Buscar este blog

Los signos del derrumbe. Antonio Rodríguez Jiménez



LOS SIGNOS DEL DERRUMBE, por José Antonio Santano

El poeta no tiene más que las palabras: las palabras que justifican, a veces, una vida”, escribe Pedro Orgambide en la introducción al libro “Mario Benedetti. Antología poética”. Y así es. El poeta enfrentado a la pantalla del ordenador o al folio en blanco no posee sino las palabras, y con ellas pretende alcanzar sus sueños, contagiarnos de su alegría o sufrimiento. Muy adentro laten las palabras que poco a poco se precipitan al vacío del papel hasta conformar un universo tan complejo como mágico. En ese espacio de los silencios y signos, brota la voz del poeta. Nada comparable al acto de la creación, ese instante por el cual el poeta se transforma, se hace a sí mismo y para el mundo un nuevo ser, una nueva alma.

Las palabras ocupan el tiempo del poeta, la vida entera. Un claro ejemplo de lo que decimos es este nuevo libro “Los signos del derrumbe”, de Antonio Rodríguez Jiménez (Albacete, 1978), con el que obtuvo el XVIII Premio Internacional de Poesía “Antonio Machado en Baeza”. Ya desde el título se nos advierte de la necesidad de cambiar, de rebelarnos, traspasar la frontera del miedo para recuperar la verdadera razón del ser, para restituirnos tras la pérdida de los valores intrínsecos al hombre. Nos advierte el poeta –digo- de la fragilidad y la inconsistencia de este tiempo que vivimos al comprobar múltiples “signos del derrumbe”, y donde la lúcida palabra sirve de acicate ante la individualidad y la codicia, el abuso de poder, etc., etc. Antonio Rodríguez apela al lenguaje poético para alertarnos del peligro de este tiempo, y lo hace desde la elocuencia y la serenidad, con la palabra exacta en cada momento. Tres partes fundamentales, además de un poema preludio componen “Los signos del derrumbe”, un poemario coherente, obra de un verdadero poeta, que no se contenta con el testimonio solo, sino que se adentra en la oscuridad para luego remontar hasta la luz y habitar, perpetuarse en ella. En “Descenso” Rodríguez Jiménez nos advierte en su primer poema de esos “signos del derrumbe”:

«No intentéis explicarle los signos del derrumbe.
La libertad prefiere ungir solo a unos pocos
príncipes de los márgenes.
Solo los despojados y los dueños de todo
han probado las mieles del desprecio absoluto». 
 

También nos habla de esos rostros inexpresivos que habitan cada día la pobreza, del descenso al centro de las ruinas: «Mira cómo se extiende: / Es el silencio azul de la pobreza», de la tristeza en la mirada de los vencidos y marginados, de su visión de la gran ciudad, en la cual el hombre no es nadie ni nada. El poeta siempre alcanza el otro lado del horizonte, mostrándonos un espacio narrativo poético que mira más adentro, como en el caso del poema “Modelos publicitarias”: «Sonriéndole al tráfico desde las marquesinas, / felices, detenidas en la luz de un instante, / más allá de esta ropa, / venden una ilusión, venden deseo, / la placidez de un mundo diseñado a medida / como sus propios cuerpos de fingida belleza». Marcada rebeldía de la palabra que no quiere volver a la oscuridad del pasado, a la ciega ignorancia que nos abisma de nuevo a las cavernas: «En Camerún están matando a un hombre / por declararse a otro en un mensaje». El odio y la sinrazón regresan y el poeta no puede sino proclamarse en el amor: «El odio es el refugio de los desamparados, / y en las estrechas celdas de la fe y la barbarie / amar alarma siempre mucho más que un cadáver». Observa el poeta el decurso de la vida, el tiempo se detiene en sus pupilas, el tiempo en una “Mañana de domingo”: «El niño de la silla, inmóvil, sonriente; / la mujer encorvada que busca en la basura / y el sol imperturbable lamiendo los cristales / de la digna miseria. Perro mundo». En la segunda parte del libro “El signo insuficiente” el poeta se enfrenta al acto mismo de la escritura, poeta y poema frente a frente, la metapoesía como meta y objetivo último, el poema como sujeto. La trascendencia de lo primigenio, de la creación en sí misma: «Sueño con un mensaje que transcienda los límites / y sea futura luz, reflejo cierto / para quienes esperan».

 El poema “Resistencia” nos recuerda a Valente cuando dice que la poesía es “antes que nada y por encima de todo conocimientos, y más concretamente conocimiento “haciéndose”, coincidente con esta concepción poemática: «así el poema / se resiste en la página, / sube y baja en la barra del procesador, / deshaciéndose, haciéndose / de nuevo». En la tercera y última de las partes que contiene este libro “Si algo queda”, el poeta se decanta por el amor fraterno y filial, el amor a la vida por encima de todas las cosas y que concreta en Vega, su hija: «Pero la vida tiene lugares más funestos, / y en sus aguas violentas encontrarás dragones. Entonces ten en cuenta cómo fuiste engendrada, / cómo entre los primeros temblores de tus células / ya habitaba el amor. Nunca lo olvides».

Título: Los signos del derrumbe
Autores: Antonio Rodríguez Jiménez
Editorial: Hiperión (Madrid, 2014)

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986