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Ficciones para una autobiografía. Ángeles Mora.


SALÓN DE LECTURA _________________________________ José Antonio Santano


FICCIONES PARA UNA AUTOBIOGRAFÍA

 En una continua búsqueda del yo poético, más allá de modas o corrientes, en esa soledad o aislamiento que halla su máxima expresión en la palabra escrita, escrita desde el desasosiego y la serena mirada, toma la voz Ángeles Mora (Rute, Córdoba, 1952), en esta ocasión con un poemario Ficciones para una autobiografía que indaga en la memoria, ese espacio abisal en el cual todo poeta, antes o después, se despeña consciente o inconscientemente. Nadar en sus aguas procelosas unas veces y calmas otras es la razón que mueve a la poeta, el desafío o reto que necesita hasta sentir el temblor del verso, su luz deslumbradora. Ficciones para una autobiografía es un poemario coherente, argumentado sobre dos pilares fundamentales: el tiempo y la memoria, ambos entendidos como ese lugar o refugio al cual siempre vuelve el poeta, en este caso la poeta Ángeles Mora. Siempre se ha dicho que los textos de un escritor contienen aspectos biográficos, ineludibles, puede ser, pero en esta ocasión la autobiografía que nos propone Ángeles Mora persiste en mostrarnos “ficciones”, que vienen a ser realidades en sí mismas, imaginadas, soñadas. Preceden a las cinco partes que conforman el poemario (¿Quién anda aquí?, Emboscadas, Palabras nuestras, Los instantes del tiempo y El cuarto de afuera) los poemas “A destiempo” y “Retazos”, en ambos hallamos las claves de este sólido trabajo. En el primero de ellos, “A destiempo”, el desajuste temporal es bien visible, y así escribe Mora: “Llegué muy tarde al año que se iba / y el que venía me encontró dormida”, “el tiempo” como actor principal. El poema “Retazos” aporta la segunda clave: “la memoria”: “Tengo pocas cosas que guardar / realmente salvables / en los viejos rincones / -también de la memoria- / donde escondo los posos / secretos de mi vida”. Son los recuerdos que acuden a ese espacio tan desconocido como habitable llamado “memoria”, origen de la biografía, de la historia personal. Destaca de la primera parte del libro el poema “Noche y día”; en él nos muestra de forma sencilla y magistral a la vez, no solo su condición de poeta, sino también de mujer, su rebeldía ante la imposición de roles domésticos: “Nunca quise hacer ganchillo, / prefería leer el periódico / o escribir garabatos a la luz de la lámpara. / Aprendí a amar lo quieto, ser dueña de mis noches. // Los hombres no barrían la casa, / mi hermano entraba poco a poco en la cocina, / yo hacía la mayonesa / o limpiaba el polvo para ayudar: / de día”. Ejercicio metapoético en que nos ofrece en la segunda parte, en poemas tales como “Consonancias conmigo en asonante”: “La poesía no mata, pero encuentra / la punta de su flecha” o en “Lugares de escritura”, donde las labores domésticas se mezclan con el sujeto poético: Mientras lavo los platos, / como pájaros, / nuevos versos me rondan, / entre el jabón y el agua, / exigiendo cobijo, letra escrita / (que luego borraré seguramente / para empezar de nuevo)…Escribir es un vicio que nunca se detiene”. Engarzado por las anáforas “como” y “crecen”, el poema que da título a la tercera parte “Palabras nuevas”, en esa búsqueda incansable de la palabra que es “Como un murmullo”, “Como el crujir de unos zapatos” y crece “en las laderas oscura de tus sueños” o “bajo la cara oculta de la luna”, poco, / esparce sus semillas”. De muy buena factura son también los poemas “Tántalo o el mañana”, “Dedicatoria” (al poeta Ángel González) y “Con luz propia”, de la cuarta parte “Los instantes del tiempo”, pero es el poema “El cuarto de afuera”, que da título también a la quinta parte y última, la razón de ser de este magnífico poemario, donde el tiempo y la memoria nos aventuran en la poesía auténtica, esa que vibra en el interior de la poeta hasta formar parte del tú, del otro, de un singular humanismo, que el ayer calló por miedo y que hoy se libera hasta conformar una única voz: “En el cuarto de afuera, mi reino, / nunca supimos comprender tus silencios / ni tu guitarra rota en las noches de lluvia. // Pero ahora sí, / ahora veo la aspereza crecer, / la impaciencia de un médico ante el daño, / el día a día / de los desheredados, / los pobres, los malditos, / enfermos de alma y cuerpo, / malheridos de guerra, hambre y tristeza”.


