LA METÁFORA DEL CORAZÓN
Cadavezquetomounlibroentremismanos,loobservodetenidamente,loacaricioconlentitudnoviciaymeadentroluegoensuspáginas,sientocomounahondadescargaeléctrica,uníntimotemblorqueseescapaalarazónymerodeaelámbitodeloabstractoeincomprensible.Esunallamaradadefuego,abrasadora,capazdeacelerarelcorazónhastalímitesinsospechados.Eslapalabraenesencialaúnicaquemetransportaamundosdesconocidos,imaginariosometransformaenunserdiferente,casiastral.Luego,lapalabracomienzasuperiployvadeunladoaotro,reconociéndoseenlosasombros,asciendeydesciende,aromalosmomentosylavidayaesotra,tandistintacomoapasionante.Sólohayqueadentrarseenellas,laspalabras,encadauna,ensurumordeola,ensussilencios,ensualmatodahastasentirsufulgor,casiciegosya.Pudieraparecerexagerado,perono.Lapalabrapoéticaestodoesoymuchomás.Yalgodeestoocurrecuandoellibroquetengoenmismanoses“Lametáforadelcorazón”, del poetanaturaldeJaén(1958)y abulensedeadopción JoséPulido,quemuymerecidamenteobtuvo,juntoalapoetamexicanaIngridValenciaconsulibro“Oscúrame” (delquenosocuparemosenotraocasión),elIIIPremioInternacionaldePoesía“PilarFernándezLabrador” quecadaañoseconvocaenlaciudaddeSalamanca. “Lametáforadelcorazón” esunlibrovitalista,hondo,plenodeimágenesymetáforas(ladelcorazóncentraeldiscurso),dondeelTiempoeseltemaprincipal,elobjetopoéticoquenosinvitaaconocereluniversolíricodePulido.Ellibroconstadetrespartes:“Elrostrodeltiempo”, “Calendariolunar” e“Íntimocalendario”, a las que precedeunnotablecomentarioamododeprólogodeltambiénpoetaydirectordeldiario“ElNortedeCastilla”, CarlosAganzo,coneltítulo“Hombre,latidodeltiempo”. Quedaenlaretinadelpoeta,enlamemoria,eltiempoquefue,aquelquenuncamásvolveráyquesóloelrecuerdotrasciendeenversosdiamantinos,enpuralírica,comoasíloatestiguanlospoemasincluidosen“Elrostrodeltiempo”, y en estosversospertenecientesalpoema“Unaviejaciencia”: «Me arrullan las brasas del hogar, / el tiempo se guarda en tarros de alacena, / en la blanca memoria del pan / y la dulce promesa del membrillo, / en la voz de una madre que nos llama a la mesa»; el paso del tiempo que no acaba en el olvido y se muestra en cada celebración, tal el poema “Efemérides”, del que reproducimos este fragmento: «Tenemos la exigencia de ser hombres. / Cumplimos un imperioso mandato / por el que recordar es vivir. / Palabra del tiempo es la memoria / y sólo a su luz podemos entender la vida. / Desbocada montura o río sereno, / sólo en ella se deja acariciar, / largamente contemplarla…»; el tiempo y su continuo latido, el que nos hiere: «Es tan extenso un latido que nadie / volvió más allá de sus límites / para contarlo. / Imposible contener la herida de su fuga».
