![]() |
SALÓN DE LECTURA (DIARIO DE ALMERÍA 31/12/2018), columna de JOSÉ ANTONIO SANTANO, con el libro "EN LA OTRA LADERA" DE JOSÉ ANTONIO SÁEZ |
Alcanza Sáez un estado trascendente, diríase que casi místico (“Hazte en mí y sea yo en ti”) en el cual la palabra es la luz que devuelve la esperanza, el instrumento transformador de una realidad que no satisface al poeta. Poesía en prosa la que nos muestra José Antonio Sáez en cuarenta y ocho composiciones. Poemario para los sentidos y el intelecto, tan bella como sencilla en su concepción del mundo, y reflexiva, sosegada meditación desde la experiencia del vivir, de la cotidianidad de los días, ese tiempo que en el poeta siente que se escapa entre los dedos, porque ya no hay marcha atrás: «Se van, se nos van los días deslizándose entre las manos desnudas como arena. Se nos va la vida y somos solo gotas de agua resbalando en el cristal. Qué esperar de lo porvenir». En los versos de Sáez hallamos la confluencia de la búsqueda de la belleza y la fuerza expresiva de lo cotidiano que nace como consecuencia de una honda interiorización de lo vivido y por vivir. El poeta, desde la soledad de su apartado rincón almeriense, ajeno a las modas y modismos, a la llamada posmodernidad que tan poco le ofrece, consigue conservar intacta su voz, esa que ahonda en los orígenes y acompaña como un canto en las tardes de otoño al son monocorde de la lluvia en los cristales. Consciente del lugar que ocupa, Sáez oficia de poeta auténtico, sin interés alguno por el boato o la engañosa fama que adorna al hombre («Sobran los homenajes para quien no los busca.
De vanidad se infla el globo y alardea el pavo real en su rueda. Pues llegué sin nada, me iré desnudo, como los hijos de la mar. Alada la mano que cierre la ventana de mis párpados»), porque el amor es el principio que rige todos sus actos: «Si nos han de juzgar por algo, que sea por el amor de que fuimos capaces. (…) Porque el amor, si no se da, se pudre en nosotros como fruta madura, que no es comida por nadie y viene a ser picoteada por los pájaros o arrojada a las alimañas».
José Antonio Sáez es sin duda un poeta existencialista, humilde y solidario que nunca se detiene y que siempre abre su corazón al desposeído, porque su razón de ser no es otra que la de humanizar cuanto le rodea: «Abrió su corazón a la verdad, a la justicia, a la nobleza, a la compasión, a la solidaridad y lo cerró al escepticismo, a la angustia, a la desazón y al desasosiego». Por ello la tierra madre, la patria, también vive en él, “siguiendo a Salvador Espríu”, de forma muy particular, y en un momento tan delicado como el actual, y así escribe: «Con desgarro en el corazón oigo hablar de mi patria, con desprecio a algunos y con ignorancia a otros. Pero yo conozco su dignidad en la pobreza y su pasado glorioso, y por ellos me enorgullezco de mi humilde, hermosa y desvalida patria». Este es el poeta José Antonio Sáez, que nos hace temblar con la luz deslumbradora de su palabra, siempre viva y humana, y que hallamos en este libro tan conmovedor como acertado para estos tiempos: “En la otra ladera”.