Título: Ficciones para una autobiografía
Autora: Ángeles Mora

Editorial: Bartleby Editores

Funciones para una autobiografía. Ángeles Mora



SALÓN DE LECTURA _________________________________ José Antonio Santano


FICCIONES PARA UNA AUTOBIOGRAFÍA

 En una continua búsqueda del yo poético, más allá de modas o corrientes, en esa soledad o aislamiento que halla su máxima expresión en la palabra escrita, escrita desde el desasosiego y la serena mirada, toma la voz Ángeles Mora (Rute, Córdoba, 1952), en esta ocasión con un poemario Ficciones para una autobiografía que indaga en la memoria, ese espacio abisal en el cual todo poeta, antes o después, se despeña consciente o inconscientemente. Nadar en sus aguas procelosas unas veces y calmas otras es la razón que mueve a la poeta, el desafío o reto que necesita hasta sentir el temblor del verso, su luz deslumbradora. Ficciones para una autobiografía es un poemario coherente, argumentado sobre dos pilares fundamentales: el tiempo y la memoria, ambos entendidos como ese lugar o refugio al cual siempre vuelve el poeta, en este caso la poeta Ángeles Mora. Siempre se ha dicho que los textos de un escritor contienen aspectos biográficos, ineludibles, puede ser, pero en esta ocasión la autobiografía que nos propone Ángeles Mora persiste en mostrarnos “ficciones”, que vienen a ser realidades en sí mismas, imaginadas, soñadas. Preceden a las cinco partes que conforman el poemario (¿Quién anda aquí?, Emboscadas, Palabras nuestras, Los instantes del tiempo y El cuarto de afuera) los poemas “A destiempo” y “Retazos”, en ambos hallamos las claves de este sólido trabajo. En el primero de ellos, “A destiempo”, el desajuste temporal es bien visible, y así escribe Mora: “Llegué muy tarde al año que se iba / y el que venía me encontró dormida”, “el tiempo” como actor principal. El poema “Retazos” aporta la segunda clave: “la memoria”: “Tengo pocas cosas que guardar / realmente salvables / en los viejos rincones / -también de la memoria- / donde escondo los posos / secretos de mi vida”. Son los recuerdos que acuden a ese espacio tan desconocido como habitable llamado “memoria”, origen de la biografía, de la historia personal. Destaca de la primera parte del libro el poema “Noche y día”; en él nos muestra de forma sencilla y magistral a la vez, no solo su condición de poeta, sino también de mujer, su rebeldía ante la imposición de roles domésticos: “Nunca quise hacer ganchillo, / prefería leer el periódico / o escribir garabatos a la luz de la lámpara. / Aprendí a amar lo quieto, ser dueña de mis noches. // Los hombres no barrían la casa, / mi hermano entraba poco a poco en la cocina, / yo hacía la mayonesa / o limpiaba el polvo para ayudar: / de día”. Ejercicio metapoético en que nos ofrece en la segunda parte, en poemas tales como “Consonancias conmigo en asonante”: “La poesía no mata, pero encuentra / la punta de su flecha” o en “Lugares de escritura”, donde las labores domésticas se mezclan con el sujeto poético: Mientras lavo los platos, / como pájaros, / nuevos versos me rondan, / entre el jabón y el agua, / exigiendo cobijo, letra escrita / (que luego borraré seguramente / para empezar de nuevo)…Escribir es un vicio que nunca se detiene”. Engarzado por las anáforas “como” y “crecen”, el poema que da título a la tercera parte “Palabras nuevas”, en esa búsqueda incansable de la palabra que es “Como un murmullo”, “Como el crujir de unos zapatos” y crece “en las laderas oscura de tus sueños” o “bajo la cara oculta de la luna”, poco, / esparce sus semillas”. De muy buena factura son también los poemas “Tántalo o el mañana”, “Dedicatoria” (al poeta Ángel González) y “Con luz propia”, de la cuarta parte “Los instantes del tiempo”, pero es el poema “El cuarto de afuera”, que da título también a la quinta parte y última, la razón de ser de este magnífico poemario, donde el tiempo y la memoria nos aventuran en la poesía auténtica, esa que vibra en el interior de la poeta hasta formar parte del tú, del otro, de un singular humanismo, que el ayer calló por miedo y que hoy se libera hasta conformar una única voz: “En el cuarto de afuera, mi reino, / nunca supimos comprender tus silencios / ni tu guitarra rota en las noches de lluvia. // Pero ahora sí, / ahora veo la aspereza crecer, / la impaciencia de un médico ante el daño, / el día a día / de los desheredados, / los pobres, los malditos, / enfermos de alma y cuerpo, / malheridos de guerra, hambre y tristeza”.


