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JAQUE


Fernando Martínez López

LITERATURA Y AJEDREZ, COMO LE GUSTABA A STEFAN ZWEIG

 

autor: 


Fernando Martínez López





-¿Eres Baruch Eisenstein?
Respondió que sí, apenas un hilo de voz. Luego, el silencio. Helmut Völler lo observaba con descaro, cartografiando las arrugas, líneas y ángulos de su cara, comparándolos con los de la fotografía que sostenía en la mano. En la otra, un cigarrillo emitía cabriolas de humo. Intermitentemente le daba una calada y un velo nicotínico apantallaba su rostro. El parecido con la fotografía era difuso, pero sí, era Eisenstein, mantenía la inteligencia en sus ojos. El resto era pellejo descarnado y pestilencia.
-Que le den una ducha y ropa limpia –ordenó-. Traédmelo cuando esté listo.
Baruch Eisenstein se percató del tablero de ajedrez antes de abandonar la habitación, las piezas colocadas con precisión milimétrica. Cuando regresó con la dignidad física recuperada, se lo encontró sentado junto al tablero. Enfrente, una silla vacía que le ofreció con un gesto.
-¿Sabes quién soy? –Negó con la cabeza-. Helmut Völler, campeón alemán. ¿Qué te parece un duelo entre el mejor ajedrecista alemán y el polaco?
-Me agradaría enormemente jugar una partida.
Jaque. Fernando Martínez López

Esa voz, cascada, partida, como si el sufrimiento se hubiera hecho lepra en las cuerdas vocales. Völler encendió con parsimonia otro cigarrillo, arrendijó los ojos.
-Pero no una partida cualquiera, sino a vida o muerte. Ganas: vives. Pierdes: mueres. Quiero que estrujes hasta la última neurona de tu cerebro.
Baruch lo miró horrorizado. En las sienes se le marcaba el ritmo alocado de su corazón. Difícil pensar en esas condiciones, difícil pensar con el cuerpo desnutrido y maltratado, difícil todo, pero la vida le pendía de un hilo muy frágil y sólo restaba un invisible fleco para que no terminara de romperse. Se convertiría en araña para no desprenderse de él.
El sorteo le ofreció salir con blancas. Vamos, Baruch, aún eres capaz, tienes miles de jugadas memorizadas en los mapas de tu cerebro. Se decidió por una apertura vienesa que favorecía un juego pasivo, más acorde con su velocidad de pensamiento después de varios meses como inquilino del infierno. Völler no se inmutó, y cada movimiento lo acompañaba de una bocanada de humo, conforme las fichas iban ocupando posiciones en el campo de batalla donde ya se hacía sangre con alguna de las piezas. Iban cayendo como las vidas de tantos otros en aquel lugar, y Baruch Eisenstein con la mirada afilada, sudoroso, exprimiendo su capacidad intelectual como nunca lo había hecho, jugándose la propia existencia ante un rival poderoso. En el movimiento veintitrés, sin embargo, el alemán tomó una decisión inesperada con la dama. No, no podía ser, ¿sería acaso una celada, una trampa para que picara el anzuelo? Revisó las fichas con ojos sorprendidos, atentamente. Esa disposición... Era prácticamente la misma que con la que había logrado hacerse con el campeonato polaco, no había trampa posible y sabía lo que tenía que hacer. Levantó la mirada. Völler ya no fumaba. Por el contrario, una leve contracción de labios denotaba la consciencia de su error. Baruch jugó. En siete movimientos supo que tenía la partida ganada, que era araña que había conseguido reforzar el hilo para no despeñarse, ya sólo quedaba el paso definitivo para el jaque, para salvar su vida, volver al barracón, a los trabajos forzados, a la comida insuficiente y asquerosa, a los golpes e insultos, a la tabla donde dormía encogido por el frío, a las picaduras de piojos y chinches, a la desesperanza que vitrifica los ojos... Cambió de idea y desplazó la pieza indebida, la que precipitó brevemente el cataclismo de su derrota.
-Has perdido, Eisenstein.
-Sí.
Contestó con el sonido de un cristal fragmentado. Helmut Völler sacó su pistola, apuntó a la cabeza de Baruch, tembloroso, los ojos fuertemente apretados, los segundos que se alargaban sin que se produjera la detonación... El oficial guardó el arma ante su extrañeza.
-Vete.
Baruch comenzó a levantarse lentamente de la silla. Sus piernas apenas lo sostenían. Antes de abandonar la habitación, se giró.
-¿Por qué me perdona?
El oficial de las SS mostró una sonrisa sucia.
-Porque sé que me has dejado ganar, judío. Pero no te equivoques: en este campo de concentración tú ya estás muerto.

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986