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TRES ANTOLOGÍAS DIFERENTES

 




 Escaparate de libros _____________________ José Antonio Santano


Si se hubieran puesto de acuerdo los tres poetas para publicar sus textos antológicos seguro que no habrían coincidido en el tiempo como ha sucedido realmente en estos días. A los tres vates que se citan en este Escaparate de libros les une una amistad larga y duradera, la pasión por la poesía de calidad y un movimiento o corriente poética de la que participaron activamente. Dos son granadinos y uno sevillano: Antonio Enrique, Fernando de Villena y Pedro Rodríguez Pacheco. Cada uno por separado y sin saber los unos de los otros han publicado recientemente sus antologías poéticas. Antonio Enrique (Granada, 1953) lo hace con El siglo transparente [Antología poética 1974-2020], un volumen que abre con una cita de Wallace Stevens: «La poesía es un faisán que se pierde en la espesura» y que contiene poemas de sus veinte libros publicados hasta ahora. Como novedad a esta edición cabe destacar el comentario del autor a cada uno de los libros signados en esta antología, desde el primero de ellos Poema de la Alhambra (1974) hasta el último Resplandor (2020), al indicar el proceso de creación o el tiempo empleado en cada uno de los poemarios y las referencias críticas del mismo, algo novedoso en este tipo de textos. Sobre la poesía contenida en esta antología, ya se ha dicho mucho, bien y variado, de tal manera que los lectores podrán encontrar en esta bella edición una de las voces más destacadas de la poesía española y andaluza, de múltiples registros y temáticas. Como muestra de esta antología sirvan los versos que se reproducen a continuación pertenecientes a su libro La palabra muda: «Llueve sobre la luna la carbonilla / de los calcinados. / Se posa sobre los hombros la ceniza / y se respira las almas que ya no vuelven. // El tren maldito / no para de resoplar / anclado en el andén. / Lo ves de lejos cada día, / brillando como un ataúd interminable». 


La segunda de las antologías viene de la mano de Baker Street Ediciones, titulada Las estaciones de la existencia. Antología poética (1980-2020), cuyo autor es el también poeta granadino Fernando de Villena (1956). La producción poética de Fernando de Villena es extraordinariamente fructífera. Ahora, con esta nueva antología de su larga andadura como poeta, nos ofrece lo mejor de su trayectoria, y esta es una invitación que no se puede rechazar en modo alguno. Desde 1980 y hasta 2020 es el periodo elegido para estas Estaciones de la existencia, en las que hallamos verdaderas joyas, versos inolvidables, la esencia de un pensamiento que trasciende la realidad para convertirse en conmoción. La poesía como catarsis o estado de gracia. La selección de poemas pertenecientes nada más y nada menos que a treinta y cuatro obras poéticas es aval suficiente para adentrarse y bucear en este relevante legado del poeta granadino. Paisaje y paisanaje que el poeta siempre supo elevar a la condición de arte, donde el lenguaje adquiere una nueva dimensión para llevar hasta el lector la esencialidad de su poesía. Enmarcado en la corriente llamada “Poesía de la Diferencia”, como también el poeta Antonio Enrique, esta es una excelente oportunidad para reafirmarse en la excepcionalidad de una poesía que bebe de la mejor tradición, pero que al mismo tiempo aporta elementos diferenciadores, pero de una calidad indiscutible. Sirvan como ejemplo estos versos de su libro Estampas de vejecía: «Al fin, después de tanto andar a ciegas, / descubres la grandeza del silencio, / la dicha de quedarse sólo en lo esencial / o la gran hermosura que el bien siempre conlleva». 



