primer lugar, el narrador es no omnisciente, es decir sólo cuenta lo que ve y oye, frialdad que el autor intenta mitigar con las descripciones del entorno. En segundo lugar, a dicha frialdad se contrapone la vivacidad lograda en los diálogos entre don Pablo y Fernando. Por último, se introduce la vehemencia de la narración en primera persona que hace Olavide de los diversos sucesos ocurridos en su vida.
El uso equilibrado de esa terna de técnicas narrativas, es donde creemos que estriba la alta calidad literaria alcanzada en estos textos y que modestamente instamos al lector para que se fije en ellas, pues seguro que disfrutará aún más con su lectura.
Las siguientes historias en importancia son las del ingeniero Izquierdo, su mujer Esperanza y su entorno familiar, sus dos hijos Nando y Giralda , y Manuela la canguro portuguesa.
En estas historias, literariamente hablando, la virtud principal recae en la naturalidad de los diálogos y la capacidad del autor para ambientar las escenas con un narrador que sólo puede contar lo que ve y lo que oye, y no lo que los personajes se supone que sienten y piensan. En ellas se nos hace ir desde los grabados de Escherque tiene Fernando en su despacho, a los imanes que están pegado en su nevera o a los striptease que le hace su mujer cuando llega del trabajo y se cambia de ropa.
El interés empieza por las repercusiones personales del accidente que tuvo el Ingeniero al caerse de una mula con la que acostumbraba a pasear por los alrededores de la Aldea de los Ríos. Por cierto, el tío Pirri, que le cuida la mula, y su mujer son unos personajes entrañables.
En cuanto a las relaciones profesionales tanto de Fernando como de Esperanza, en sus correspondientes entornos laborables, se cuentan con tanto rigor y credibilidad que inducen al lector a mantener el interés en sus circunstancias.
Pasemos ahora a referirnos a la historia de Carlet y Fernadina la chocolatera, una idea que el autor confiesa haber tomado prestada de Buero Vallejo, en su obra “Un Soñador para un Pueblo”, que supone una especie de ucronía fallida, llena de sexo sano e ilusionante. Pero no vamos a decir más para no desvelar el secreto ni romper el encanto del que el lector pueda disfrutar de su lectura.
Si hablamos de sexo, en esta novela lo hay de forma explícita e implícita, no podría faltar en una época en la que triunfan tantísimas sombras, pero, aunque haya escenas con una alta carga erótica propensas a lo cutre, debemos señalar que los versos de San Juan de La Cruz proporcionan un sentido místico a los encuentros amorosos de los protagonistas.
Algo también complementario que me ha gustado y mucho, son las descripciones de los paisajes que recorre el ingeniero Izquierdo, su camino hasta La Carolina o El Porrosillo, por ejemplo, sin olvidar sus idílicos atajos por las pistas forestales.
¡Ah!, y otra cosa son los sofisticados platos que degustan los protagonistas tanto en El Balneario de Canena, en La Isabela, en El Acebuchal e incluso las delicatesen de La Petite Maison, por no hablar del espectacular menú en la comida en el Castillo.
Volviendo de nuevo a las historias que componen esta novela, en una de ellas se narran los amores ilícitos, complementarios y novedosos de algunos personajes secundarios, todo ello al hilo de la tesis que defiende don Pablo en el sentido de que en el siglo XVIII las personas gozaron de mayores libertades en el tema amoroso. Algunas de estas escenas de amor complementarios como es el caso de Juan y Enara están muy logradas.
Ya sólo nos quedan dos historias que comentar, una de ellas es en la que se narra la vida del pueblo de Quesada. El ardid literario empleado por el autor es realmente brillante, pero obviamente no lo vamos a descubrir. Recientemente he leído “Manhattan Transfer” la novela de John Dos Passos, y salvando las distancias entre el escritor norteamericano y Enrique Myro, como antes lo hicimos con Umberto Eco, tengo que admitir que nos lo ha recordado. Los pueblos tienen su propia vida que no la constituyen la de cada uno de sus habitantes, sino la de todos en su conjunto, y el escritor sevillano la narra de forma excelente.
Por último, nos queda la historia protagonizada por Isabelo de Olavide, un personaje nacido como con fórceps pero que poco a poco va tomando consistencia hasta convertirse en el contrapunto perfecto del Ingeniero Izquierdo. Es un personaje extremadamente desgraciado pero que merecía ser feliz, como lo describe Esperanza. ¿Lo será?
Ésa y otras historias quedan pendientes de resolver en esta interesante, amena y bien escrita novela, lo cual, quieras que no, deja un cierto desencanto en el lector. Mas no se frustren, Myro promete una segunda parte de la novela en la cual promete desentrañar los misterios pendientes de esclarecer en las historias que componen esta obra.
Y a todo esto, se preguntarán los lectores ¿dónde comprar la novela? Pues en su librería habitual o directamente en la página web de la editorial:
http://editorialmaluma.com/producto/renacer-la-rebelion-ilustrada-don-pablo-olavide-ingeniero-izquierdo/

Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

DIARIO DE ALMERÍA

SALÓN DE LECTURA    ______________      José Antonio Santano


Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
Podríamos afirmar que del silencio nace la palabra. El silencio es el abismo absoluto, el blanco de la página y la palabra la luz que deslumbra al blanco y sus silencios. Por ello llama la atención que el silencio trascienda en la palabra escrita, en la voz que antecede al signo y lo precipita sobre la página hasta ocupar el lugar exacto y no otro. Ese silencio que todo lo domina en su esencialidad que arriba a pocos puertos hoy en día, o lo que es lo mismo, a la poesía actual. No es habitual que el poeta busque el límite mismo del lenguaje en el silencio, al menos, nos los jóvenes poetas, por esa creciente vanidad de creerse principio y fin, sin que en ningún momento hayan vuelto la vista atrás para comprender que el hoy no existe sin el pasado, y que la poesía ha de beber siempre, irremisiblemente, de cuantos poetas nos precedieron. 
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
MARIO PERA.
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

Hay un haz de luz para la esperanza cuando el poeta joven alcanza la madurez del verso en ese límite del que hablábamos antes: lenguaje y silencio frente a frente, pura esencia de la voz poética. Habría que volver al origen de la nada para entender el mundo, abismarse en la profundidad del “yo” para ser el “tú”, la “otredad” sin más, transfigurándose, transmutándose en otra “alma”, en un viaje al corazón del hombre. Es aquí donde toma altura de miras la poesía peruana actual, y más concretamente, la del joven poeta Mario Pera (Lima, 1991), con el poemario titulado “Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor”. Un libro extraordinariamente denso, donde un solo poema-río lo conforma. Es una rareza encontrar un sello editorial que publique un único poema como es el caso, a manera de la más pura tradición clásica. En la actualidad se nos ha acostumbrado a la fragmentación del poema, a la ruptura temática y formal, de manera que una lectura como la que hay que afrontar en este libro solo satisface a quienes consideran que el poema único es un gozo indescriptible, que necesita de esfuerzo, claro, pero que proporciona con creces felicidad tanto en el lector avezado como en todo crítico que se precie. 

Poesía en estado puro, lenguaje y conocimiento, experiencia y emoción de lo vivido y lo por venir, desnuda, sin signo alguno de puntuación, solo la palabra en el blanco silencio de la página, remolino de símbolos y metáforas, soledad y naturaleza viva en una fusión total y absoluta del poeta consigo y con el mundo. Ya desde el principio se identifica la hoja con la palabra, de tal manera que el poeta en su deseo de que no se abisme en la nada escribe: «Impedir que la hoja caiga // no como una hoja / sino como un puñal / no como una hoja / sino como un grito». En este denso y largo poema, único, Mario Pera desde la incertidumbre, desde la duda que le apremia se deja llevar por la corriente y el fluir de la palabra: «porque este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca»; así va del poema al árbol, al agua de los ríos o al polvo del camino, es la palabra como una hoja al viento, de vuelta a la nada, al silencio que vive dentro, al fuego de los días: «y nuevamente / la nada // el cero rugiendo con hambre a la izquierda // pues nada es tan cierto / como saber que no soy sino el retorno / sobre las huellas de la rueda / la edad del hambre / arrojándose a los ojos de lo falso / al jardín que atraviesa los milenios / la infancia la respiración / todo lo que imita la ausencia / además / no existe». El silencio se muestra en todo lo cotidiano, también en los fracasos: «aquí no cabe nada / más que el resplandor cicatrizado / de la derrota», y sin embargo, el poeta limeño no puede dejar de buscarse en la palabra, en el poema, porque distanciado de su esencia no es nadie: «lejos del poema / las horas no son más que / una noche infinita / como si nos hubiéramos suicidado / sin padecer la gravedad / de abrazar una camisa de fuerza / que obliga a tragar lo hablado / del sueño / el germen del poema». Los versos se crecen a medida que avanzamos en la lectura de este poema-río, en una letanía de sustantivos (afonía, ocaso, ribera, sendero, piel, cielo, etc.), a golpes secos, desde la doliente presencia del silencio siempre: «allí donde duele más el silencio / el pánico se derrama / sobre la almohada».

