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Matar a Narciso

 IMAGINARIO

JOSÉ ANTONIO SANTANO

Matar a Narciso


HABÍA traspasado la hora y un dulce cansancio comenzaba a destronarlo de su reino inventado, de su propio sueño. Era ese instante en el que los párpados pesan tanto como los años vividos y se van cerrando poco a poco y de tal manera que, por mucho que intentes mantenerte despierto, con los ojos bien abiertos, creyendo en la fuerza que obliga al músculo la persistente quietud, nada puede ya albergar esperanza alguna. El desvalimiento te asiste, y la duda, y un dolor nuevo se adentra hasta las mismísimas entrañas y no puedes hacer nada por evitar que te sesgue el alma y las ideas. Un mar de figuras indescriptibles iniciaron aquel ritual primero de las palabras escritas sobre un papel en blanco, como si solo existieran ellas, las palabras, y quien las escribía. Solos en la soledad de la noche: las palabras y el poeta. No era la primera vez que le sucedía. En otras, en muchas ocasiones anteriores le había ocurrido. Al abrigo de la noche, entre un manto de estrellas lucientes en la inmensidad del cielo, su vida parecía otra, y por eso descendía hasta el mismo infierno si fuera necesario, sin importarle nadie ni nada. A solas consigo mismo, se abismaba una y mil veces en las profundas aguas atlánticas, o se reinventaba y reencarnaba en otro ser. Dos en uno, y en el otro la muerte, la que necesita existir para otra vida distinta. Nada más y nada menos que el vuelo de las palabras por los confines del mundo, entrando y saliendo de los paraísos, y del propio infierno en el que el hombre perece por no saber desprenderse de lo vano que anida en uno mismo. Y entre tanto el amor tejiendo incansable los atardeceres y la copiosa niebla de los años vividos, los sueños. Pero el poeta insiste una y otra vez, tal héroe invencible, como caballero andante en beber el zumo agridulce de la vida: "En esa edad incierta / donde el amor era tan solo / una sonrisa de la amada / En esa edad incierta / se posan mis ojos abiertos / cuando tengo insomnio". Y así hasta la extenuación. El poeta alza el vuelo, consciente o inconsciente de que la vida es un segundo, un suspiro que casi siempre vuelve a los primeros años de la infancia: "Fui un niño y, sin saberlo, / me encontré solo en las aulas / dando años, cumpliendo niños. / Yo fui un niño de baladas / que jugaba con los números, / en el patio me enfrentaba / a la vida sin defensa/ como quien coloca el alma / en el alambre del recuerdo". Pero los años pasan, y el niño se hace adolescente, y más tarde hombre, y el hombre poeta, y el poeta más hombre, y así en esta especie de ciclo, el ciclo de la vida, y el poeta que escribe cada noche versos de oro y plata sobre el fondo marino de unos labios en brasas. "Me mira el mar de cerca / como si ya me conociera. / Las ondas van y vienen, / borran mis pasos, / mas siempre queda la memoria…" Alejandro Pérez Guillén en la voz del poeta que quiso matar a Narciso.

EL DOLOR SE PAGA

Cada día que pasa tiene uno más motivos para indignarse con la actual política revanchista, ideológicamente franquista y esclavista de este (des)gobierno. La cuestión es simple. No hay que buscar en las profundidades marinas, ni cueva alguna ni rastrear desiertos o selvas para hallar en esta crisis -¿económica?- la desvergüenza y el atentado terrorista más certero contra el "estado de bienestar" alcanzado hasta ahora. Sin duda, no era este "estado de bienestar" el más perfecto ni el que se merece el conjunto de la población española, y me refiero a las capas sociales que trabajan realmente y no a esta casta de políticos inútiles, irresponsables e inmorales. Pero ¿de dónde han salido toda esta chusma de gobernantes, incapaces de aplicar las normas más elementales de convivencia y solidaridad, de eficacia administrativa y sentido común para aplicar lo que es justo y ecuánime para todos? ¿Quiénes se creen que son para contravenir el principio que avala a la ahora desprestigiada política, cual es, "la buena administración de las cosas del común"? ¿De dónde llegaron estos Ministros y este Presidente, serán extraterrestres, o, simplemente, unos fantoches que nos llevan a la ruina total? Soy un ciudadano más entre tantos que viven en este país que, ahora sí, se desmorona, y no por las reformas de los estatutos de autonomía, precisamente, sino por la ineptitud de unos gobernantes que solo piensan en ellos y los amiguetes a los que van a favorecer privatizando el Estado en su conjunto.

