Mucho y bien se ha escrito sobre la ciudad de Venecia:
Petrarca, Goethe, Dickens, Mann, Hemingway, Proust, Gauthier, James,
etc. Ni escritores ni pintores se han resistido a su belleza, a su
misterio, a su magia. La ciudad de los canales y los palacios, de las
placetas recoletas, de las iglesias, la música, el cine o los
carnavales. Venecia, la ciudad donde el tiempo parece haberse
detenido, donde los sueños flotan igual que los vaporettos o
las negras góndolas sobre el Adriático. Brodsky dejó
escrito:
«Al
rozar el agua, esta ciudad mejora la imagen del tiempo, embellece el
futuro. Ése es el papel de esta ciudad en el universo».
¡Cuánta
verdad le asiste al poeta ruso! Venecia es un universo a descubrir en
cada esquina, en cada puente, en la amplitud de San Marcos o en las
recónditas plazuelas, en la estrechez de sus calles o el
silencio de la noche. Rilke tampoco pudo resistirse a su belleza y
dijo de ella: «Pues lo bello no es más que ese grado de
lo terrible que aún podemos soportar. Todo ángel es
terrible». Y algo de todo esto le ocurre a la autora de la
novela Adriático,
Eva
Díaz Pérez, recientemente galardonada con el Premio
Andalucía de la Crítica 2014. En esta narración
confluyen el espacio, el tiempo, los tópicos atópicos,
los silencios, pero sobre todo la mirada de su autora. Una mirada
profunda, que llega hasta el mismo fondo de la laguna, que bucea en
la condición del ser humano a través de los objetos que
se abisman lentamente y quedan atrapados en el tiempo. Eva Díaz
nos cuenta la historia de la saga Brunelleschi, encarnada en el
último del linaje, el profesor Vittorio Brunelleschi, que
tendrá como misión fundamental inventariar o catalogar
los objetos o enseres extraídos de la laguna de Venecia. Con
un lenguaje pulcro y de una gran belleza, llegando a veces al puro
lirismo tras una prosa poética extraordinaria, Eva Díaz
nos sugiere y nos descubre un universo escondido y secreto, hilado
con gran maestría y oficio.
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- Título:
Adriático
- Autor: Eva Díaz Pérez
- Edita: Fundación José Manuel Lara
- (Sevilla,
2013)
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Estructurada la novela en
capítulos, su autora, va desgranando la historia de Vittorio
Brunelleschi, de su fantasmal familia, que aún habita el
Palazzo del Aire: Desde luego es una Venecia que no aparece en
los mapas ni en los grabados que cuelgan de las paredes de viejos y
silenciosos museos. En esta Venecia submarina las corrientes
lagunares provocan en las casas un ruido de oleaje que llega
distorsionado y que al subir hasta las estancias más altas
sugiere una conversación de fantasmas.
Acompañará a Vittorio, en este devenir narrativo,
Pietro, un viejo enjuto, que dice haber sido «buzo, pulidor de
espejos, pescador, recadero, cazador de ratas venecianas y hasta
figurante en una película de Visconti». Cada objeto
naufragado comportará una historia distinta y así, lo
considerado baladí adquiere importancia y significado. Esta
sucesión de narraciones independientes, pero integradas en el
conjunto textual, están enlazadas por el mismo hilo conductor:
los vientos. El siroco como evocación de un tiempo pretérito,
incluso con cierto halo de Clarin: «Vittorio admira el paisaje
calmo de Venecia que parece dormir la siesta»; el bora, frío
y seco, que le recuerda la hermosa ciudad de Trieste, del pasado
familiar:«El pasado de todos los que le habían precedido
se incorporó a su existencia sin que él tuviera algo
que ver. Era como si cargara con los pecados familiares acumulados
durante siglos; y por último, el maestral, como símbolo
del presente, de la realidad vivida, del reencuentro con la verdadera
Venecia: «Una Venecia frágil, húmeda, de un verde
viscoso y piedras en cuyas grietas se congelaba el agua. Venecia
herida, pero eterna..Una Venecia para los venecianos».
Ahora se
imponen la realidad: las basuras de la laguna, los objetos
naufragados, el anonimato, la magia, la recreación de lo
acontecido, la caza de ratas venecianas, y todo con un lenguaje
medido, pulcro y poético. Adriático
es la imagen de una Venecia atrapada en el pasado, pero viva aún:
«Trieste esta ahora dentro de Venecia y ambas a la vez dentro
del rumor de un recuerdo adriático. Es él mismo, una
corriente de aire que vuelve al mismo lugar después de un
largo recorrido: la vida». Así es esta novela.