 Una cascada de nombres que se abisman en la página como agua salvadora, anunciadora de la luz y la belleza contenida en la Naturaleza, en palabras que deslumbran y sangran igualmente, se va constituyendo el discurso poético de Pera. Nada es ajeno a la observación de la realidad que rodea al poeta en la construcción de un lenguaje sólido y preciso, “letra a letra” aprehendido, presente en la memoria y el recuerdo de lo vivido: «desde el sonido de aquella única cuerda / del artero fantasma del niño que fui / que perdió la capacidad / de imitar el silencio / y flotar por miles de caminos / hasta abrir / la primera palabra / en mi voz / a través del cristal». La poesía como ese “ejercicio que no entiende / la lengua de los hombres”. Por todo ello arde en el fuego de la palabra Mario Pera, preso a su tierra y el silencio. Mas hemos de saber que «Este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca». Una libro singular y una joven y lúcida voz poética, la del limeño Mario Pera, sin duda.
MARIO PERA
y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor. MARIO PERA


Título:Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor
Autor: Mario Pera
Editorial: Amargord (Madrid, 2018)


Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

DIARIO DE ALMERÍA

SALÓN DE LECTURA    ______________      José Antonio Santano


Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
Podríamos afirmar que del silencio nace la palabra. El silencio es el abismo absoluto, el blanco de la página y la palabra la luz que deslumbra al blanco y sus silencios. Por ello llama la atención que el silencio trascienda en la palabra escrita, en la voz que antecede al signo y lo precipita sobre la página hasta ocupar el lugar exacto y no otro. Ese silencio que todo lo domina en su esencialidad que arriba a pocos puertos hoy en día, o lo que es lo mismo, a la poesía actual. No es habitual que el poeta busque el límite mismo del lenguaje en el silencio, al menos, nos los jóvenes poetas, por esa creciente vanidad de creerse principio y fin, sin que en ningún momento hayan vuelto la vista atrás para comprender que el hoy no existe sin el pasado, y que la poesía ha de beber siempre, irremisiblemente, de cuantos poetas nos precedieron. 
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR
MARIO PERA.
Y HABRÁ FUEGO CAYENDO A NUESTRO ALREDEDOR

Hay un haz de luz para la esperanza cuando el poeta joven alcanza la madurez del verso en ese límite del que hablábamos antes: lenguaje y silencio frente a frente, pura esencia de la voz poética. Habría que volver al origen de la nada para entender el mundo, abismarse en la profundidad del “yo” para ser el “tú”, la “otredad” sin más, transfigurándose, transmutándose en otra “alma”, en un viaje al corazón del hombre. Es aquí donde toma altura de miras la poesía peruana actual, y más concretamente, la del joven poeta Mario Pera (Lima, 1991), con el poemario titulado “Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor”. Un libro extraordinariamente denso, donde un solo poema-río lo conforma. Es una rareza encontrar un sello editorial que publique un único poema como es el caso, a manera de la más pura tradición clásica. En la actualidad se nos ha acostumbrado a la fragmentación del poema, a la ruptura temática y formal, de manera que una lectura como la que hay que afrontar en este libro solo satisface a quienes consideran que el poema único es un gozo indescriptible, que necesita de esfuerzo, claro, pero que proporciona con creces felicidad tanto en el lector avezado como en todo crítico que se precie. 