Título: Ficciones para una autobiografía
Autora: Ángeles Mora

Editorial: Bartleby Editores

Funciones para una autobiografía. Ángeles Mora



SALÓN DE LECTURA _________________________________ José Antonio Santano


FICCIONES PARA UNA AUTOBIOGRAFÍA

 En una continua búsqueda del yo poético, más allá de modas o corrientes, en esa soledad o aislamiento que halla su máxima expresión en la palabra escrita, escrita desde el desasosiego y la serena mirada, toma la voz Ángeles Mora (Rute, Córdoba, 1952), en esta ocasión con un poemario Ficciones para una autobiografía que indaga en la memoria, ese espacio abisal en el cual todo poeta, antes o después, se despeña consciente o inconscientemente. Nadar en sus aguas procelosas unas veces y calmas otras es la razón que mueve a la poeta, el desafío o reto que necesita hasta sentir el temblor del verso, su luz deslumbradora. Ficciones para una autobiografía es un poemario coherente, argumentado sobre dos pilares fundamentales: el tiempo y la memoria, ambos entendidos como ese lugar o refugio al cual siempre vuelve el poeta, en este caso la poeta Ángeles Mora. Siempre se ha dicho que los textos de un escritor contienen aspectos biográficos, ineludibles, puede ser, pero en esta ocasión la autobiografía que nos propone Ángeles Mora persiste en mostrarnos “ficciones”, que vienen a ser realidades en sí mismas, imaginadas, soñadas. Preceden a las cinco partes que conforman el poemario (¿Quién anda aquí?, Emboscadas, Palabras nuestras, Los instantes del tiempo y El cuarto de afuera) los poemas “A destiempo” y “Retazos”, en ambos hallamos las claves de este sólido trabajo. En el primero de ellos, “A destiempo”, el desajuste temporal es bien visible, y así escribe Mora: “Llegué muy tarde al año que se iba / y el que venía me encontró dormida”, “el tiempo” como actor principal. El poema “Retazos” aporta la segunda clave: “la memoria”: “Tengo pocas cosas que guardar / realmente salvables / en los viejos rincones / -también de la memoria- / donde escondo los posos / secretos de mi vida”. Son los recuerdos que acuden a ese espacio tan desconocido como habitable llamado “memoria”, origen de la biografía, de la historia personal. Destaca de la primera parte del libro el poema “Noche y día”; en él nos muestra de forma sencilla y magistral a la vez, no solo su condición de poeta, sino también de mujer, su rebeldía ante la imposición de roles domésticos: “Nunca quise hacer ganchillo, / prefería leer el periódico / o escribir garabatos a la luz de la lámpara. / Aprendí a amar lo quieto, ser dueña de mis noches. // Los hombres no barrían la casa, / mi hermano entraba poco a poco en la cocina, / yo hacía la mayonesa / o limpiaba el polvo para ayudar: / de día”. Ejercicio metapoético en que nos ofrece en la segunda parte, en poemas tales como “Consonancias conmigo en asonante”: “La poesía no mata, pero encuentra / la punta de su flecha” o en “Lugares de escritura”, donde las labores domésticas se mezclan con el sujeto poético: Mientras lavo los platos, / como pájaros, / nuevos versos me rondan, / entre el jabón y el agua, / exigiendo cobijo, letra escrita / (que luego borraré seguramente / para empezar de nuevo)…Escribir es un vicio que nunca se detiene”. Engarzado por las anáforas “como” y “crecen”, el poema que da título a la tercera parte “Palabras nuevas”, en esa búsqueda incansable de la palabra que es “Como un murmullo”, “Como el crujir de unos zapatos” y crece “en las laderas oscura de tus sueños” o “bajo la cara oculta de la luna”, poco, / esparce sus semillas”. De muy buena factura son también los poemas “Tántalo o el mañana”, “Dedicatoria” (al poeta Ángel González) y “Con luz propia”, de la cuarta parte “Los instantes del tiempo”, pero es el poema “El cuarto de afuera”, que da título también a la quinta parte y última, la razón de ser de este magnífico poemario, donde el tiempo y la memoria nos aventuran en la poesía auténtica, esa que vibra en el interior de la poeta hasta formar parte del tú, del otro, de un singular humanismo, que el ayer calló por miedo y que hoy se libera hasta conformar una única voz: “En el cuarto de afuera, mi reino, / nunca supimos comprender tus silencios / ni tu guitarra rota en las noches de lluvia. // Pero ahora sí, / ahora veo la aspereza crecer, / la impaciencia de un médico ante el daño, / el día a día / de los desheredados, / los pobres, los malditos, / enfermos de alma y cuerpo, / malheridos de guerra, hambre y tristeza”.


