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Cuando me recuerdes. Perfecto Herrera Ramos.
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Valle de Lanz. Salón de Lectura
PILAR QUIROSA-CHEYROUZE
VALLE DE LANZ
Valle de Lanz. Salón de Lectura
PILAR QUIROSA-CHEYROUZE
VALLE DE LANZ
Valparaíso, el secreto del Sacromonte. José Antonio Santano
VALPARAÍSO, EL SECRETO DEL SACROMONTE
La narrativa andaluza está de nuevo de enhorabuena, un autor y una novela que no dejará indiferente a quien tenga la oportunidad de acercarse a ambos. Fernando de Villena es un autor de reconocido prestigio, con una obra extensa y sólida tanto en narrativa, como en poesía. Valparaíso. El secreto del Sacromonte, es el título de esta novela que desde sus primeras páginas atrapa al lector y no le deja escapar hasta concluir su lectura. Un secreto se esconde en la abadía granadina del Sacromonte, del cual solo es conocedor su abad. Multitud de documentos serán necesarios para urdir este entramado narrativo que solo la experiencia y el oficio de su autor nos llevarán por sus páginas, deslumbradoras de la historia de la humanidad desde el año 70 a C. hasta nuestros días. Personajes reales y ficticios se dan cita en esta novela que ahonda en el conocimiento de las diferentes etapas históricas que se exponen o desarrollan a lo largo de sus 250 páginas. La novela cuenta con diez partes (curiosa similitud con los Diez Mandamientos): El archivo de las cuatro llaves (1969), Jerusalén, Epítome de la Chronica Caesaraugustana, Historia de Rodrigo, el último rey de los Godos, conforme a las crónicas antiguas y muy verdaderas, de Pedro del Corral, de Abulcàcim Tari Abentarique y de otros autores no menos digno de crédito, El preceptor del rey, El emplazamiento de la arqueta, Más sobre el archivo de las cuatro llaves (2010), El nuevo abad, Planes secretos y Despedida.
En cada una estas partes el narrador omnisciente nos va descubriendo alguna parte del todo, dejándonos en la interrogante que revolotea una vez y otra sin saber a ciencia cierta hasta donde quiere ir a parar con su baile de citas con la historia de España. Fernando de Villena no solo nos propone ese viaje histórico, sino otro más reconfortante al centro mismo del lenguaje, con la riqueza léxica que caracteriza a y la acertada ambientación y etopeya de la figura principal, del protagonista de esta narración, el cardenal Juan Martínez Silíceo, sin que esto signifique menosprecio alguno para el resto de personajes novelados. Fernando de Villena ha construido una novela coherente, amena, rica en la forma y el fondo, con la que se abordan algunos momentos de la historia de España necesarios para comprender mejor nuestro pasado, donde la aventura y el guiño a otros escritores actuales (“maestro de Dialéctica, Ricardo Bellveser”) en la trama, procuran al lector esa sensación de agrado, de serena placidez mientras aborda cada una de las páginas de esta novela que consolida a su autor, Fernando de Villena, como una de los escritores andaluces más fecundos y seguros de la narrativa española actual. Y así, en esta obra universaliza, también y una vez más, la ciudad de Granada, a la que tanto debe y ama. El mágico y misterioso Sacromonte es el lugar elegido, el inicio de este viaje que nos devuelve a la luz y esplendor de la narrativa andaluza de hoy. Su artífice, Fernando de Villena.
Su artífice, Fernando de Villena.
Valparaíso, el secreto del Sacromonte. José Antonio Santano
VALPARAÍSO, EL SECRETO DEL SACROMONTE
La narrativa andaluza está de nuevo de enhorabuena, un autor y una novela que no dejará indiferente a quien tenga la oportunidad de acercarse a ambos. Fernando de Villena es un autor de reconocido prestigio, con una obra extensa y sólida tanto en narrativa, como en poesía. Valparaíso. El secreto del Sacromonte, es el título de esta novela que desde sus primeras páginas atrapa al lector y no le deja escapar hasta concluir su lectura. Un secreto se esconde en la abadía granadina del Sacromonte, del cual solo es conocedor su abad. Multitud de documentos serán necesarios para urdir este entramado narrativo que solo la experiencia y el oficio de su autor nos llevarán por sus páginas, deslumbradoras de la historia de la humanidad desde el año 70 a C. hasta nuestros días. Personajes reales y ficticios se dan cita en esta novela que ahonda en el conocimiento de las diferentes etapas históricas que se exponen o desarrollan a lo largo de sus 250 páginas. La novela cuenta con diez partes (curiosa similitud con los Diez Mandamientos): El archivo de las cuatro llaves (1969), Jerusalén, Epítome de la Chronica Caesaraugustana, Historia de Rodrigo, el último rey de los Godos, conforme a las crónicas antiguas y muy verdaderas, de Pedro del Corral, de Abulcàcim Tari Abentarique y de otros autores no menos digno de crédito, El preceptor del rey, El emplazamiento de la arqueta, Más sobre el archivo de las cuatro llaves (2010), El nuevo abad, Planes secretos y Despedida.
