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AMADO PULPO. FRANCISCO LÓPEZ BARRIOS |
Son muchas las razones por las cuales la narrativa
española se encuentra en un momento tan complejo como anodino. Los narradores
no arriesgan en sus textos lo más mínimo y se aferran así a un estado de
acomodo y laxitud muy preocupante. Quizá mucho tenga que ver el excesivo
mercantilismo al que nos están acostumbrando las editoriales, incapaces de
comprometer un buen texto y sí de apoyar otros alejados de la calidad literaria
que debe exigírsele. La ausencia de lenguaje literario es tan abrumadora y
perpleja que no hay salida sino la del propio despeñadero. Sin embargo, existen
ocasiones, pocas, pero existen, en las que un libro se nos presenta delante de
los ojos y ya desde la mismísima portada te contagia el deseo de su lectura.
Ocurre así con la última novela del escritor granadino Francisco López Barrios.
Si ya en su última entrega “Yo soy todos los besos que nunca pude darte”, libro
de relatos merecedor del XXII Premio Andalucía de la Crítica, en la que López
Barrios, además de demostrar sobradamente su capacidad de expresión,
adereza sus relatos con ingenio, cierta ironía (frecuentemente olvidada en el
panorama actual de la literatura española) y grandes dotes de imaginación y
sabiduría, en “Amado pulpo”, novela objeto de este comentario, hay más de lo mismo, que no es poco, pero
sobre todo se añade un elevado porcentaje de riesgo al elegir la temática, así
como la dificultad para desarrollarla estructuralmente, sin perder en ningún
momento ni el interés ni el hilo conductor del relato. Con una prosa limpia y
brillante, una documentación precisa y un magisterio adquirido con el paso de
los años, López Barrios nos presenta una obra original, pues no es frecuente encontrar
que el protagonista de una novela pertenezca al reino animal, más
concretamente, al mundo submarino, tal es el pulpo.
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SALÓN DE LECTURA por JOSÉ ANTONIO SANTANO. AMADO PULPO. DIARIO DE ALMERÍA |
Pero además de esta
circunstancia añade otras dos que nos parecen tan hilarantes como afortunadas:
un pulpo que oye, sabe leer y escribe, en definitiva, un pulpo humanizado, que
comparte indistintamente dos mundos tan distintos y contradictorios como son el
animal y el humano. En esa extravagancia discursiva López Barrios revela al
lector, de una parte, los beneficios que halla el Pulpo con la lectura, y así
escribe: «Leer es una bomba contra las imposturas del Orden y las mentiras de
sus secuaces. Y mientras unas veces la lectura te lleva de la mano al Paraíso, otras
te conducen desde la soledad hasta la melancolía»; de otra, el descubrimiento
de la poesía y los poetas cuando dice: «Creo que si me dieran a escoger entre
ser propietario de grandes cuevas submarinas o acumular preciadas conchas de
bivalvos, elegiría ser coleccionista de versos. Ellos, los poetas, con sus
versos me abrieron las puertas a una comprensión del mundo que la mayoría de
los seres humanos desconoce. Y que se refiere al entendimiento de la belleza de
lo mínimo y de los máximos, de lo grande y de lo pequeño…Porque es ahí, en la
tierna belleza de lo efímero donde se encuentra la delicada música de las
Esferas, el radical concierto del Universo».
Pero además de un pulpo anormal, en
el sentido de poseer habilidades y conocimientos inusuales en los cefalópodos,
es también un pulpo que piensa, reflexivo desde el punto y hora que no deja de
observar cuanto sucede a su alrededor para comprender mejor el mundo –los
mundos- en que vive, extraer las conclusiones pertinentes y entender sus
propias contradicciones y diferencias con el resto, por eso sentencia: «la
diferencia es un motivo más de soledad entre los seres vivos». En otro orden de
cosas es el mar –el agua- un elemento imprescindible en esta narración, lo es
como trasunto de la vida, lugar donde desarrolla su aprendizaje el pulpo, pero
también símbolo de lo desconocido, lo mágico o lo onírico.
En esencia, el mundo
animal como pretexto para la meditación de cuanto acontece al ser humano, sus
ambiciones y sueños, en definitiva, la capacidad de discernir y pensar, algo
tan alejado de la realidad puramente animal, y sin embargo, tan presente en esa
búsqueda por la esencialidad de la vida, que se vale en parte del amor, en el
caso de Antía («Descubrí, en la atracción por Antía, un portalón abierto a
horizontes invisibles por amplios y lejanos»), y de la sexualidad en María («Sentí
su estremecimiento.
El placer la consumía»). Con todo, López Barrios nos invita
a reflexionar sobre dos universos tan disímiles y contradictorios como
complementarios, desde el máximo respeto hacia el mundo animal y la convicción
de que sólo hay «una estética posible y la única ética justificable eran las de
la solidaridad con los seres vivos, con la propia existencia de la Madre
Tierra». López Barrios nos convoca así a enamorarnos de la vida, con toda su
carga de dolorosa realidad, sí, pero también a no renunciar jamás, en palabras
del poeta, «al más viejo de nuestros sueños». Al margen de modas y tendencias
literarias actuales, Francisco López Barrios ha sabido construir un personaje y
un discurso narrativo inolvidables gracias a su prosa cristalina y brillante, a
su ingenio, que lo hace merecedor de estar entre los principales escritores de
la literatura española de nuestros días.
Título:
Amado pulpo
Autor:
Francisco López Barrios
Editorial:
Dauro (Granada, 2017)