Título: Ficciones para una autobiografía
Autora: Ángeles Mora

Editorial: Bartleby Editores

Breviario negro. Ángel Olgoso



BREVIARIO NEGRO

 El papel o la pantalla en blanco y el creador, frente a frente. Mirar al universo infinito de la imaginación, ese lugar abstracto donde los sueños y el vacío son la misma cosa, porque nada y todo existe, y depende de la mirada, de la necesidad de abismarse en mundos desconocidos, volar hacia el espacio sideral y dejarse imbuir de la música del silencio y la soledad que brota insistentemente dictando las palabras precisas hasta conformar el texto. Algo así le sucedería al escritor Ángel Olgoso (Cúllar Vega, Granada, 1961) en el proceso de redacción de los cuentos que integran su nuevo libro “Breviario negro”, o al menos esa es mi creencia. La mirada escrutadora de Olgoso no cesa y atina, una vez más, con este “Breviario negro”, integrado por cuentos de variados registros, como así lo manifiesta también en el prólogo José María Merino: “El libro, de relatos breves aunque de mayor extensión de la que es usual en el minicuento, reúne 41 piezas con muchos matices que, concebidos por lo general desde lo fantástico, lo ominoso y hasta lo fracamente terrorífico, trascienden notablemente el género, como ya sucedía en el libro anterior”. Olgoso nos entrega una nueva joya literaria, propia de un artesano, un orfebre del lenguaje, dentro de lo que viene siendo su seña de identidad, su género literario por antonomasia: el cuento. La brevedad de su estructura le permite ahondar, profundizar en los temas que elige y que forman parte inseparable de la expresión literaria que le caracteriza. “Lo fantástico” forma parte indivisa de su ser creador y en ese territorio se mueve como pez en el agua; sabe y conoce bien la orografía de la fantasía y hasta ella viaja una vez y otra, incansable. En esta ocasión suma con notas de terror, pero siempre manteniendo la riqueza del lenguaje, la coherencia de la estructura, del argumento y una construcción oracional de excelencia, propia de un escritor de raza.





 Nada se escapa a su mirada, tampoco la palabra exacta, la ambientación según la temática del cuento, sin olvidar las sutiles etopeyas de los personajes o protagonistas de la narración. Las historias que nos muestra en este “Breviario negro” vienen a confirmarnos, una vez más, que nos hallamos ante un extraordinario fabulador, un magnífico cuentista, producto del gran lector que es y demuestra serlo cuando en sus narraciones rinde homenaje a otros escritores, quizá aquellos que de una manera más clara han marcado su trayectoria literaria, léase Edgar Alan Poe, Borges, entre otros. Los 41 cuentos que contiene este “Breviario negro” no dejarán en la indiferencia a los lectores que se acerquen a él, incluso podrán comprobar el poder de sugestión del discurso narrativo de su autor, la capacidad creativa, el juego trascendente del espacio y el tiempo. Pero también, dicho sea, hay lugar para la poesía, en el caso del cuento titulado “Cartografía”, donde un lenguaje más lírico nos depara un agradable viaje por el cuerpo de la amada. 

La variedad de registros y matices que proporciona Olgoso en este libro es inconmensurable, y si a esta circunstancia se añade su capacidad para sorprender al lector al final de cada cuento, en el acabamiento, con rotundidad magistral de la forma y el fondo, solo una palabra puede definirlo: ingenio. “Breviario negro”, sin lugar a duda alguna, confirma a Ángel Olgoso como una de las voces más destacadas del panorama narrativo español.

Título: Breviario negro
Autor: Ángel Olgoso

Editorial: Menoscuarto (Palencia, 2015)

