En esta arquitectura narrativa, Compán, todos los personajes están perfectamente ensamblados, hasta el punto de constituir entre todos el hilo conductor de la narración sin temor a perderse en laberinto alguno. Y ocurre esto porque su autor llega a interiorizar a cada uno de los personajes, que se deja llevar por sus pensamientos, por su forma de ser y parecer, por su manera de entender el mundo. Sin duda alguna, esta es la historia de una búsqueda, la búsqueda de la dignidad perdida. En ella, Vidal Lamarca es el protagonista principal, quien a los 15 años es testigo de una guerra, que es encarcelado, a punto de ser fusilado, pero sobre todo, es un ser sobre el que se ceba la ignominia hasta el extremo de vaciarlo y reducirlo a la nada, tras perder su identidad después de una determinante delación, convirtiéndose así en un ser desposeído de toda condición humana, un vencido. Por el contrario, Sebastián Lanza representa el poder, quien le salvó la vida a Vidal, su protector, su amante, su amo, el vencedor. Y en este muestrario de personajes dos mujeres, dos amores (Clara Hervás y Rosa Teba) serán quienes propicien su salvación, su reconversión a la esencia humana secuestrada durante tantos años vividos junto al falangista Lanza. Sólo Rosa Teba, su amor de adulto, conseguirá su resurrección, la libertad deseada, pero sobre todo favorecerá la recuperación de la dignidad perdida. Pero además, Salvador Compán ha fortalecido la narración introduciendo un elemento aglutinador, que no es otro que, la novela gráfica creada por Vidal Lamarca y contenida en la propia novela. Se dice en la página 19 de la novela que: «Crear es parecido a arar: hay que levantar la realidad y removerla hasta que nos enseñe sus raíces», y eso es lo que ha hecho precisamente Salvador Compán en “El hoy es malo, pero el mañana es mío”, remover la realidad hasta encontrar las raíces y recobrar al fin la dignidad. Estamos, pues, ante una extraordinaria narración que no dejará indiferente al lector y un autor que se supera con cada novela. Una voz imprescindible en el panorama literario español, la de Salvador Compán.
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EL HOY ES MALO, PERO EL MAÑANA ES MÍO. por José Antonio Santano
En esta arquitectura narrativa, Compán, todos los personajes están perfectamente ensamblados, hasta el punto de constituir entre todos el hilo conductor de la narración sin temor a perderse en laberinto alguno. Y ocurre esto porque su autor llega a interiorizar a cada uno de los personajes, que se deja llevar por sus pensamientos, por su forma de ser y parecer, por su manera de entender el mundo. Sin duda alguna, esta es la historia de una búsqueda, la búsqueda de la dignidad perdida. En ella, Vidal Lamarca es el protagonista principal, quien a los 15 años es testigo de una guerra, que es encarcelado, a punto de ser fusilado, pero sobre todo, es un ser sobre el que se ceba la ignominia hasta el extremo de vaciarlo y reducirlo a la nada, tras perder su identidad después de una determinante delación, convirtiéndose así en un ser desposeído de toda condición humana, un vencido. Por el contrario, Sebastián Lanza representa el poder, quien le salvó la vida a Vidal, su protector, su amante, su amo, el vencedor. Y en este muestrario de personajes dos mujeres, dos amores (Clara Hervás y Rosa Teba) serán quienes propicien su salvación, su reconversión a la esencia humana secuestrada durante tantos años vividos junto al falangista Lanza. Sólo Rosa Teba, su amor de adulto, conseguirá su resurrección, la libertad deseada, pero sobre todo favorecerá la recuperación de la dignidad perdida. Pero además, Salvador Compán ha fortalecido la narración introduciendo un elemento aglutinador, que no es otro que, la novela gráfica creada por Vidal Lamarca y contenida en la propia novela. Se dice en la página 19 de la novela que: «Crear es parecido a arar: hay que levantar la realidad y removerla hasta que nos enseñe sus raíces», y eso es lo que ha hecho precisamente Salvador Compán en “El hoy es malo, pero el mañana es mío”, remover la realidad hasta encontrar las raíces y recobrar al fin la dignidad. Estamos, pues, ante una extraordinaria narración que no dejará indiferente al lector y un autor que se supera con cada novela. Una voz imprescindible en el panorama literario español, la de Salvador Compán.