En cada una estas partes el narrador omnisciente nos va descubriendo alguna parte del todo, dejándonos en la interrogante que revolotea una vez y otra sin saber a ciencia cierta hasta donde quiere ir a parar con su baile de citas con la historia de España. Fernando de Villena no solo nos propone ese viaje histórico, sino otro más reconfortante al centro mismo del lenguaje, con la riqueza léxica que caracteriza a y la acertada ambientación y etopeya de la figura principal, del protagonista de esta narración, el cardenal Juan Martínez Silíceo, sin que esto signifique menosprecio alguno para el resto de personajes novelados. Fernando de Villena ha construido una novela coherente, amena, rica en la forma y el fondo, con la que se abordan algunos momentos de la historia de España necesarios para comprender mejor nuestro pasado, donde la aventura y el guiño a otros escritores actuales (“maestro de Dialéctica, Ricardo Bellveser”) en la trama, procuran al lector esa sensación de agrado, de serena placidez mientras aborda cada una de las páginas de esta novela que consolida a su autor, Fernando de Villena, como una de los escritores andaluces más fecundos y seguros de la narrativa española actual. Y así, en esta obra universaliza, también y una vez más, la ciudad de Granada, a la que tanto debe y ama. El mágico y misterioso Sacromonte es el lugar elegido, el inicio de este viaje que nos devuelve a la luz y esplendor de la narrativa andaluza de hoy. Su artífice, Fernando de Villena.
Su artífice, Fernando de Villena.
Valparaíso, el secreto del Sacromonte. Fernando de Villena
Fernando de Villena ha construido una novela coherente, amena, rica en la forma y el fondo, con la que se abordan algunos momentos de la historia de España necesarios para comprender mejor nuestro pasado, donde la aventura y el guiño a otros escritores actuales (“maestro de Dialéctica, Ricardo Bellveser”) en la trama, procuran al lector esa sensación de agrado, de serena placidez mientras aborda cada una de las páginas de esta novela que consolida a su autor, Fernando de Villena, como una de los escritores andaluces más fecundos y seguros de la narrativa española actual. Y así, en esta obra universaliza, también y una vez más, la ciudad de Granada, a la que tanto debe y ama. El mágico y misterioso Sacromonte es el lugar elegido, el inicio de este viaje que nos devuelve a la luz y esplendor de la narrativa andaluza de hoy. Su artífice, Fernando de Villena.
Valparaíso, el secreto del Sacromonte. Fernando de Villena
Fernando de Villena ha construido una novela coherente, amena, rica en la forma y el fondo, con la que se abordan algunos momentos de la historia de España necesarios para comprender mejor nuestro pasado, donde la aventura y el guiño a otros escritores actuales (“maestro de Dialéctica, Ricardo Bellveser”) en la trama, procuran al lector esa sensación de agrado, de serena placidez mientras aborda cada una de las páginas de esta novela que consolida a su autor, Fernando de Villena, como una de los escritores andaluces más fecundos y seguros de la narrativa española actual. Y así, en esta obra universaliza, también y una vez más, la ciudad de Granada, a la que tanto debe y ama. El mágico y misterioso Sacromonte es el lugar elegido, el inicio de este viaje que nos devuelve a la luz y esplendor de la narrativa andaluza de hoy. Su artífice, Fernando de Villena.
Canción a una muchacha muerta. Vicente Aleixandre
Canción a una muchacha muerta
Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,
quiero saber por qué ahora eres un agua,
esas orillas frescas donde unos pies desnudos
se bañan con espuma.
Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
un sol ardiente o reposado que te toca
como un viento que lleva sólo un pájaro o mano.
Dime por qué tu corazón como una selva diminuta
espera bajo tierra los imposibles pájaros,
esa canción total que por encima de los ojos
hacen los sueños cuando pasan sin ruido.
Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,
que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,
cantas color de piedra, color de beso o labio,
cantas como si el nácar durmiera o respirara.
Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,
ese rizo voluble que ignora el viento,
esos ojos por donde sólo boga el silencio,
esos dientes que son de marfil resguardado,
ese aire que no mueve unas hojas no verdes.
¡Oh tú, cielo riente que pasas como nube;
oh pájaro feliz que sobre un hombro ríes;
fuente que, chorro fresco, te enredas con la luna;
césped blando que pisan unos pies adorados!
Canción a una muchacha muerta. Vicente Aleixandre
Canción a una muchacha muerta
Dime, dime el secreto de tu corazón virgen,
dime el secreto de tu cuerpo bajo tierra,
quiero saber por qué ahora eres un agua,
esas orillas frescas donde unos pies desnudos
se bañan con espuma.
Dime por qué sobre tu pelo suelto,
sobre tu dulce hierba acariciada,
cae, resbala, acaricia, se va
un sol ardiente o reposado que te toca
como un viento que lleva sólo un pájaro o mano.
Dime por qué tu corazón como una selva diminuta
espera bajo tierra los imposibles pájaros,
esa canción total que por encima de los ojos
hacen los sueños cuando pasan sin ruido.
Oh tú, canción que a un cuerpo muerto o vivo,
que a un ser hermoso que bajo el suelo duerme,
cantas color de piedra, color de beso o labio,
cantas como si el nácar durmiera o respirara.
Esa cintura, ese débil volumen de un pecho triste,
ese rizo voluble que ignora el viento,
esos ojos por donde sólo boga el silencio,
esos dientes que son de marfil resguardado,
ese aire que no mueve unas hojas no verdes.
¡Oh tú, cielo riente que pasas como nube;
oh pájaro feliz que sobre un hombro ríes;
fuente que, chorro fresco, te enredas con la luna;
césped blando que pisan unos pies adorados!
Terraza Carmona. José Antonio Santano
A Manola, su esposa, y al fruto de ambos, sus hijos.
Abre sus pétalos la luz, asciende al infinito
en vuelo de pacífica aurora
hacia levante en brasas y cenizas,
hacia la inmensidad de las pupilas
en arco iris trascendidas,
en aromas de sal y estíos
rondando noches de cine en la terraza,
cuando los sueños crecían bajo la luna
y las estrellas, allá en lo alto,
en las inalcanzables nubes,
en el silencio, en la lluvia
de espejos y luciérnagas,
en el latido metálico del grillo
y el sopor de las chicharras,
en los cañaverales
aledaños a este mar –Mare Nostrum-
sereno que nos abraza el alma
o nos abisma y es diamantina
primavera en sus ojos, los de Antonio
Carmona, el hombre y el amigo,
aquel que alegraba la vida con la suya
y que ahora aun sentimos corpórea
en la barra del bar, asido a una copa de vino
junto a los amigos de siempre, a los que quiso
y le quisieron, y en Manola son eco
de su voz cálida y afable
legada hoy en los hijos que sirven
de vigías o guardianes de una tradición
inextinguible por sólida y fraterna
en los fogones de Antonio y en sus guisos
magistrales, creativos, de orfebre culinario
sin fronteras,
y son ya leyenda,
mito.
en pétalos de luz abierta,
he navegado noches enteras,
en ti me hallo
abstraído en los silencios
de esta danza
de idas y venidas
a hornos y fogones,
a la espera gozosa
de ese instante mágico
inolvidable
que me devuelva,
en estallido
de misceláneos sabores,
la vida misma
como única ofrenda.
infinita luz del día.
Terraza Carmona. José Antonio Santano
A Manola, su esposa, y al fruto de ambos, sus hijos.
Abre sus pétalos la luz, asciende al infinito
en vuelo de pacífica aurora
hacia levante en brasas y cenizas,
hacia la inmensidad de las pupilas
en arco iris trascendidas,
en aromas de sal y estíos
rondando noches de cine en la terraza,
cuando los sueños crecían bajo la luna
y las estrellas, allá en lo alto,
en las inalcanzables nubes,
en el silencio, en la lluvia
de espejos y luciérnagas,
en el latido metálico del grillo
y el sopor de las chicharras,
en los cañaverales
aledaños a este mar –Mare Nostrum-
sereno que nos abraza el alma
o nos abisma y es diamantina
primavera en sus ojos, los de Antonio
Carmona, el hombre y el amigo,
aquel que alegraba la vida con la suya
y que ahora aun sentimos corpórea
en la barra del bar, asido a una copa de vino
junto a los amigos de siempre, a los que quiso
y le quisieron, y en Manola son eco
de su voz cálida y afable
legada hoy en los hijos que sirven
de vigías o guardianes de una tradición
inextinguible por sólida y fraterna
en los fogones de Antonio y en sus guisos
magistrales, creativos, de orfebre culinario
sin fronteras,
y son ya leyenda,
mito.
en pétalos de luz abierta,
he navegado noches enteras,
en ti me hallo
abstraído en los silencios
de esta danza
de idas y venidas
a hornos y fogones,
a la espera gozosa
de ese instante mágico
inolvidable
que me devuelva,
en estallido
de misceláneos sabores,
la vida misma
como única ofrenda.
infinita luz del día.