Breviario negro. Ángel Olgoso



BREVIARIO NEGRO

 El papel o la pantalla en blanco y el creador, frente a frente. Mirar al universo infinito de la imaginación, ese lugar abstracto donde los sueños y el vacío son la misma cosa, porque nada y todo existe, y depende de la mirada, de la necesidad de abismarse en mundos desconocidos, volar hacia el espacio sideral y dejarse imbuir de la música del silencio y la soledad que brota insistentemente dictando las palabras precisas hasta conformar el texto. Algo así le sucedería al escritor Ángel Olgoso (Cúllar Vega, Granada, 1961) en el proceso de redacción de los cuentos que integran su nuevo libro “Breviario negro”, o al menos esa es mi creencia. La mirada escrutadora de Olgoso no cesa y atina, una vez más, con este “Breviario negro”, integrado por cuentos de variados registros, como así lo manifiesta también en el prólogo José María Merino: “El libro, de relatos breves aunque de mayor extensión de la que es usual en el minicuento, reúne 41 piezas con muchos matices que, concebidos por lo general desde lo fantástico, lo ominoso y hasta lo fracamente terrorífico, trascienden notablemente el género, como ya sucedía en el libro anterior”. Olgoso nos entrega una nueva joya literaria, propia de un artesano, un orfebre del lenguaje, dentro de lo que viene siendo su seña de identidad, su género literario por antonomasia: el cuento. La brevedad de su estructura le permite ahondar, profundizar en los temas que elige y que forman parte inseparable de la expresión literaria que le caracteriza. “Lo fantástico” forma parte indivisa de su ser creador y en ese territorio se mueve como pez en el agua; sabe y conoce bien la orografía de la fantasía y hasta ella viaja una vez y otra, incansable. En esta ocasión suma con notas de terror, pero siempre manteniendo la riqueza del lenguaje, la coherencia de la estructura, del argumento y una construcción oracional de excelencia, propia de un escritor de raza.





 Nada se escapa a su mirada, tampoco la palabra exacta, la ambientación según la temática del cuento, sin olvidar las sutiles etopeyas de los personajes o protagonistas de la narración. Las historias que nos muestra en este “Breviario negro” vienen a confirmarnos, una vez más, que nos hallamos ante un extraordinario fabulador, un magnífico cuentista, producto del gran lector que es y demuestra serlo cuando en sus narraciones rinde homenaje a otros escritores, quizá aquellos que de una manera más clara han marcado su trayectoria literaria, léase Edgar Alan Poe, Borges, entre otros. Los 41 cuentos que contiene este “Breviario negro” no dejarán en la indiferencia a los lectores que se acerquen a él, incluso podrán comprobar el poder de sugestión del discurso narrativo de su autor, la capacidad creativa, el juego trascendente del espacio y el tiempo. Pero también, dicho sea, hay lugar para la poesía, en el caso del cuento titulado “Cartografía”, donde un lenguaje más lírico nos depara un agradable viaje por el cuerpo de la amada. 

La variedad de registros y matices que proporciona Olgoso en este libro es inconmensurable, y si a esta circunstancia se añade su capacidad para sorprender al lector al final de cada cuento, en el acabamiento, con rotundidad magistral de la forma y el fondo, solo una palabra puede definirlo: ingenio. “Breviario negro”, sin lugar a duda alguna, confirma a Ángel Olgoso como una de las voces más destacadas del panorama narrativo español.

Título: Breviario negro
Autor: Ángel Olgoso

Editorial: Menoscuarto (Palencia, 2015)

Breviario negro. Salón de lectura por José Antonio Santano




BREVIARIO NEGRO

 El papel o la pantalla en blanco y el creador, frente a frente. Mirar al universo infinito de la imaginación, ese lugar abstracto donde los sueños y el vacío son la misma cosa, porque nada y todo existe, y depende de la mirada, de la necesidad de abismarse en mundos desconocidos, volar hacia el espacio sideral y dejarse imbuir de la música del silencio y la soledad que brota insistentemente dictando las palabras precisas hasta conformar el texto. Algo así le sucedería al escritor Ángel Olgoso (Cúllar Vega, Granada, 1961) en el proceso de redacción de los cuentos que integran su nuevo libro “Breviario negro”, o al menos esa es mi creencia. La mirada escrutadora de Olgoso no cesa y atina, una vez más, con este “Breviario negro”, integrado por cuentos de variados registros, como así lo manifiesta también en el prólogo José María Merino: “El libro, de relatos breves aunque de mayor extensión de la que es usual en el minicuento, reúne 41 piezas con muchos matices que, concebidos por lo general desde lo fantástico, lo ominoso y hasta lo fracamente terrorífico, trascienden notablemente el género, como ya sucedía en el libro anterior”. Olgoso nos entrega una nueva joya literaria, propia de un artesano, un orfebre del lenguaje, dentro de lo que viene siendo su seña de identidad, su género literario por antonomasia: el cuento. La brevedad de su estructura le permite ahondar, profundizar en los temas que elige y que forman parte inseparable de la expresión literaria que le caracteriza. “Lo fantástico” forma parte indivisa de su ser creador y en ese territorio se mueve como pez en el agua; sabe y conoce bien la orografía de la fantasía y hasta ella viaja una vez y otra, incansable. En esta ocasión suma con notas de terror, pero siempre manteniendo la riqueza del lenguaje, la coherencia de la estructura, del argumento y una construcción oracional de excelencia, propia de un escritor de raza.