La tercera antología toma por título Memorial del Arte de la Seda. Antología apócrifa, del poeta y profesor Pedro Rodríguez Pacheco (Sanlúcar la Mayor, Sevilla, 1941), y al cuidado del maestro editor José Membrive (Ediciones Carena). En el prolegómeno del libro el autor expresa, aún estando en desacuerdo con opinar sobre el contenido de un libro y de forma excepcional, cómo se gestó el presente texto, del que dice que organizó como «una antología apócrifa”, en la que «hay muchas dedicatorias, es un libro de despedida y rindo, poema tras poema, culto a la amistad, al amor, a los recuerdos…». Con todo, Rodríguez Pacheco nos tiene acostumbrados a la disensión razonada tras honda reflexión, al considerar que el pensamiento libre nos enriquece y nos distancia de la mediocridad en la que vive la sociedad actual. Memorial del Arte de la Seda es, sin duda alguna, una antología que se aparta de los modos y modismos, que resurge de la necesidad de expresar poéticamente lo acontecido, lo vivido y sentido, siendo la emoción la clave sobre la que se sustenta su poética. Como parte también de la llamada “Poesía de la Diferencia” reclama la libertad como esencia misma de la expresión poética, lingüística y literaria frente a “la Experiencia” y, sin embargo, cuidado con los estudios oportunistas que solo han citado a la corriente “de la Diferencia”, por intereses espurios, por conveniencia o proyección académica. Pedro Rodríguez Pacheco es una voz imprescindible de la poesía española contemporánea, le pese a quien le pese, y muestra de ello es su impecable trayectoria no solo como poeta, sino también como profesor universitario, ensayista y conferenciante. Por todo ello, importa dejar claro en este breve comentario que este libro, Memorial del Arte de la Seda viene a corroborar lo dicho y a engrandecer el panorama poético español y andaluz con su siempre vibrante, lumínica y emocionada palabra. Para dar fe de ello, como en los dos casos anteriores, veamos una muestra de su poesía, con unos versos pertenecientes a Esquizofrenias galantes, concretamente del poema “La ruta de la seda” y dedicado a su Griselda: «… para vestir de espléndido brocado / las palabras que vierto en tus oídos / y que aceptas, sabiéndolas / las palabras más bellas con las que / tú te dejas vencer, / como yo soy vencido / susurrando los dos antiguas preces / de una logia masónica de pájaros / que cantan sin saber qué es la alegría». Tres asombrosas antologías de tres poetas diferentes pero unidos en el fervor por la palabra poética, por la vida.  