 
Resulta, y esta era la razón original de este artículo que, por cierta dolencia física visité a mi médico de cabecera. Hasta ahí normal. Que el susodicho galeno, después de reconocerme, como es lógico, diagnostica y me receta un determinado medicamento para el dolor en cuestión. Hasta ahí también normal. Mas siempre hay lugar para el asombro: la farmacéutica introduce en la computadora mi tarjeta de asegurado, e, inmediatamente, cae por una rampa en medicamento solicitado -cosas de la innovación tecnológica-. Hasta ahí todo correcto. La cuestión entre todas las cuestiones a dirimir no es otra que su coste. Me dice la chica, que no tiene culpa de nada, tiene usted que asumir el coste íntegro. Todos sabemos que hasta hace muy poco se pagaba el 40% de los medicamentos, que ahora se ha subido al 50% en unos casos, y al 100% en otro, como es el caso que nos ocupa.

 
Creí yo, ¡qué iluso! que entre los fines del Estado, uno de ellos era aliviar el dolor a la población civil -sin distinción alguna.-, por eso la sanidad pública, pero resulta y compruebo que no, que además de no aliviarnos el dolor y el sufrimiento, nos castiga teniendo que abonar su totalidad, para enriquecimiento de sus amigotes de los laboratorios farmacéuticos.
¿Hasta cuándo aguantaremos tanto despropósito y humillación?

EL DOLOR SE PAGA

Cada día que pasa tiene uno más motivos para indignarse con la actual política revanchista, ideológicamente franquista y esclavista de este (des)gobierno. La cuestión es simple. No hay que buscar en las profundidades marinas, ni cueva alguna ni rastrear desiertos o selvas para hallar en esta crisis -¿económica?- la desvergüenza y el atentado terrorista más certero contra el "estado de bienestar" alcanzado hasta ahora. Sin duda, no era este "estado de bienestar" el más perfecto ni el que se merece el conjunto de la población española, y me refiero a las capas sociales que trabajan realmente y no a esta casta de políticos inútiles, irresponsables e inmorales. Pero ¿de dónde han salido toda esta chusma de gobernantes, incapaces de aplicar las normas más elementales de convivencia y solidaridad, de eficacia administrativa y sentido común para aplicar lo que es justo y ecuánime para todos? ¿Quiénes se creen que son para contravenir el principio que avala a la ahora desprestigiada política, cual es, "la buena administración de las cosas del común"? ¿De dónde llegaron estos Ministros y este Presidente, serán extraterrestres, o, simplemente, unos fantoches que nos llevan a la ruina total? Soy un ciudadano más entre tantos que viven en este país que, ahora sí, se desmorona, y no por las reformas de los estatutos de autonomía, precisamente, sino por la ineptitud de unos gobernantes que solo piensan en ellos y los amiguetes a los que van a favorecer privatizando el Estado en su conjunto.

 
Resulta, y esta era la razón original de este artículo que, por cierta dolencia física visité a mi médico de cabecera. Hasta ahí normal. Que el susodicho galeno, después de reconocerme, como es lógico, diagnostica y me receta un determinado medicamento para el dolor en cuestión. Hasta ahí también normal. Mas siempre hay lugar para el asombro: la farmacéutica introduce en la computadora mi tarjeta de asegurado, e, inmediatamente, cae por una rampa en medicamento solicitado -cosas de la innovación tecnológica-. Hasta ahí todo correcto. La cuestión entre todas las cuestiones a dirimir no es otra que su coste. Me dice la chica, que no tiene culpa de nada, tiene usted que asumir el coste íntegro. Todos sabemos que hasta hace muy poco se pagaba el 40% de los medicamentos, que ahora se ha subido al 50% en unos casos, y al 100% en otro, como es el caso que nos ocupa.

 
Creí yo, ¡qué iluso! que entre los fines del Estado, uno de ellos era aliviar el dolor a la población civil -sin distinción alguna.-, por eso la sanidad pública, pero resulta y compruebo que no, que además de no aliviarnos el dolor y el sufrimiento, nos castiga teniendo que abonar su totalidad, para enriquecimiento de sus amigotes de los laboratorios farmacéuticos.
¿Hasta cuándo aguantaremos tanto despropósito y humillación?