 Nada se escapa a su mirada, tampoco la palabra exacta, la ambientación según la temática del cuento, sin olvidar las sutiles etopeyas de los personajes o protagonistas de la narración. Las historias que nos muestra en este “Breviario negro” vienen a confirmarnos, una vez más, que nos hallamos ante un extraordinario fabulador, un magnífico cuentista, producto del gran lector que es y demuestra serlo cuando en sus narraciones rinde homenaje a otros escritores, quizá aquellos que de una manera más clara han marcado su trayectoria literaria, léase Edgar Alan Poe, Borges, entre otros. Los 41 cuentos que contiene este “Breviario negro” no dejarán en la indiferencia a los lectores que se acerquen a él, incluso podrán comprobar el poder de sugestión del discurso narrativo de su autor, la capacidad creativa, el juego trascendente del espacio y el tiempo. Pero también, dicho sea, hay lugar para la poesía, en el caso del cuento titulado “Cartografía”, donde un lenguaje más lírico nos depara un agradable viaje por el cuerpo de la amada. 


La variedad de registros y matices que proporciona Olgoso en este libro es inconmensurable, y si a esta circunstancia se añade su capacidad para sorprender al lector al final de cada cuento, en el acabamiento, con rotundidad magistral de la forma y el fondo, solo una palabra puede definirlo: ingenio. “Breviario negro”, sin lugar a duda alguna, confirma a Ángel Olgoso como una de las voces más destacadas del panorama narrativo español.

Título: Breviario negro
Autor: Ángel Olgoso


Editorial: Menoscuarto (Palencia, 2015)

Breviario negro. Salón de lectura por José Antonio Santano




BREVIARIO NEGRO

 El papel o la pantalla en blanco y el creador, frente a frente. Mirar al universo infinito de la imaginación, ese lugar abstracto donde los sueños y el vacío son la misma cosa, porque nada y todo existe, y depende de la mirada, de la necesidad de abismarse en mundos desconocidos, volar hacia el espacio sideral y dejarse imbuir de la música del silencio y la soledad que brota insistentemente dictando las palabras precisas hasta conformar el texto. Algo así le sucedería al escritor Ángel Olgoso (Cúllar Vega, Granada, 1961) en el proceso de redacción de los cuentos que integran su nuevo libro “Breviario negro”, o al menos esa es mi creencia. La mirada escrutadora de Olgoso no cesa y atina, una vez más, con este “Breviario negro”, integrado por cuentos de variados registros, como así lo manifiesta también en el prólogo José María Merino: “El libro, de relatos breves aunque de mayor extensión de la que es usual en el minicuento, reúne 41 piezas con muchos matices que, concebidos por lo general desde lo fantástico, lo ominoso y hasta lo fracamente terrorífico, trascienden notablemente el género, como ya sucedía en el libro anterior”. Olgoso nos entrega una nueva joya literaria, propia de un artesano, un orfebre del lenguaje, dentro de lo que viene siendo su seña de identidad, su género literario por antonomasia: el cuento. La brevedad de su estructura le permite ahondar, profundizar en los temas que elige y que forman parte inseparable de la expresión literaria que le caracteriza. “Lo fantástico” forma parte indivisa de su ser creador y en ese territorio se mueve como pez en el agua; sabe y conoce bien la orografía de la fantasía y hasta ella viaja una vez y otra, incansable. En esta ocasión suma con notas de terror, pero siempre manteniendo la riqueza del lenguaje, la coherencia de la estructura, del argumento y una construcción oracional de excelencia, propia de un escritor de raza.




 Nada se escapa a su mirada, tampoco la palabra exacta, la ambientación según la temática del cuento, sin olvidar las sutiles etopeyas de los personajes o protagonistas de la narración. Las historias que nos muestra en este “Breviario negro” vienen a confirmarnos, una vez más, que nos hallamos ante un extraordinario fabulador, un magnífico cuentista, producto del gran lector que es y demuestra serlo cuando en sus narraciones rinde homenaje a otros escritores, quizá aquellos que de una manera más clara han marcado su trayectoria literaria, léase Edgar Alan Poe, Borges, entre otros. Los 41 cuentos que contiene este “Breviario negro” no dejarán en la indiferencia a los lectores que se acerquen a él, incluso podrán comprobar el poder de sugestión del discurso narrativo de su autor, la capacidad creativa, el juego trascendente del espacio y el tiempo. Pero también, dicho sea, hay lugar para la poesía, en el caso del cuento titulado “Cartografía”, donde un lenguaje más lírico nos depara un agradable viaje por el cuerpo de la amada. 