EL UNICORNIO EN EL CAFÉ LIBERTAD 25 AÑOS DESPUÉS. ANTOLOGÍA

IDEAL. DOMINGO 26/01/2020
SALÓN DE LECTURA ___ Por José Antonio Santano



PEDRO RODRÍGUEZ PACHECO
PEDRO RODRÍGUEZ PACHECO
El Unicornio en el Café Libertad

Hora es de llamar a las cosas por su nombre. En la literatura como en tantas otras cuestiones de la vida existe un momento en que hay que decir, ¡basta ya! Hasta ahora la poesía española parece obedecer a un solo canon, o, mejor dicho, a un solo gurú, tan poderoso, que nadie se atreve a oponerse a él, a contradecirlo en lo más mínimo, porque ¡ay de aquél que ose a enfrentársele! El silencio será la condena y ya nunca más podrá vivir de sus migajas. Ocurre ahora lo mismo que con aquella eclosión mercantilista y efímera que allá por los años 60 se llamó Novísimos y que silenció a otro elenco de poetas de gran calidad y diferencia estética notable. En nuestros días, y aún después de un momento que parecía que otra “poesía era posible” con aquella “rebelión de los diferentes”, que luego vino en llamarse poesía “De la Diferencia” y que bien por sus luchas internas o por la hegemonía de la llamada poesía “De la Experiencia”, que aún cuenta con el poder mediático, junto a las grandes editoriales, digo, poco ha cambiado la situación, y sin embargo, a raíz de la publicación de “La otra mirada” y “El unicornio en el Café Libertad”, ambos autoría del también poeta, profesor universitario y ensayista Pedro Rodríguez Pacheco (Sevilla, 1941)), parece que vuelve a estar vigente el argumentario que sostuvo a “La Diferencia” y con el que, posiblemente, muchos poetas actuales estarían de acuerdo. Salvando la distancia del tiempo, en aquella diatriba de “Novísimos” y “Poetas del Lenguaje” o “Promoción del 60” como se la llamó también, en la actualidad, se dan parecidas circunstancias entre seguidores de una “poesía de la Experiencia” (¿acaso puede entenderse la creación poética ajena a la experiencia? y el resto de poetas tan ajenos a este movimiento, como diferentes en su concepción de la poesía. Dicho lo cual, es de una oportunísima aparición “El unicornio en el Café Libertad. 25 años después. Antología”. No es este un libro más, un texto pretencioso y oportunista, todo lo contrario. Tras el paso de los años, con una mirada serena y respetuosa, sabiendo que sólo los argumentos y el análisis son los aliados del investigador o ensayista, también de la justicia poética, se puede vislumbrar el hecho histórico que supuso aquella “rebelión de los diferentes”, poetas todos en el más puro sentido de la palabra, como lo demuestran las diferentes poéticas de cada uno de ellos, pero siempre bajo el paraguas de la Poesía. Si ya en “La otra mirada”, Rodríguez Pacheco expuso ampliamente el devenir “De la Diferencia”, sus orígenes, sus causas y objetivos o metas, con “El unicornio en el Café Libertad”, de una manera resumida aporta su particular visión, al tiempo que analiza pormenorizadamente las poéticas de cada uno de los vates antologados y que fueron artífices de aquella rebelión: Manuel Jurado López, Pedro J. de la Peña, Ricardo Bellveser, Antonio Enrique, María Antonia Ortega, José Lupiáñez, Concha García, Antonio Rodríguez Jiménez y Fernando de Villena. Es, pues, de agradecer que, con absoluta libertad, su autor, Pedro Rodríguez Pacheco, se haya desnudado y presentado, con la honestidad que le caracteriza y el conocimiento experiencial adquirido también por su relación con aquella propuesta “De la Diferencia”, ante el lector, a sabiendas que muchos serán, todavía, sus detractores. Con todo, es de reconocer que pocos son los que se atreven a “enfrentarse” dialécticamente al contrario, siempre desde el respeto. Y todo ello lo demuestra cuando, desde un sentido crítico, analiza la obra de cada uno de estos poetas. Rodríguez Pacheco toma como símbolo al Unicornio y lo hace presente en el Café Libertad donde aquellos poetas se reunieron para rebelarse contra el sistema; el Unicornio: “Un animal fabuloso…, con figura de caballo, que lleva un solo cuerno muy puntiagudo sobre su frente. Es veloz y muy valeroso. Según la leyenda nadie podía cazarlo por la fuerza”. En su recorrido por la poesía de estos autores, Rodríguez Pacheco no ceja en su empeño por demostrar la vitalidad de aquella rebelión en el marco de la poesía española del siglo XX. De Manuel Jurado López, el primero de los poetas seleccionados, Rodríguez Pacheco dice: “Jurado López es un cóndor sobre las altas cimas de la poesía: andaluza hasta la médula ha sabido asumir ese río interiory dejarse llevar por su corriente hacia otros mares de civilización y plenitudes fraternas”. De Poemas de Ginebra, estos versos: “Soy hombre y mujer al mismo tiempo porque ya estás / en mí igual que la palabra que pronuncio / para que la oigas tú y caiga en mí, muy honda, / como en un pozo.”. Escribe Rodríguez Pacheco sobre el siguiente antologado: “La poesía de Pedro J. de la Peña se mueve entre dos polos que, sin ser antagónicos, distinguen dos poéticas, y aunque con carácter oposicional para que el sistema funcione, el poeta intenta que sus universos, los íntimos y los exteriores, es decir, los de la vida y su experiencia y los de la cultura (los paisajes del sueño y los de deseo) encajen en esa caja china de múltiples registros. De El soplo de los Dioses, estos versos: “Cuando un amor se pierde es asunto sabido / que los débiles buscan desamores livianos / que ayuden a ahuyentarlo.”. El siguiente perfil trata del poeta valenciano Ricardo Bellveser, de quien escribe Rodríguez Pacheco: “La poesía de R. Bellveser se nutre de urgentes afirmaciones y, seguidamente, de sus refutaciones; es una tensión en la que el sujeto poético vive su sinvivir”. De su poesía seleccionamos estos versos: 

“El tiempo tenaz todo lo ha cambiado: 
/ el techo no es tan grande, ni tan alto, 
/ ni tan misterioso, ni me acongoja.
 / La cama, sólo es un campo de plumas 
/ que el tiempo con la muerte ha desolado.”.

 Es un perfil poético de Antonio Enrique, escribe así Rodríguez Pacheco: “Antonio Enrique, como poeta, en su esencialidad como poeta, es un místico humanista…Esa rehumanización que compromete a toda la Naturaleza, es el hallazgo diferencial de Antonio Enrique”. De La palabra muda, estos versos: “No me importa morir / porque he conocido a la mujer / que ha sido mi madre, mi hermana, / mi amante y mi amiga: / El todo mi ser.”. Nos descubre ahora Rodríguez Pacheco el perfil poético de María Antonia Ortega: “En toda su obra se detecta un profundo ardor, un fuego, un magma volcánico que cuando entra en fase eruptiva y se derrama libre por las laderas de su universo, nos deja esas ascuas incandescentes que son sus poemas, sus revelaciones, sus iluminaciones…”. De “El emparrado”, sean estos versos: “Mi alma es antigua / y ya no volverá a reencarnarse; / por eso necesito el desierto / y los días de luz interminables, / igual que antes la proximidad / de los cuerpos”. José Lupiáñez, para Rodríguez Pacheco es ese inmenso poeta proclive “a dos grandes movimientos que vertebraron -y para algunos aún vertebran- el universo de la creación literaria: el Barroco, como tiempo de violenta aceleración temporal y, más acusadamente, el Modernismo”. En su sabiduría, capacidad de creación y emoción confía el antólogo; de su poesía estos versos que la ilustran: 

“Mis manos acarician la piedra 
/ en esta inmensa grita del mundo.
 / Hasta hoy fue el desierto,
 / con su aliento de fuego, azotándonos 
/ sin misericordia, y la arena en los ojos 
/ o los labios cuarteados por la sed”. 