MARÍA ENCISO

 IMAGINARIO

JOSÉ ANTONIO SANTANO

María Enciso




LLEVABA tiempo pensando en hacerle justicia: recuperarla del olvido era una necesidad imperiosa y aquel nombre de mujer no hacía más que repetirse como un eco incontenible en la soledad del estudio. La última publicación sobre aquella poeta injustamente silenciada y que ahora acariciaba entre sus manos, olía aún a imprenta. Allí estaba ella, con esa luz especial de sus ojos, retratada como una verdadera parisina afín a la resistencia francesa, de labios rojos y mirada solidaria. Ella, María Pérez Enciso (como reza en la portada del cuadernito): una poeta en el olvido, pero conocida en los ambientes literarios españoles como María Enciso, sin más; la edición corría a cargo del Instituto de Estudios Almerienses y sus autores, dos buenos amigos del profesor: Antonio Sevillano Miralles y Antonio Torres Flores. El cuaderno, ahora sobre la mesa de su estudio, tomaba otro significado, otra más lúcida apariencia. Almería representada en el verso límpido y emotivo de una de sus hijas -un lamento de silencio y olvido nacía de las profundidades del mar-, María Enciso, también hija del exilio. Mas la poeta almeriense nunca olvidó, aunque se sintiese desolada y lejana, aunque le temblara la voz cada vez que el recuerdo, como un cuchillo, desangrara todo su cuerpo, su alma entera: Sueño blanco / de cal y agua / yo te soñaba. / Blanca y dorada, / con el farol nocturno / que las sombras alarga. / Con un farol del aire / canción del viento, / prendido del fandanguillo / del mar sereno. / Desde la torre alta, / la blanca calle, / estrecha encrucijada / por donde el viento sale. / Si va a parar al mar, / entre la estrella y la noche / no lo dejan volver más. / De cal y agua, / más blanca todavía / yo te soñaba. Las casas de nácar y algodón, la mar y las estrechas calles de su ciudad en la voz de María Enciso; el sueño que se repite una vez y otra en su aciago exilio, en la soledad de la distancia.

En ella, Almería surge y se recrea incansablemente. María Enciso nos habla del dolor y de la muerte de quienes atentaron contra su belleza y linaje, de los bastardos que impusieron el caos y la pobreza como única seña de indentidad de un pueblo: Almería del dolor y de la muerte, / nombre sencillo de todos ignorado, / una esquina del mundo, silenciosa, / viviendo su dolor, triste y callado. / La florecida y andaluza playa / que sueña, el corazón enamorado. ¿Cómo es posible que el tiempo haya perpetrado tan incomprensible olvido, por qué esta afrenta para una de las mujeres más representativas de la poesía española de la generación del 27 y del exilio español? Tal vez hallemos las respuesta en la Raíz del viento, o en la Europa fugitiva; en los versos que fluyen en Cristal de las horas, en los Poemas de vida y llanto, o en su definitivo De mar a mar. Siempre viva, María Enciso.

Andalucía

 IMAGINARIO

JOSÉ ANTONIO SANTANO

Andalucía



NO acostumbraba a hacerlo, pero en aquella ocasión no tuvo más remedio. Las cosas no marchaban bien y quienes siempre estuvieron mirando hacia otro lado, los seres más egocéntricos y superficiales, aquellos que les importaba todo -excepto el poder del dinero- un bledo, ahora, de la noche a la mañana, salían de su propia oscuridad intentado convencer al mundo, de que ellos representaban lo mejor, que eran la salvación y el cambio que necesitaba la sociedad andaluza. Recordaba sus rostros no por la importancia de sus discursos -siempre hueros y demagógicos-, sino por la reiterativa aparición en algunos medios de comunicación. Les conocía bien, un buen número de ellos fueron compañeros de estudios universitarios, aunque muy pocos concluyeron la carrera. La mayoría, nunca dio un palo al agua, como se suele decir, durante años y años. Nunca se les conoció afición o devoción política que no fuera perder el tiempo, acudir a toda clase de fiestas, cambiar de coche cada semana o hablar compulsivamente de la moda a todas las horas del día. Esta era la clase de hombres y mujeres que la actualidad rescataba de sus recuerdos juveniles de estudiante de Derecho. Ciertamente, el tiempo había transcurrido tan veloz como un rayo, pero no se puede olvidar lo que se aprende a fuego y sangre, cuando la desigualdad marca para siempre no solo el presente sino también el futuro. Así se sintió él en aquellos ya lejanos años y así se siente todavía hoy: marcado por una injusta desigualdad, la misma que pretende constituirse en el verdadero cambio. ¡Qué iluso aquel que piense que quien siempre se preocupó por sí mismo, vaya ahora a preocuparse por los demás! Estaba frente al mar, meditando, agotando sus propios razonamientos sobre la realidad política del momento y no salía de su asombro. ¿Por qué tanta injusticia, tanto dolor y sufrimiento cebándose en los de siempre? ¿Por qué los ricos cada día más ricos y los pobres cada día más pobres? ¿Para qué los gobiernos y las leyes; para qué la democracia y sus instituciones? "Ahora, dicen, es preciso el cambio y "nosotros" -aquellos que no se preocuparon nunca por nada- somos el cambio". Exaltado discurso este que corre por estas tierras de Andalucía, por esta Andalucía que, aún a pesar de sus errores, es ahora más de una mayoría de andaluces que no de unos pocos; más vanguardia que retaguardia, más generosa que mezquina. Los recuerda bien, aprendió de ellos a ser su contrario en pensamiento e ideas; sabe de sus formas y maneras, de sus (in)capacidades; les conoce como la palma de su mano, y no confía en ellos. Se habrán y nos habremos equivocado en muchas cosas -se dice para sí-, pero es obvio que, hoy por hoy, el cambio es sólo una falaz proclama. Realmente -piensa- el cambio no está en la simple mutación de unas caras por otras, el verdadero cambio está en la capacidad para transformar, en las ideas y en el trabajo diario.