Poesía en estado puro, lenguaje y conocimiento, experiencia y emoción de lo vivido y lo por venir, desnuda, sin signo alguno de puntuación, solo la palabra en el blanco silencio de la página, remolino de símbolos y metáforas, soledad y naturaleza viva en una fusión total y absoluta del poeta consigo y con el mundo. Ya desde el principio se identifica la hoja con la palabra, de tal manera que el poeta en su deseo de que no se abisme en la nada escribe: «Impedir que la hoja caiga // no como una hoja / sino como un puñal / no como una hoja / sino como un grito». En este denso y largo poema, único, Mario Pera desde la incertidumbre, desde la duda que le apremia se deja llevar por la corriente y el fluir de la palabra: «porque este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca»; así va del poema al árbol, al agua de los ríos o al polvo del camino, es la palabra como una hoja al viento, de vuelta a la nada, al silencio que vive dentro, al fuego de los días: «y nuevamente / la nada // el cero rugiendo con hambre a la izquierda // pues nada es tan cierto / como saber que no soy sino el retorno / sobre las huellas de la rueda / la edad del hambre / arrojándose a los ojos de lo falso / al jardín que atraviesa los milenios / la infancia la respiración / todo lo que imita la ausencia / además / no existe». El silencio se muestra en todo lo cotidiano, también en los fracasos: «aquí no cabe nada / más que el resplandor cicatrizado / de la derrota», y sin embargo, el poeta limeño no puede dejar de buscarse en la palabra, en el poema, porque distanciado de su esencia no es nadie: «lejos del poema / las horas no son más que / una noche infinita / como si nos hubiéramos suicidado / sin padecer la gravedad / de abrazar una camisa de fuerza / que obliga a tragar lo hablado / del sueño / el germen del poema». Los versos se crecen a medida que avanzamos en la lectura de este poema-río, en una letanía de sustantivos (afonía, ocaso, ribera, sendero, piel, cielo, etc.), a golpes secos, desde la doliente presencia del silencio siempre: «allí donde duele más el silencio / el pánico se derrama / sobre la almohada».

 Una cascada de nombres que se abisman en la página como agua salvadora, anunciadora de la luz y la belleza contenida en la Naturaleza, en palabras que deslumbran y sangran igualmente, se va constituyendo el discurso poético de Pera. Nada es ajeno a la observación de la realidad que rodea al poeta en la construcción de un lenguaje sólido y preciso, “letra a letra” aprehendido, presente en la memoria y el recuerdo de lo vivido: «desde el sonido de aquella única cuerda / del artero fantasma del niño que fui / que perdió la capacidad / de imitar el silencio / y flotar por miles de caminos / hasta abrir / la primera palabra / en mi voz / a través del cristal». La poesía como ese “ejercicio que no entiende / la lengua de los hombres”. Por todo ello arde en el fuego de la palabra Mario Pera, preso a su tierra y el silencio. Mas hemos de saber que «Este poema termina aquí / o mejor / no termina nunca». Una libro singular y una joven y lúcida voz poética, la del limeño Mario Pera, sin duda.
MARIO PERA
y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor. MARIO PERA


Título: Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor
Autor: Mario Pera
Editorial: Amargord (Madrid, 2018)


LAS FLORES SUICIDAS.


SALÓN DE LECTURA ____
DIARIO DE ALMERÍA
_____________________________ José Antonio Santano


LAS FLORES SUICIDAS
Vivimos un tiempo extraño por irreflexivo y laxo. La sociedad actual se caracteriza por la banalidad en casi todos los ámbitos de la vida. Y la literatura no podía ser ajena a esta circunstancia, a esta corriente que nos arrastra, si no ponemos remedio, al abismo. Escribir se ha convertido en un acto mecánico, carente del más mínimo respeto a la tradición y a los valores inherentes al hecho en sí de la creación, que no son pocos. Todo vale si al final el nombre queda estampado en la portada de un libro. No existe filtro alguno, todo es publicable, aunque transgreda las normas más elementales que debe reunir un texto. Ya no existen editoriales que se arriesguen a publicar un texto si antes el “escritor” no abona la parte correspondiente, es decir, no se autofinancia dicha edición. Y así nos va, claro. Afortunadamente, alguna vez nos encontramos con agradables sorpresas, como es el caso del libro “Las flores suicidas”, de Juan Herrezuelo (Palencia, 1966), si bien reside en Almería desde 1978. Reúne su autor en este libro cinco magníficos relatos, y no es extraño pues a pesar de que Juan Herrezuelo no es un autor muy prolífico, si es cierto que su obra publicada hasta ahora es de un enorme interés y calidad, como así lo demuestran su novela “El veneno de la fatiga” (1999), con la que Muñoz Molina distinguió al decir: «una vehemencia narrativa llena de belleza», y dos libros de relatos: “Desde el lugar que me oculto” (1991) y Pasadizos (2011). Con la narrativa de Juan Herrezuelo nos llega un aire fresco pero con una gran influencia de la tradición literaria española, también anglosajona. Gusta Herrezuelo de la formación de una estructura narrativa coherente, construyendo así un gran armazón que sostenga el relato hasta su conclusión. No se le escapa a Herrezuelo la importancia de la observación y la descripción narrativa como espacios singulares donde hospedar a los protagonistas de las historias y desarrollar así una narración que en ningún momento pierda esa tensión tan necesaria para que el lector no desfallezca y abandone antes de tiempo la lectura. Herrezuelo conoce bien los tiempos y las diversas técnicas narrativas. 
LAS FLORES SUICIDAS