La poeta cordobesa afincada en Barcelona, Concha García es, para nuestro antólogo, otro de los perfiles elegidos y de ella habla así: “Concha García había montado su insurrección heterodoxa ejerciendo una especie de violencia en el lenguaje normativo que era de uso canónico en las hegemonías…”. Aquí una breve muestra de sus versos: 

“…Tú me amas. 
/ La hermosa nada que recupero 
/ me pasea en automóvil”.

 Si hay un poeta que, por su vitalismo, “La Diferencia” irrumpió en el panorama poético español con fuerza inusitada, ese es Antonio Rodríguez Jiménez. “El “yo” poético de Rodríguez Jiménez -nos dice R. Pacheco- lo es blindado por seres mitológicos, intuiciones fantásticas, espectros que se reparten lo benéfico y lo maligno”, y añade: “Rodríguez Jiménez es prototipo del paroxismo visionario, lleno de intuiciones y de frenesíes fantasmales”. De su poema inédito “Escala primera” tomamos estos versos: 

”Las escalas indican el momento vivido, 
 el pasado de humo, el presente 
de plástico y el futuro de goma, 
como un alambre que se derrite  
una y otra vez hasta que chorrea 
como un líquido más ligero que
 el agua”.

 De Fernando de Villena, último poeta antologado, R. Pacheco escribe: “El proyecto poético de Fernando de Villena lo es en constante erupción: todo lo incita, todo lo provoca. Hay, principalmente, cuatro elementos conformadores o incitadores en su poesía: el amor, el tiempo, las creencias y los paisajes del mundo con sus consanguíneos: la alta cultura, sus símbolos y mitos”. Reflejo de su humana condición, sean estos versos pertenecientes al poema “Vacilaciones de la fe”: “No sé si de verdad existes, / pero ahora quisiera / que de verdad existieses / para sanar tanta pena, / para colmar tanta esperanza”. Esta ha sido una pequeña muestra de lo que significó, y creo que convendría decir, lo que aún significa hoy “La Diferencia”, conscientemente silenciada por quienes todavía mantienen la hegemonía poética en España, tan alejada de la calidad que requiere toda creación que se precie.
EL UNICORNIO EN EL CAFÉ LIBERTAD 25 AÑOS DESPUÉS
PEDRO RODRÍGUEZ PACHECO
Título:El unicornio en el Café Libertad. 25 años después

Autor: Pedro Rodríguez Pacheco

Editorial: Carena (Barcelona, 2019)


