a Pilar Paz Pasamar
Sea la noche con su luna de plata,
los cipreses vencidos bajo el cielo
o esta sinfonía de hojas caídas,
secuencias de un olvido, resplandores
de antiguos metales y áureas estatuas.
Sea tu nombre como un silbo de besos,
la Paz que quise siempre para todos,
sean las grises tardes de otoño, la luz
fenicia de los silencios que siempre
vuelven al abrigo de las palabras.
Sea en tu pecho la mar y sus orígenes,
la brisa azul de los sueños, el canto
de antiguas sirenas, la voz del viento
gravitando en tus pupilas de niña.
Seas de nuevo, Pasamar, la mar siempre,
espuma diamantina de las noches
de estío, nave y ola, silencio y verbo,
inagotable manantial de historias.
Seas como el eco de este mar de olivos
que con tu mar se hermana en un abrazo.