Su discurso siempre se basa en la observación y posterior reflexión sobre todo aquello que le rodea, sean unas palomas de un parque o un crimen, de manera que la realidad pueda trascender en ficción y viceversa, en un juego de contrarios capaz de mantener la tensión del discurso narrativo y la atención del lector de principio a fin. Herrezuelo es un potente narrador, que no se conforma con poco, que en su tremenda y vital pasión por la literatura nos muestra los mundos más dispares, con tal esencialidad y belleza que no es baladí afirmar que nos hallamos ante un escritor de raza. Cinco relatos, como se ha dicho, conforman este libro que, lamentablemente, quedó solo como candidato a finalista del Premio Andalucía de la Crítica correspondiente a los libros publicados durante 2017, pero que no resta valor alguno a las extraordinarias narraciones que lo contienen. Hay que decir, en honor a la verdad, que todas estas narraciones son de una actualidad rabiosa, y que en cada una, el universo creado por su autor está circunscrito a una realidad que maneja que sabiduría narrativa hasta el punto de dejarnos con un sabor agridulce, consecuencia de esa trascendencia de lo real en los imaginario, de esa capacidad para adentrarnos tanto en los personajes como en el paisaje desolador presente y futuro para cuantos habitamos el planeta Tierra. Cinco relatos que nos abren las puertas a abismo individual o colectivo en el que nos sitúa Herrezuelo dependiendo de la historia que se cuenta. En el primero, el desengaño de lo aparente, en el caso de las palomas, la soledad como eje central: «…el número creciente de palomas se correspondía con el número creciente de personas que se sentían solas»; los miedos, la derrota, como la que abriga un desempleado cualquiera, en el segundo relato: «Vomítalo todo, aunque sepas que es solo rabia, que el fracaso no se expulsa, el fracaso permanece ahí, el fracaso y el miedo y las cenizas por dentro es lo único real»; el juego de identidades que produce la realidad y la ficción, en el tercero; el retrato de una sociedad pacata e insensata y la personalidad laberíntica de un presentador de radio, el cuarto; para concluir con el que es, sin duda, el relato central de da título a este libro: “Las flores suicidas”, el más extenso y el que nos lleva a reflexionar más profundamente sobre la que será, si no somos capaces de evitarlo, la crisis más grave para la humanidad, y que nos puede llevar a la mayor de las catástrofes: la destrucción del planeta, consecuencia del cambio climático que ya es una realidad, pero narrada de forma tan sutil como magistral, donde se nos muestra la fragilidad de la humanidad a través de un viejo profesor acusado de asesinato que no hace sino preguntarse sobre el arte, el pensamiento, la filosofía para concluir con la única certeza posible: que de seguir así la humanidad se autodestruirá en breve. Con una prosa lumínica Juan Herrezuelo se constituye en un valor en alza como cuentista y narrador, un escritor a destacar dentro del panorama literario español.
JUAN HERREZUELO


Título:Las flores suicidas
Autor: Juan Herrezuelo
Editorial: Talentura (Madrid, 2017)


LAS FLORES SUICIDAS.


SALÓN DE LECTURA ____
DIARIO DE ALMERÍA
_____________________________ José Antonio Santano


