SECUESTRADOS
La verdad es que no hay motivos
fehacientes para preocuparnos por la marcha del país. Las cosas
están saliendo a pedir de boca. Los presupuestos del Estado,
elaborados por el inefable y súper ministro Montoro, tildados a bombo
y platillo como los de la “recuperación” nos salvarán a todos,
y tendremos que callar cuanto hemos dicho hasta ahora. Rajoy es
nuestro presidente, el mejor presidente que España ha tenido en
estos ya treinta y cinco años de democracia, y ahí están las
hemerotecas. Rajoy perseverante, luchador, hasta que ha conseguido su
primer objetivo, ser presidente del Gobierno de España; su segundo
objetivo, acabar con el paro, y en poco tiempo lo veremos también
cumplido, si ahora son 700 mil españoles los emigrados a otros
países, en unos años ni un parado. ¡No digan que no es eficiente
nuestro presidente! Se lo propuso y lo fue.
Quiso ser presidente por
encima de todo y de todos, y ahí está, tan majo, y siempre con la
verdad por delante, cumpliendo sus promesas electorales, como mandan
los cánones y él, que para eso es el presidente de su partido.
Rajoy, el honesto y honrado, aunque le haya salido una oveja negra
llamado Bárcenas, ¡qué cosas piensan algunos!, ¿acaso no sucede
esto mismo en las mejores familias?; él no tiene la culpa, y,
además, no se enteraba de nada, concentrado como estaba en ser
Presidente del Gobierno, y tampoco, total, por unos cuantos euros de
más después de jornadas interminables de mítines y discursos, de
viajes y comidas y cenas y desayunos de trabajo. ¡Qué poca
consideración hay en este país para los verdaderos mártires de la
patria! ¿No es suficiente con el desvelo de noches enteras pensando
en cómo mejorar la sanidad, la educación, la dependencia, la
fiscalidad, las pensiones, las infraestructuras, el I + D, las nuevas
tecnologías, el transporte, las exportaciones, la industria, el
turismo, etc., etc.? ¡Qué inconscientes somos! Tampoco ha
transcurrido tanto tiempo desde su toma de posesión como presidente,
confiemos en su indiscutible preparación y competencia.
De verdad que no es para tanto. Hay
que ser pacientes, y esperar un poco más, estoy seguro que de aquí
a unos añitos, se arreglará todo y viviremos felices y nos
acordaremos siempre del mejor de los presidentes. Al fin de cuentas,
Rajoy, nuestro campechano Mariano, solo ha secuestrado la voluntad
popular. Estamos secuestrados, sí, pero vivos aún, gracias a Dios.