EL UNICORNIO EN EL CAFÉ LIBERTAD 25 AÑOS DESPUÉS. ANTOLOGÍA

IDEAL. DOMINGO 26/01/2020
SALÓN DE LECTURA ___ Por José Antonio Santano



PEDRO RODRÍGUEZ PACHECO
PEDRO RODRÍGUEZ PACHECO
El Unicornio en el Café Libertad

Hora es de llamar a las cosas por su nombre. En la literatura como en tantas otras cuestiones de la vida existe un momento en que hay que decir, ¡basta ya! Hasta ahora la poesía española parece obedecer a un solo canon, o, mejor dicho, a un solo gurú, tan poderoso, que nadie se atreve a oponerse a él, a contradecirlo en lo más mínimo, porque ¡ay de aquél que ose a enfrentársele! El silencio será la condena y ya nunca más podrá vivir de sus migajas. Ocurre ahora lo mismo que con aquella eclosión mercantilista y efímera que allá por los años 60 se llamó Novísimos y que silenció a otro elenco de poetas de gran calidad y diferencia estética notable. En nuestros días, y aún después de un momento que parecía que otra “poesía era posible” con aquella “rebelión de los diferentes”, que luego vino en llamarse poesía “De la Diferencia” y que bien por sus luchas internas o por la hegemonía de la llamada poesía “De la Experiencia”, que aún cuenta con el poder mediático, junto a las grandes editoriales, digo, poco ha cambiado la situación, y sin embargo, a raíz de la publicación de “La otra mirada” y “El unicornio en el Café Libertad”, ambos autoría del también poeta, profesor universitario y ensayista Pedro Rodríguez Pacheco (Sevilla, 1941)), parece que vuelve a estar vigente el argumentario que sostuvo a “La Diferencia” y con el que, posiblemente, muchos poetas actuales estarían de acuerdo. Salvando la distancia del tiempo, en aquella diatriba de “Novísimos” y “Poetas del Lenguaje” o “Promoción del 60” como se la llamó también, en la actualidad, se dan parecidas circunstancias entre seguidores de una “poesía de la Experiencia” (¿acaso puede entenderse la creación poética ajena a la experiencia? y el resto de poetas tan ajenos a este movimiento, como diferentes en su concepción de la poesía. Dicho lo cual, es de una oportunísima aparición “El unicornio en el Café Libertad. 25 años después. Antología”. No es este un libro más, un texto pretencioso y oportunista, todo lo contrario. Tras el paso de los años, con una mirada serena y respetuosa, sabiendo que sólo los argumentos y el análisis son los aliados del investigador o ensayista, también de la justicia poética, se puede vislumbrar el hecho histórico que supuso aquella “rebelión de los diferentes”, poetas todos en el más puro sentido de la palabra, como lo demuestran las diferentes poéticas de cada uno de ellos, pero siempre bajo el paraguas de la Poesía. Si ya en “La otra mirada”, Rodríguez Pacheco expuso ampliamente el devenir “De la Diferencia”, sus orígenes, sus causas y objetivos o metas, con “El unicornio en el Café Libertad”, de una manera resumida aporta su particular visión, al tiempo que analiza pormenorizadamente las poéticas de cada uno de los vates antologados y que fueron artífices de aquella rebelión: Manuel Jurado López, Pedro J. de la Peña, Ricardo Bellveser, Antonio Enrique, María Antonia Ortega, José Lupiáñez, Concha García, Antonio Rodríguez Jiménez y Fernando de Villena. Es, pues, de agradecer que, con absoluta libertad, su autor, Pedro Rodríguez Pacheco, se haya desnudado y presentado, con la honestidad que le caracteriza y el conocimiento experiencial adquirido también por su relación con aquella propuesta “De la Diferencia”, ante el lector, a sabiendas que muchos serán, todavía, sus detractores. Con todo, es de reconocer que pocos son los que se atreven a “enfrentarse” dialécticamente al contrario, siempre desde el respeto. Y todo ello lo demuestra cuando, desde un sentido crítico, analiza la obra de cada uno de estos poetas. Rodríguez Pacheco toma como símbolo al Unicornio y lo hace presente en el Café Libertad donde aquellos poetas se reunieron para rebelarse contra el sistema; el Unicornio: “Un animal fabuloso…, con figura de caballo, que lleva un solo cuerno muy puntiagudo sobre su frente. Es veloz y muy valeroso. Según la leyenda nadie podía cazarlo por la fuerza”. En su recorrido por la poesía de estos autores, Rodríguez Pacheco no ceja en su empeño por demostrar la vitalidad de aquella rebelión en el marco de la poesía española del siglo XX. De Manuel Jurado López, el primero de los poetas seleccionados, Rodríguez Pacheco dice: “Jurado López es un cóndor sobre las altas cimas de la poesía: andaluza hasta la médula ha sabido asumir ese río interiory dejarse llevar por su corriente hacia otros mares de civilización y plenitudes fraternas”. De Poemas de Ginebra, estos versos: “Soy hombre y mujer al mismo tiempo porque ya estás / en mí igual que la palabra que pronuncio / para que la oigas tú y caiga en mí, muy honda, / como en un pozo.”. Escribe Rodríguez Pacheco sobre el siguiente antologado: “La poesía de Pedro J. de la Peña se mueve entre dos polos que, sin ser antagónicos, distinguen dos poéticas, y aunque con carácter oposicional para que el sistema funcione, el poeta intenta que sus universos, los íntimos y los exteriores, es decir, los de la vida y su experiencia y los de la cultura (los paisajes del sueño y los de deseo) encajen en esa caja china de múltiples registros. De El soplo de los Dioses, estos versos: “Cuando un amor se pierde es asunto sabido / que los débiles buscan desamores livianos / que ayuden a ahuyentarlo.”. El siguiente perfil trata del poeta valenciano Ricardo Bellveser, de quien escribe Rodríguez Pacheco: “La poesía de R. Bellveser se nutre de urgentes afirmaciones y, seguidamente, de sus refutaciones; es una tensión en la que el sujeto poético vive su sinvivir”. De su poesía seleccionamos estos versos: 

“El tiempo tenaz todo lo ha cambiado: 
/ el techo no es tan grande, ni tan alto, 
/ ni tan misterioso, ni me acongoja.
 / La cama, sólo es un campo de plumas 
/ que el tiempo con la muerte ha desolado.”.