Perfecto Herrera Ramos. Chernóbyl en la memoria.
El campo de centeno era humo acre en la memoria
por donde el duende flavo de la hipóstasis
se encaramó a mis desengaños
paseando las dos manos entre las espigas
y acariciando el mundo.
Duele comprobar cuán lerdos podemos ser
adecentando las estatuas de los aleros
o exaltando la imagen sacrílega de la ciencia
Debiera el hombre no renunciar al misterio,
a desentrañar todo conocimiento.
Pero olvidar
que los ocultos y secretos enigmas
preservan toda vida,
necedad petulante sería
y holocausto indeleble para la especie y la misma existencia.
Chernóbil viene a mi memoria
- llaga invisible casi eterna en nuestro planeta -
para indicarnos púrpura señal de advertencia.
Duele ver a la madre Gea
sollozar y espantada ante sus hijos
jugueteando, malquistos, con los odres de la harina en flor,
ya hombres provectos y ya doctos,
que olvidan reforzar los estayes del esquife
y ofrecer toros negros a los dioses.
No solo la fusión de los átomos nos acecha;
otras son las celadas que amenazan
la sagrada existencia del planeta,
el perfecto equilibrio de lo bello.
Conviene no olvidar
el dolor de los daños colaterales;
que las abejas van desapareciendo;
que el cambio climático provoca cataclismos.
Prudencia equivaldrá a inteligencia,
a sueños de manzanas sacrosantas,
a aguas puras y aires trasparentes.
¿Qué mundo nos espera?
¿Alguien podrá respuesta dar a esta pregunta
si no oramos renunciando a ser dioses?
Perfecto Herrera Ramos. Chernóbyl en la memoria.
El campo de centeno era humo acre en la memoria
por donde el duende flavo de la hipóstasis
se encaramó a mis desengaños
paseando las dos manos entre las espigas
y acariciando el mundo.
Duele comprobar cuán lerdos podemos ser
adecentando las estatuas de los aleros
o exaltando la imagen sacrílega de la ciencia
Debiera el hombre no renunciar al misterio,
a desentrañar todo conocimiento.
Pero olvidar
que los ocultos y secretos enigmas
preservan toda vida,
necedad petulante sería
y holocausto indeleble para la especie y la misma existencia.
Chernóbil viene a mi memoria
- llaga invisible casi eterna en nuestro planeta -
para indicarnos púrpura señal de advertencia.
Duele ver a la madre Gea
sollozar y espantada ante sus hijos
jugueteando, malquistos, con los odres de la harina en flor,
ya hombres provectos y ya doctos,
que olvidan reforzar los estayes del esquife
y ofrecer toros negros a los dioses.
No solo la fusión de los átomos nos acecha;
otras son las celadas que amenazan
la sagrada existencia del planeta,
el perfecto equilibrio de lo bello.
Conviene no olvidar
el dolor de los daños colaterales;
que las abejas van desapareciendo;
que el cambio climático provoca cataclismos.
Prudencia equivaldrá a inteligencia,
a sueños de manzanas sacrosantas,
a aguas puras y aires trasparentes.
¿Qué mundo nos espera?
¿Alguien podrá respuesta dar a esta pregunta
si no oramos renunciando a ser dioses?
Las facturas de Amat. ESTACIÓN SUR
_José Antonio Santano
LAS FACTURAS DE AMAT
MIS COLABORACIONES EN YOUTUBE
VERSOS CONTRA VIRUS.
SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
ALTA LUCIÉRNAGA. 2021
Dos orillas.2020
Marparaíso.2019
TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014
ISBN: 13: 978-84-942992-3-0
Clasificación: Poesía.
Tamaño: 14x21 cm
Idioma de publicación: Castellano
Edición: 1ª Ed.1ª Impr.
Fecha de impresión: Noviembre 2014
Encuadernación: Rústica con solapa
Páginas: 104
PVP: 12€
Colección: Daraxa
José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.
Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.
José Cabrera Martos