LAS FLORES SUICIDAS
Vivimos un tiempo extraño por irreflexivo y laxo. La sociedad actual se caracteriza por la banalidad en casi todos los ámbitos de la vida. Y la literatura no podía ser ajena a esta circunstancia, a esta corriente que nos arrastra, si no ponemos remedio, al abismo. Escribir se ha convertido en un acto mecánico, carente del más mínimo respeto a la tradición y a los valores inherentes al hecho en sí de la creación, que no son pocos. Todo vale si al final el nombre queda estampado en la portada de un libro. No existe filtro alguno, todo es publicable, aunque transgreda las normas más elementales que debe reunir un texto. Ya no existen editoriales que se arriesguen a publicar un texto si antes el “escritor” no abona la parte correspondiente, es decir, no se autofinancia dicha edición. Y así nos va, claro. Afortunadamente, alguna vez nos encontramos con agradables sorpresas, como es el caso del libro “Las flores suicidas”, de Juan Herrezuelo (Palencia, 1966), si bien reside en Almería desde 1978. Reúne su autor en este libro cinco magníficos relatos, y no es extraño pues a pesar de que Juan Herrezuelo no es un autor muy prolífico, si es cierto que su obra publicada hasta ahora es de un enorme interés y calidad, como así lo demuestran su novela “El veneno de la fatiga” (1999), con la que Muñoz Molina distinguió al decir: «una vehemencia narrativa llena de belleza», y dos libros de relatos: “Desde el lugar que me oculto” (1991) y Pasadizos (2011). Con la narrativa de Juan Herrezuelo nos llega un aire fresco pero con una gran influencia de la tradición literaria española, también anglosajona. Gusta Herrezuelo de la formación de una estructura narrativa coherente, construyendo así un gran armazón que sostenga el relato hasta su conclusión. No se le escapa a Herrezuelo la importancia de la observación y la descripción narrativa como espacios singulares donde hospedar a los protagonistas de las historias y desarrollar así una narración que en ningún momento pierda esa tensión tan necesaria para que el lector no desfallezca y abandone antes de tiempo la lectura. Herrezuelo conoce bien los tiempos y las diversas técnicas narrativas. 
LAS FLORES SUICIDAS

Su discurso siempre se basa en la observación y posterior reflexión sobre todo aquello que le rodea, sean unas palomas de un parque o un crimen, de manera que la realidad pueda trascender en ficción y viceversa, en un juego de contrarios capaz de mantener la tensión del discurso narrativo y la atención del lector de principio a fin. Herrezuelo es un potente narrador, que no se conforma con poco, que en su tremenda y vital pasión por la literatura nos muestra los mundos más dispares, con tal esencialidad y belleza que no es baladí afirmar que nos hallamos ante un escritor de raza. Cinco relatos, como se ha dicho, conforman este libro que, lamentablemente, quedó solo como candidato a finalista del Premio Andalucía de la Crítica correspondiente a los libros publicados durante 2017, pero que no resta valor alguno a las extraordinarias narraciones que lo contienen. Hay que decir, en honor a la verdad, que todas estas narraciones son de una actualidad rabiosa, y que en cada una, el universo creado por su autor está circunscrito a una realidad que maneja que sabiduría narrativa hasta el punto de dejarnos con un sabor agridulce, consecuencia de esa trascendencia de lo real en los imaginario, de esa capacidad para adentrarnos tanto en los personajes como en el paisaje desolador presente y futuro para cuantos habitamos el planeta Tierra. Cinco relatos que nos abren las puertas a abismo individual o colectivo en el que nos sitúa Herrezuelo dependiendo de la historia que se cuenta. En el primero, el desengaño de lo aparente, en el caso de las palomas, la soledad como eje central: «…el número creciente de palomas se correspondía con el número creciente de personas que se sentían solas»; los miedos, la derrota, como la que abriga un desempleado cualquiera, en el segundo relato: «Vomítalo todo, aunque sepas que es solo rabia, que el fracaso no se expulsa, el fracaso permanece ahí, el fracaso y el miedo y las cenizas por dentro es lo único real»; el juego de identidades que produce la realidad y la ficción, en el tercero; el retrato de una sociedad pacata e insensata y la personalidad laberíntica de un presentador de radio, el cuarto; para concluir con el que es, sin duda, el relato central de da título a este libro: “Las flores suicidas”, el más extenso y el que nos lleva a reflexionar más profundamente sobre la que será, si no somos capaces de evitarlo, la crisis más grave para la humanidad, y que nos puede llevar a la mayor de las catástrofes: la destrucción del planeta, consecuencia del cambio climático que ya es una realidad, pero narrada de forma tan sutil como magistral, donde se nos muestra la fragilidad de la humanidad a través de un viejo profesor acusado de asesinato que no hace sino preguntarse sobre el arte, el pensamiento, la filosofía para concluir con la única certeza posible: que de seguir así la humanidad se autodestruirá en breve. Con una prosa lumínica Juan Herrezuelo se constituye en un valor en alza como cuentista y narrador, un escritor a destacar dentro del panorama literario español.
JUAN HERREZUELO


Título: Las flores suicidas
Autor: Juan Herrezuelo
Editorial: Talentura (Madrid, 2017)


SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986