 Es un perfil poético de Antonio Enrique, escribe así Rodríguez Pacheco: “Antonio Enrique, como poeta, en su esencialidad como poeta, es un místico humanista…Esa rehumanización que compromete a toda la Naturaleza, es el hallazgo diferencial de Antonio Enrique”. De La palabra muda, estos versos: “No me importa morir / porque he conocido a la mujer / que ha sido mi madre, mi hermana, / mi amante y mi amiga: / El todo mi ser.”. Nos descubre ahora Rodríguez Pacheco el perfil poético de María Antonia Ortega: “En toda su obra se detecta un profundo ardor, un fuego, un magma volcánico que cuando entra en fase eruptiva y se derrama libre por las laderas de su universo, nos deja esas ascuas incandescentes que son sus poemas, sus revelaciones, sus iluminaciones…”. De “El emparrado”, sean estos versos: “Mi alma es antigua / y ya no volverá a reencarnarse; / por eso necesito el desierto / y los días de luz interminables, / igual que antes la proximidad / de los cuerpos”. José Lupiáñez, para Rodríguez Pacheco es ese inmenso poeta proclive “a dos grandes movimientos que vertebraron -y para algunos aún vertebran- el universo de la creación literaria: el Barroco, como tiempo de violenta aceleración temporal y, más acusadamente, el Modernismo”. En su sabiduría, capacidad de creación y emoción confía el antólogo; de su poesía estos versos que la ilustran: 

“Mis manos acarician la piedra 
/ en esta inmensa grita del mundo.
 / Hasta hoy fue el desierto,
 / con su aliento de fuego, azotándonos 
/ sin misericordia, y la arena en los ojos 
/ o los labios cuarteados por la sed”. 

La poeta cordobesa afincada en Barcelona, Concha García es, para nuestro antólogo, otro de los perfiles elegidos y de ella habla así: “Concha García había montado su insurrección heterodoxa ejerciendo una especie de violencia en el lenguaje normativo que era de uso canónico en las hegemonías…”. Aquí una breve muestra de sus versos: 

“…Tú me amas. 
/ La hermosa nada que recupero 
/ me pasea en automóvil”.

 Si hay un poeta que, por su vitalismo, “La Diferencia” irrumpió en el panorama poético español con fuerza inusitada, ese es Antonio Rodríguez Jiménez. “El “yo” poético de Rodríguez Jiménez -nos dice R. Pacheco- lo es blindado por seres mitológicos, intuiciones fantásticas, espectros que se reparten lo benéfico y lo maligno”, y añade: “Rodríguez Jiménez es prototipo del paroxismo visionario, lleno de intuiciones y de frenesíes fantasmales”. De su poema inédito “Escala primera” tomamos estos versos: 

”Las escalas indican el momento vivido, 
 el pasado de humo, el presente 
de plástico y el futuro de goma, 
como un alambre que se derrite  
una y otra vez hasta que chorrea 
como un líquido más ligero que
 el agua”.

 De Fernando de Villena, último poeta antologado, R. Pacheco escribe: “El proyecto poético de Fernando de Villena lo es en constante erupción: todo lo incita, todo lo provoca. Hay, principalmente, cuatro elementos conformadores o incitadores en su poesía: el amor, el tiempo, las creencias y los paisajes del mundo con sus consanguíneos: la alta cultura, sus símbolos y mitos”. Reflejo de su humana condición, sean estos versos pertenecientes al poema “Vacilaciones de la fe”: “No sé si de verdad existes, / pero ahora quisiera / que de verdad existieses / para sanar tanta pena, / para colmar tanta esperanza”. Esta ha sido una pequeña muestra de lo que significó, y creo que convendría decir, lo que aún significa hoy “La Diferencia”, conscientemente silenciada por quienes todavía mantienen la hegemonía poética en España, tan alejada de la calidad que requiere toda creación que se precie.
EL UNICORNIO EN EL CAFÉ LIBERTAD 25 AÑOS DESPUÉS
PEDRO RODRÍGUEZ PACHECO
Título: El unicornio en el Café Libertad. 25 años después

Autor: Pedro Rodríguez Pacheco

Editorial: Carena (Barcelona, 2019)


La otra mirada. Literatura española, ¿Crimen o suicidio?




LA OTRA MIRADA. LITERATURA ESPAÑOLA, ¿CRIMEN O SUICIDIO?

E scribo esta reseña con verdadera delectación. He de confesar abiertamente que desde la lectura de “Canon heterodoxo. Manual de literatura española para el lector irreverente”, del escritor granadino Antonio Enrique, no me había entusiasmado de forma tan extraordinaria con una obra de ensayo literario, sobre todo por el rigor del estudio y el arrojo para plantear un debate abierto referido al estado actual de la literatura española. 