SEPULTA PLENITUD 2023

SEPULTA PLENITUD 2023
José Antonio Santano

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)

SILENCIO [Poesía 1994-2021] (2021)
José Antonio Santano

ALTA LUCIÉRNAGA. 2021

ALTA LUCIÉRNAGA.  2021
JOSÉ ANTONIO SANTANO

Madre lluvia. 2021

Dos orillas.2020

Dos orillas.2020

Marparaíso.2019

Marparaíso.2019

Tierra madre.2019

Cielo y Chanca.2019

Antología de poesía.2018

Antología de poesía.2018
Iberoamericana actual. 2018

Lunas de oriente.2018

La voz ausente. 2017

Humanismo Solidario.2015

Los silencios de La Cava. 2015

Tiempo gris de Cosmos.2014

TIEMPO GRIS DE COSMOS 2014


JOSÉ ANTONIO SANTANO

ISBN: 13: 978-84-942992-3-0

Clasificación: Poesía.

Tamaño: 14x21 cm

Idioma de publicación: Castellano

Edición: 1ª Ed.1ª Impr.

Fecha de impresión: Noviembre 2014

Encuadernación: Rústica con solapa

Páginas: 104

PVP: 12€

Colección: Daraxa












José Antonio Santano, en Tiempo gris de cosmos, articula un canto para “todos los habitantes del planeta”, una poetización de la realidad actual, de “abisales conductas, de feroces decretos / y sentencias, de gritos que enmudecen / en las paredes de las casas / […] / Pienso en la estricta ley del poderoso / clavándose en la carne como lanza, / en sus manos manchadas de sangre, / en sus actos inmorales, / en su oratoria de muerte”.

Por eso se adentra en la libertad de los fondos marinos de los sueños, de la fraternidad, de los bosques, para hospedarse junto al hombre marginado y ser el otro, el padre de los desheredados en un lorquiano romance sonámbulo donde, intertextualizando al granadino, afirma, superando el egocentrismo y derramándose en la otredad, “y yo que no soy yo”, ni su casa, la Tierra, es ya su casa.

José Cabrera Martos

Memorial de silencios. 2014

Memorial de silencios. 2014
He vuelto, como cada día he vuelto para enterrar los chopos bajo el rostro de los sueños, la estela del pasado, el vuelo de las manos en otoño. He vuelto para hundierme en el sonido desgarrado y monótono de teclas que en el blanco papel se precipitan, o en las horas perdidas, en despachos misteriosos de pálidos sillones. He vuelto como siempre, como siempre, para contar silencios de ultratumba -como siempre- que manchan la memoria de sangre y soledades, como siempre. He vuelto como siempre, como siempre, exhausto, con el drama en las pupilas, borracho de naufragios y derrotas.

Estación Sur. 2012

Caleidoscopio.2010

Razón de Ser.2008

El oro líquido.2008

El oro líquido.2008
El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. 2008 VVAA. El oro líquido. El aceite de oliva en la cultura. Edición de José Antonio Santano. Epílogo de Miguel Naveros. Diputación de Jaén. 2008.

Il volo degli Anni.2007

Trasmar.2005

Las edades de arcilla.2005

Quella strana quiete.2004

La cortaera.2004

Suerte de alquimia. 2004

Árbol de bendición.2001

La piedra escrita.2000

Exilio en Caridemo.1998

Íntima Heredad.1998

Grafías de pasión.1998

Profecía de otoño.1994

Canción popular.1986