EL HOY ES MALO, PERO EL MAÑANA ES MÍO. por José Antonio Santano
En esta arquitectura narrativa, Compán, todos los personajes están perfectamente ensamblados, hasta el punto de constituir entre todos el hilo conductor de la narración sin temor a perderse en laberinto alguno. Y ocurre esto porque su autor llega a interiorizar a cada uno de los personajes, que se deja llevar por sus pensamientos, por su forma de ser y parecer, por su manera de entender el mundo. Sin duda alguna, esta es la historia de una búsqueda, la búsqueda de la dignidad perdida. En ella, Vidal Lamarca es el protagonista principal, quien a los 15 años es testigo de una guerra, que es encarcelado, a punto de ser fusilado, pero sobre todo, es un ser sobre el que se ceba la ignominia hasta el extremo de vaciarlo y reducirlo a la nada, tras perder su identidad después de una determinante delación, convirtiéndose así en un ser desposeído de toda condición humana, un vencido. Por el contrario, Sebastián Lanza representa el poder, quien le salvó la vida a Vidal, su protector, su amante, su amo, el vencedor. Y en este muestrario de personajes dos mujeres, dos amores (Clara Hervás y Rosa Teba) serán quienes propicien su salvación, su reconversión a la esencia humana secuestrada durante tantos años vividos junto al falangista Lanza. Sólo Rosa Teba, su amor de adulto, conseguirá su resurrección, la libertad deseada, pero sobre todo favorecerá la recuperación de la dignidad perdida. Pero además, Salvador Compán ha fortalecido la narración introduciendo un elemento aglutinador, que no es otro que, la novela gráfica creada por Vidal Lamarca y contenida en la propia novela. Se dice en la página 19 de la novela que: «Crear es parecido a arar: hay que levantar la realidad y removerla hasta que nos enseñe sus raíces», y eso es lo que ha hecho precisamente Salvador Compán en “El hoy es malo, pero el mañana es mío”, remover la realidad hasta encontrar las raíces y recobrar al fin la dignidad. Estamos, pues, ante una extraordinaria narración que no dejará indiferente al lector y un autor que se supera con cada novela. Una voz imprescindible en el panorama literario español, la de Salvador Compán.
NOS QUEDA LA PALABRA. José Antonio Santano.
(Almería, 18 de marzo de 2006-Acto contra guerra Irak)
sin vocabulario.
Salvador Compán
La mar, límpida y serena, fuego de azules y blancos, me recordó otro mar de tierra y olivares. En los orígenes del tiempo el tiempo dibujó un gran planeta. Quiso que la luz se derramara por todos sus rincones, que su cálido tacto aliviara del dolor y la muerte. Creó el día y la noche, el sol y la luna. También el tiempo quiso pintar la tierra de colores: verde para los árboles, azul para los mares y océanos, negro para la noche y sus silencios, blanco para la nieve y la espuma, rojos y amarillos y lilas y rosas para las flores, grises y ocres para las montañas y los desiertos, y así hasta el infinito. A los hombres el tiempo quiso regalarle el pensamiento y la palabra. Pero el hombre nada quiso. Despreció la cálida presencia de la luz, los colores del día y la calma silenciosa de la noche. Inventó el miedo y la tortura, los fusiles y las bombas y se alió con la muerte para inundar con sangre de inocentes cada rincón de este planeta:
Qué fue de aquella tierra,
de su aroma prendido
en la piel de los ríos
y las acequias, sino
osarios y ceniza.
Qué fue de aquellos mares,
del latir de sus olas
en los pechos del día
y los silencios, sino
abismo y desierto.
Qué fue de los colores,
de su luz primigenia
en los labios del tiempo
y los amantes, sino
eterna oscuridad.
Qué fue del pensamiento,
de la siempre encendida
palabra que lo abriga
e ilumina, sino
silencio y cataclismo.