Llama la atención que sea este un estudio crítico, es decir que, con independencia de las lógicas discrepancias de opinión, consecuencia del posicionamiento de cada uno de los actores en el análisis del tema en cuestión, se presenten aquí las bases por las cuales la literatura española ha sufrido un gran parón, incluso retroceso, además de exponer cuáles son las causas que lo han motivado. La capacidad analítica del autor de “La otra mirada”, Pedro Rodríguez Pacheco (Sevilla, 1941), junto a la experiencia como profesor, crítico y poeta, son aval suficiente para valorar en su exacta medida el trabajo contenido en este libro. Un texto de introducción, catorce capítulos (con títulos de marcado carácter cervantino) y un epílogo conforman este ensayo que sobrepasa las cuatrocientas páginas.

Parte Rodríguez Pacheco de una hipótesis clara: «Facultad imaginativa, capacidad fabuladora… ¿Qué otra cosa es si no la literatura?», es decir, no se puede entender la literatura si no hay un proceso real de creación («la creación es un don, una facultad. Saber escribir bien es otra cosa, es una habilidad que potencia al acto de la creación»), pero sin caer en el error de creer que toda transgresión es creación. Este es y no otro el tema central del debate: la literatura de creación frente a la mimesis que por inercia deriva en lo superficial, lo mediático o la moda, tan efímera e intrascendente. La tradición literaria, su conocimiento frente a su descrédito inducido por las nuevas generaciones («no encuentro en nuestros llamados “jóvenes valores” originalidad, sino correctas y habilidosas transformaciones que conforman un literatura para andar por casa»), el fenómeno de la intertextualidad («se empieza por escribir imitando formas, temas, ideas y posturas, se termina por copiar descaradamente los textos de los grandes creadores bajo enunciados de la culturización y el trasiego de ideas») y la complicidad de los medios de comunicación y las editoriales, los premios literarios y sus corruptelas, la relación de la intelectualidad con el poder y la atonía de la crítica circunscrita a los años posteriores de la posguerra hasta finales del pasado siglo son elementos de análisis en este ensayo. Rodríguez Pacheco es consciente de que será tachado de utópico, y a sabiendas nos dice: «estoy apostando por un hombre que siga siendo dueño y señor de su mañana… Que los hombres sueñen en la abstracción de la belleza, en la perfección de la belleza, es la única subversión que aterra al Poder». 

Todos los géneros literarios son objeto de estudio, pero fundamentalmente, Rodríguez Pacheco se detiene algo más en la poesía para argumentar la crisis de la literatura actual. Centrándose en la poesía analiza con especial atención a “la otra sentimentalidad” o la “poesía de la experiencia” -poesía clónica y oficial- («entre sus preceptos, inscribe y establece unas formas sencillas, léxicas, morfosintácticas y denotativas, una escritura “normal” (?), fácil, informal y sin complicaciones retóricas, más próxima al prosaísmo denotativo que a la función connotativa del lenguaje, es decir, lejos de lo inefable que intuía San Juan de la Cruz») y lo que vino en determinarse “Movimiento de la Diferencia” que «defendió como tema inexcusable una poesía independiente, ajena a toda preceptiva apriorística que no fuera la intrínseca del acto personalísimo de la creación y el carácter distintivo de las obras». En este orden de cosas el autor de este ensayo se pregunta: ¿adónde va la literatura? ¿Hacia dónde camina la poesía?, y en esa consideración no puede menos que pensar que al crimen o al suicidio. 

La preocupación de Rodríguez Pacheco radica, por su trascendencia, en enfrentar dialécticamente creación mimesis. La creación por cuanto «significa el momento cenital en el que el lenguaje pasa a ser de mero vehículo de comunicación a delicado mecanismo de la inteligencia y sensibilidad humanas», la mimesis por lo que significa de «homogeneidad, la escuela, las fórmulas, y la poesía se convierte en un repertorio de lugares comunes con el sello uniformador de la corrección de su escritura». Esta es la cuestión y este el debate abierto desde la libertad y la independencia crítica. Un ensayo de imprescindible lectura para todos aquellos interesados en el presente y el futuro de la literatura española.
Título:La otra mirada. Literatura española, ¿crimen o suicidio?
Autor: Pedro Rodríguez Pacheco
Edita:Carena (Barcelona, 2015)

La otra mirada. Literatura española, ¿Crimen o suicidio?




LA OTRA MIRADA. LITERATURA ESPAÑOLA, ¿CRIMEN O SUICIDIO?