La variedad de registros y matices que proporciona Olgoso en este libro es inconmensurable, y si a esta circunstancia se añade su capacidad para sorprender al lector al final de cada cuento, en el acabamiento, con rotundidad magistral de la forma y el fondo, solo una palabra puede definirlo: ingenio. “Breviario negro”, sin lugar a duda alguna, confirma a Ángel Olgoso como una de las voces más destacadas del panorama narrativo español.

Título: Breviario negro
Autor: Ángel Olgoso


Editorial: Menoscuarto (Palencia, 2015)

AIMÉ, en la vida no hay nada provisional

AIMÉ, en la vida no hay nada provisional




Sinopsis

Aimé es una chica nacida en los años sesenta en Almería. En los ochenta, en plena transición política en España, esta chica trata de ser una mujer independiente, dueña de su vida y de sus decisiones. Para conseguir esta independencia se enfrenta en un principio a su padre y luego al resto del mundo.
A ella le da miedo enamorarse y más aún un compromiso que, de alguna forma, pueda coartar su independencia recientemente conseguida.
Alasdair, un amigo del hermano mayor de Aimé, queda hechizado, desde el primer momento, por ella, pero no quiere que Aimé se involucre, de ninguna manera, en los problemas que viene acarreando su familia desde hace años. Problemas que les llevaron a la muerte de su padre, a la prisión de su hermano mayor, Payton, a la pérdida de todo su patrimonio y al auto destierro a Madrid de su madre, su hermana y de él.
La lucha que mantiene con él mismo, entre ceder al amor que siente por Aimé y evitarle a ella cualquier posible sufrimiento, derivado de sus problemas, hace peligrar un futuro en común.
La ajetreada vida de Aimé y Alasdair se vuelve peligrosa y más cuando intentan asesinar a Aimé y no saben a quién deben enfrentarse para acabar con ese peligro.
La novela trata de contar en primera persona la vida de una chica normal de aquella época, tratando temas tan tabú, como la sexualidad, la homosexualidad, la vida en pareja fuera del matrimonio, la lucha con las tradiciones tan arraigadas en España y representadas en todo su esplendor por su padre.
Aimé cuenta su historia, unas veces con humor, otras con dureza y sobre todo con mucho amor, pasión y erotismo.
Los dos personajes centrales de la obra son Aimé y Alasdair, que se sirven de una serie de personajes secundarios que les ayudan a contar su historia, tales como:
Gabi. Gabriel es hermano y confidente de Aimé. Gabi es una persona alegre y sencilla que aporta a la obra numerosas situaciones de humor. Es gay y la relación existente entre ellos es tan fuerte, sincera y especial, que es el hermano/a que todos quisiéramos tener.
Jaime. Jaime es el típico niño guapo y calavera del que toda adolescente se enamora en el instituto o en la carrera. Éste no siente ningún tipo de empatía hacia nadie y la única persona importante en su vida es él mismo.
Mario. El amigo íntimo de Alasdair que pasa a ser también amigo de Aimé, pero cuya fidelidad pertenece de forma inquebrantable a Alasdair.
Amalia. Amiga íntima de Aimé durante los años de estudios en su ciudad natal. Ella está locamente enamorada de Nicolás, hermano de Aimé.
María. Madre de Aimé. Una mujer que ha vivido su vida dejándose llevar por los acontecimientos que la rodeaban y que ve en su hija a esa heroína que a ella, en secreto, le hubiera gustado ser.
Miguel. Padre de Aimé, un hombre que si hubiera tenido que describirle mi propio padre, habría dicho que Miguel Guerrero era un hombre de los de palabra de honor sin necesidad de contrato escrito. Miguel fue criado bajo estrictas normas de comportamiento, donde el padre es la cabeza visible de una familia y como tal, se deben acatar sus órdenes sin rechistar. El amor a su familia, finalmente, le hace plantearse sus convicciones.
Payton. Es un personaje con mucha fuerza en la novela. Y aunque aparece prácticamente al final, está latente durante toda la obra. Payton es un personaje que tiene vida propia y que se contará en otra novela.
Davena, hermana de Alasdair y al igual que Nicolás y Miguel, que son hermanos de Aimé, aparecen con brevedad y no tienen la misma fuerza que Payton.
Por supuesto en la novela también aparecen personajes “malos” como pueden ser Hugo y Adriana, estos son los “malos conocidos”. Aparecen otros “malos anónimos” que en esta novela solo aparecen fugazmente y que adquirirán mayor protagonismo en la novela de Payton.
A lo largo de la novela, van apareciendo más personajes, pero sin el peso de los anteriores, que realmente son los que viven y comparten la historia de Aimé.
http://editorialseleer.com/