La mar, ahora, sigue en calma. En su azul intenso el sueño sobrevive al hombre… Nos queda la palabra. Siempre la palabra con su arrullo de sílabas fulgentes calándonos los huesos, la memoria de ser, la única arma capaz de conquistar el sueño de los hombres. Siempre la palabra, aún nos queda la palabra, su latido, su inconmensurable belleza, la vida que la alienta y alimenta. Un mar de palabras, de dulcísimas palabras dichas al oído. Un río de lava de palabras anegando los hogares. Cientos, miles, millones de palabras escritas en el albor de una página, de cientos, miles, millones de páginas. La palabra en la luz de cada día, en las alas del viento, en los dedos de la lluvia, en la piel de las fronteras, siempre la palabra. La palabra meciéndose en el aire, dichosa y viva, abrasadora.
Aún nos queda la palabra. La palabra que nace del corazón generoso, y nómada recorre los confines del mundo. La voz de la palabra anegando las ciudades con su música. La palabra, siempre la palabra.
NOS QUEDA LA PALABRA. José Antonio Santano.
(Almería, 18 de marzo de 2006-Acto contra guerra Irak)
sin vocabulario.
Salvador Compán
La mar, límpida y serena, fuego de azules y blancos, me recordó otro mar de tierra y olivares. En los orígenes del tiempo el tiempo dibujó un gran planeta. Quiso que la luz se derramara por todos sus rincones, que su cálido tacto aliviara del dolor y la muerte. Creó el día y la noche, el sol y la luna. También el tiempo quiso pintar la tierra de colores: verde para los árboles, azul para los mares y océanos, negro para la noche y sus silencios, blanco para la nieve y la espuma, rojos y amarillos y lilas y rosas para las flores, grises y ocres para las montañas y los desiertos, y así hasta el infinito. A los hombres el tiempo quiso regalarle el pensamiento y la palabra. Pero el hombre nada quiso. Despreció la cálida presencia de la luz, los colores del día y la calma silenciosa de la noche. Inventó el miedo y la tortura, los fusiles y las bombas y se alió con la muerte para inundar con sangre de inocentes cada rincón de este planeta:
Qué fue de aquella tierra,
de su aroma prendido
en la piel de los ríos
y las acequias, sino
osarios y ceniza.
Qué fue de aquellos mares,
del latir de sus olas
en los pechos del día
y los silencios, sino
abismo y desierto.
Qué fue de los colores,
de su luz primigenia
en los labios del tiempo
y los amantes, sino
eterna oscuridad.
Qué fue del pensamiento,
de la siempre encendida
palabra que lo abriga
e ilumina, sino
silencio y cataclismo.
La mar, ahora, sigue en calma. En su azul intenso el sueño sobrevive al hombre… Nos queda la palabra. Siempre la palabra con su arrullo de sílabas fulgentes calándonos los huesos, la memoria de ser, la única arma capaz de conquistar el sueño de los hombres. Siempre la palabra, aún nos queda la palabra, su latido, su inconmensurable belleza, la vida que la alienta y alimenta. Un mar de palabras, de dulcísimas palabras dichas al oído. Un río de lava de palabras anegando los hogares. Cientos, miles, millones de palabras escritas en el albor de una página, de cientos, miles, millones de páginas. La palabra en la luz de cada día, en las alas del viento, en los dedos de la lluvia, en la piel de las fronteras, siempre la palabra. La palabra meciéndose en el aire, dichosa y viva, abrasadora.
Aún nos queda la palabra. La palabra que nace del corazón generoso, y nómada recorre los confines del mundo. La voz de la palabra anegando las ciudades con su música. La palabra, siempre la palabra.
MIS COLABORACIONES EN YOUTUBE
VERSOS CONTRA VIRUS.
SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano
ALTA LUCIÉRNAGA. 2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO
Dos orillas.2020
Marparaíso.2019
TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014
ISBN: 13: 978-84-942992-3-0
Clasificación: Poesía.
Tamaño: 14x21 cm
Idioma de publicación: Castellano
Edición: 1ª Ed.1ª Impr.
Fecha de impresión: Noviembre 2014
Encuadernación: Rústica con solapa
Páginas: 104
PVP: 12€
Colección: Daraxa
José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.
Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.
José Cabrera Martos
Memorial de silencios. 2014

He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.
El oro líquido.2008

El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.