E scribo esta reseña con verdadera delectación. He de confesar abiertamente que desde la lectura de “Canon heterodoxo. Manual de literatura española para el lector irreverente”, del escritor granadino Antonio Enrique, no me había entusiasmado de forma tan extraordinaria con una obra de ensayo literario, sobre todo por el rigor del estudio y el arrojo para plantear un debate abierto referido al estado actual de la literatura española. 

Llama la atención que sea este un estudio crítico, es decir que, con independencia de las lógicas discrepancias de opinión, consecuencia del posicionamiento de cada uno de los actores en el análisis del tema en cuestión, se presenten aquí las bases por las cuales la literatura española ha sufrido un gran parón, incluso retroceso, además de exponer cuáles son las causas que lo han motivado. La capacidad analítica del autor de “La otra mirada”, Pedro Rodríguez Pacheco (Sevilla, 1941), junto a la experiencia como profesor, crítico y poeta, son aval suficiente para valorar en su exacta medida el trabajo contenido en este libro. Un texto de introducción, catorce capítulos (con títulos de marcado carácter cervantino) y un epílogo conforman este ensayo que sobrepasa las cuatrocientas páginas.

Parte Rodríguez Pacheco de una hipótesis clara: «Facultad imaginativa, capacidad fabuladora… ¿Qué otra cosa es si no la literatura?», es decir, no se puede entender la literatura si no hay un proceso real de creación («la creación es un don, una facultad. Saber escribir bien es otra cosa, es una habilidad que potencia al acto de la creación»), pero sin caer en el error de creer que toda transgresión es creación. Este es y no otro el tema central del debate: la literatura de creación frente a la mimesis que por inercia deriva en lo superficial, lo mediático o la moda, tan efímera e intrascendente. La tradición literaria, su conocimiento frente a su descrédito inducido por las nuevas generaciones («no encuentro en nuestros llamados “jóvenes valores” originalidad, sino correctas y habilidosas transformaciones que conforman un literatura para andar por casa»), el fenómeno de la intertextualidad («se empieza por escribir imitando formas, temas, ideas y posturas, se termina por copiar descaradamente los textos de los grandes creadores bajo enunciados de la culturización y el trasiego de ideas») y la complicidad de los medios de comunicación y las editoriales, los premios literarios y sus corruptelas, la relación de la intelectualidad con el poder y la atonía de la crítica circunscrita a los años posteriores de la posguerra hasta finales del pasado siglo son elementos de análisis en este ensayo. Rodríguez Pacheco es consciente de que será tachado de utópico, y a sabiendas nos dice: «estoy apostando por un hombre que siga siendo dueño y señor de su mañana… Que los hombres sueñen en la abstracción de la belleza, en la perfección de la belleza, es la única subversión que aterra al Poder». 

Todos los géneros literarios son objeto de estudio, pero fundamentalmente, Rodríguez Pacheco se detiene algo más en la poesía para argumentar la crisis de la literatura actual. Centrándose en la poesía analiza con especial atención a “la otra sentimentalidad” o la “poesía de la experiencia” -poesía clónica y oficial- («entre sus preceptos, inscribe y establece unas formas sencillas, léxicas, morfosintácticas y denotativas, una escritura “normal” (?), fácil, informal y sin complicaciones retóricas, más próxima al prosaísmo denotativo que a la función connotativa del lenguaje, es decir, lejos de lo inefable que intuía San Juan de la Cruz») y lo que vino en determinarse “Movimiento de la Diferencia” que «defendió como tema inexcusable una poesía independiente, ajena a toda preceptiva apriorística que no fuera la intrínseca del acto personalísimo de la creación y el carácter distintivo de las obras». En este orden de cosas el autor de este ensayo se pregunta: ¿adónde va la literatura? ¿Hacia dónde camina la poesía?, y en esa consideración no puede menos que pensar que al crimen o al suicidio. 

La preocupación de Rodríguez Pacheco radica, por su trascendencia, en enfrentar dialécticamente creación mimesis. La creación por cuanto «significa el momento cenital en el que el lenguaje pasa a ser de mero vehículo de comunicación a delicado mecanismo de la inteligencia y sensibilidad humanas», la mimesis por lo que significa de «homogeneidad, la escuela, las fórmulas, y la poesía se convierte en un repertorio de lugares comunes con el sello uniformador de la corrección de su escritura». Esta es la cuestión y este el debate abierto desde la libertad y la independencia crítica. Un ensayo de imprescindible lectura para todos aquellos interesados en el presente y el futuro de la literatura española.
Título:La otra mirada. Literatura española, ¿crimen o suicidio?
Autor: Pedro Rodríguez Pacheco
Edita:Carena (Barcelona, 2015)

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986