Mª Rosa Espinosa Belmonte

AIMÉ, en la vida no hay nada provisional

AIMÉ, en la vida no hay nada provisional




Sinopsis

Aimé es una chica nacida en los años sesenta en Almería. En los ochenta, en plena transición política en España, esta chica trata de ser una mujer independiente, dueña de su vida y de sus decisiones. Para conseguir esta independencia se enfrenta en un principio a su padre y luego al resto del mundo.
A ella le da miedo enamorarse y más aún un compromiso que, de alguna forma, pueda coartar su independencia recientemente conseguida.
Alasdair, un amigo del hermano mayor de Aimé, queda hechizado, desde el primer momento, por ella, pero no quiere que Aimé se involucre, de ninguna manera, en los problemas que viene acarreando su familia desde hace años. Problemas que les llevaron a la muerte de su padre, a la prisión de su hermano mayor, Payton, a la pérdida de todo su patrimonio y al auto destierro a Madrid de su madre, su hermana y de él.
La lucha que mantiene con él mismo, entre ceder al amor que siente por Aimé y evitarle a ella cualquier posible sufrimiento, derivado de sus problemas, hace peligrar un futuro en común.
La ajetreada vida de Aimé y Alasdair se vuelve peligrosa y más cuando intentan asesinar a Aimé y no saben a quién deben enfrentarse para acabar con ese peligro.
La novela trata de contar en primera persona la vida de una chica normal de aquella época, tratando temas tan tabú, como la sexualidad, la homosexualidad, la vida en pareja fuera del matrimonio, la lucha con las tradiciones tan arraigadas en España y representadas en todo su esplendor por su padre.
Aimé cuenta su historia, unas veces con humor, otras con dureza y sobre todo con mucho amor, pasión y erotismo.
Los dos personajes centrales de la obra son Aimé y Alasdair, que se sirven de una serie de personajes secundarios que les ayudan a contar su historia, tales como:
Gabi. Gabriel es hermano y confidente de Aimé. Gabi es una persona alegre y sencilla que aporta a la obra numerosas situaciones de humor. Es gay y la relación existente entre ellos es tan fuerte, sincera y especial, que es el hermano/a que todos quisiéramos tener.
Jaime. Jaime es el típico niño guapo y calavera del que toda adolescente se enamora en el instituto o en la carrera. Éste no siente ningún tipo de empatía hacia nadie y la única persona importante en su vida es él mismo.
Mario. El amigo íntimo de Alasdair que pasa a ser también amigo de Aimé, pero cuya fidelidad pertenece de forma inquebrantable a Alasdair.
Amalia. Amiga íntima de Aimé durante los años de estudios en su ciudad natal. Ella está locamente enamorada de Nicolás, hermano de Aimé.
María. Madre de Aimé. Una mujer que ha vivido su vida dejándose llevar por los acontecimientos que la rodeaban y que ve en su hija a esa heroína que a ella, en secreto, le hubiera gustado ser.
Miguel. Padre de Aimé, un hombre que si hubiera tenido que describirle mi propio padre, habría dicho que Miguel Guerrero era un hombre de los de palabra de honor sin necesidad de contrato escrito. Miguel fue criado bajo estrictas normas de comportamiento, donde el padre es la cabeza visible de una familia y como tal, se deben acatar sus órdenes sin rechistar. El amor a su familia, finalmente, le hace plantearse sus convicciones.
Payton. Es un personaje con mucha fuerza en la novela. Y aunque aparece prácticamente al final, está latente durante toda la obra. Payton es un personaje que tiene vida propia y que se contará en otra novela.
Davena, hermana de Alasdair y al igual que Nicolás y Miguel, que son hermanos de Aimé, aparecen con brevedad y no tienen la misma fuerza que Payton.
Por supuesto en la novela también aparecen personajes “malos” como pueden ser Hugo y Adriana, estos son los “malos conocidos”. Aparecen otros “malos anónimos” que en esta novela solo aparecen fugazmente y que adquirirán mayor protagonismo en la novela de Payton.
A lo largo de la novela, van apareciendo más personajes, pero sin el peso de los anteriores, que realmente son los que viven y comparten la historia de Aimé.
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Mª Rosa Espinosa Belmonte

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986